-¿Y cómo te fue con tu padre ayer? -pregunta Marianela alcanzándome mi café de todos los días.
-Creo que se podría decir que bien. Cenamos y me contó un poco de lo que fue de él luego de que nos abandonó. Me contó que después de un tiempo las cosas con Melissa empezaron a ir mal ya que la encontró con un tipo de la edad de ella. Tiempo después conoció otra mujer, creo que dijo que se llama Carolina, no sé, y hace diez años se casaron y resulta que tengo un medio hermano de tres llamado Guz.
-Eso si es un trago largo de digerir. -Afirmó Patricia.
-Ni que lo digas, y encima de todo propuso que un día vaya a su casa a conocerlos. La verdad que espere sentado por que no pienso hacerlo.
-Igual cómo que es muy pronto para asimilar tanto, yo te sugiero que te tomes tu tiempo, digieras bien el que tu padre a vuelto y luego si, les des una oportunidad de conocerlos, esa mujer y ese niño no tienen la culpa de que tu padre haya hecho lo que hizo.
-Se que tienes razón, pero no sé, no me siento en condiciones de afrontar todo esto.
-Tranquila, vas a ver que vas a poder.
Luego de platicar durante casi una hora, nos encaminamos rumbo a nuestras clases.
Estaba caminando por los pasillos cuando lo veo a Jero viniendo hacia mí.
-Hola princesa, ¿Cómo estás? Venía a preguntarte si te gustaría ir a cenar hoy a lo de mis padres.
-Me encantaría Jero. -Digo sonriendo.
-¿Cómo te fue con tu padre? -preguntó con cara de preocupación.
-Bien, después en el almuerzo te cuento bien todo.
-Perfecto me voy yendo que entro a cursar.
Luego de despedirme con un beso corto en los labios entré en el aula donde curso Derecho Romano.
La mañana se pasó rápido. Luego de la primer cursada del día, me dirigí hacia la cafetería donde nos juntaríamos con mis amigas y los chicos.
Mientras con Micaela caminamos por el pasillo, el chico con el que fue a la cena de inauguración en casa se le acercó.
Al verla sonrojarse me di cuenta de que ahí ocurría algo.
-¿Me parece a mí o hay alguien interesado en ti? -le pregunto mientras retomamos nuestro camino.
-Abres la boca y te quedas pelada Alonso. -Amenaza mientras yo río por su reacción.
-Es bueno que te des una oportunidad.
-Si, no sé, con Esteban ya no hay vuelta atrás, desde que cortamos se volvió un mujeriego. Es una lastima que tu bebé tenga un padre como él.
-Si tu lo dices...
Entramos en la cafetería y allí estaban todos, nos sentamos en nuestros lugares y comenzamos a almorzar.
-¿Qué dicen si vamos a la costa el fin de semana? -preguntó Emannuel- Mis padres tienen una casa grande en la playa.
-Podría ser. -Responde Marianela- ¿Qué dicen? Podemos aprovechar ya que el lunes es feriado.
-Jero y yo nos apuntamos. -Respondí yo- Podría servirnos para tomar un respiro antes de los finales.
-De acuerdo respondió. -Thomas.
-Mica, puedes decirle al chico del pasillo que venga. -Digo con una sonrisa.
-Recuerda que cuando lleguemos al aula te mate. -Dice Mica escondiendo su rostro sonrojado.
-Bien, más tarde les mandaré el mapa con la ubicación.
Luego de salir de la facultad, me encaminé hacia mi trabajo.
-Hola hija, ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue ayer con tu padre?
-Bien, estuvimos hablando y me dijo que quiere que conozca a su familia.
-¿Y que piensas hacer?
-Pues por lo pronto digerir el hecho de que mi progenitor volvió.
-Hija, dale una oportunidad, todos cometemos errores. -Dice abrazándome- Además...
-¿Además? -Intenté alentarla a que siguiera.
-Nada hija, no me hagas caso.
Fui hasta mi escritorio y comencé a trabajar. El haberme desmayado ayer provocó que se me acumulara trabajo.
Comencé a preparar las cédulas que serían enviadas y revisé varios expedientes que serían entregados en el juzgado a primera hora de la mañana.
Cuando se hizo más tarde, fui hasta casa a cambiarme de ropa para poder ir a la cena con los padres de Jero.
Luego de ponerme la ropa interior y pasarme crema por el cuerpo, me puse un jean rasgado, con una remera manga larga, zapatos y cartera en color nude. Luego de secarme el pelo con el secador, me lo amarré en una cola de caballo baja y por ultimo me maquille bastante suave.
Cuando se hicieron las ocho de la noche, estaba terminando de arregarme, cuando el timbre de entrada sonó.
Salí a toda velocidad y al abrir la puerta me encontré con Jero apoyado en su auto. Se veía bastante guapo, llevaba unos jeans azules, una remera blanca la cual se ajustaba perfectamente a su cuerpo y una chaqueta de cuero color negra.
Al acercarme para saludarlo, el olor de su colonia invadió mis fosas nasales haciendo que todo mi cuerpo hormigueara.
Luego de darme un beso tierno, nos montamos en el coche y nos pusimos en marcha.