Viaje.

Era la mañana del sábado, con las chicas nos habíamos levantado temprano para preparar todo lo que llevaríamos al viaje.

Luego de cerrar mi valija, la lleve a la sala y busqué que ponerme, pues aún me encontraba con mi pijama y los chicos no tardarían en llegar. Del armario saqué un vestido verde agua floreado junto con unas zapatillas blancas, me amarré el pelo en una cola de caballo y salí rumbo a la sala donde las chicas ya estaban esperando.

-¿Tienen todo listo? -pregunto Jero cuando tomando las valijas junto con los chicos.

-Si, vamos yendo.

Luego de acomodarnos por parejas, en tres autos distintos, nos pusimos en marcha a la casa de los padres de Thomas.

Mientras esperábamos en el semáforo, nos tomamos una foto y la subí a instagram, era nuestra primer foto juntos.

El viaje por la ruta fue bastante tranquilo, durante todo el trayecto fuimos conversando de distintos temas.

-¿Cuándo es tu próximo control? -pregunto Jero sin despegar la vista del camino.

-En dos semanas más. -Respondo- ¿Me vas a acompañar no?

-Claro princesa que te voy a acompañar.

Luego de manejar durante un par de horas más llegamos a una mansión ubicada frente al mar. Por lo visto los padres de Thomas eran de plata. Era una estructura moderna, con entrada para varios autos.

Luego de bajar las valijas, los ocho entramos a la casa y me quede de piedra, el interior era hermoso, la decoración era perfecta.

-Bien, los cuartos están arriba, elijan el que gusten. -Dijo Thomas tomando la mano de Marianela y arrastrándola escaleras arriba. Jero y yo los imitamos y tomamos la habitación contigua a la de los chicos.

-¡Oh por Dios! -Digo mirando el cuarto amplio el cual tiene una cama matrimonial frente a unos ventanales con vista al mar- Esto es hermoso. -Digo acercándome al ventanal.

-Con los chicos venimos aquí cada verano junto a los padres de Thomas. -Escucho que dice- Siempre que vengo tomo este cuarto. 
Mientras contemplo la vista, siento que Jero me abraza por atrás y me planta un beso entre el cuello y el hombro.

Alguien toca a la puerta.

-Pase.

-Tórtolos, todos iremos a la playa, ¿Vienen?

-Por supuesto. -Responde Jero- Vayan yendo en un minuto nos reunimos con ustedes.

Tomé mi valija y luego de sacar mi malla negra favorita, me la puse y me puse un kimono de seda para playa, unos zuecos de plataforma y por último tomé un sombrero para completar el outfit.

Agarré un pequeño bolso donde guardé mi móvil junto a un toallon y bloqueador solar y nos encaminamos donde el resto.

El día estaba agradable, las chicas nos tiramos a tomar sol mientas los chicos parecían niños pequeños jugando a ver quien derribaba primero a quien.

-Podría quedarme a vivir aquí. -Dice Patri.

-Eso si quieres que tu madre te mate. -Respondo riendo.

-Descuida que no lo dije en serio. -Se retractó.

-¡¿Jeronimo?! -Gritamos Micaela y yo al unísono. Pues se encontraba a nuestros pies salpicandonos con gotas de agua fría.

Me levanté para secarme el agua del cuerpo cuando sin previo aviso me toma entre sus brazos como si fuese un bebé y comienza a caminar hacia el agua.

-Jero no, ni se te ocurra. -Digo aferrándome a su cuello.

-Lo siento, pero estas demasiado seca. -Dijo con brillo de malicia en los ojos.

-Juro que si me sueltas te acogoto.

-Voy a correr el riesgo.

Sin ninguna piedad, me suelta las piernas dejándome apresada entre sus brazos.

-¡¿Esta fría?! -Digo con el agua a la cintura.

-Ya te acostumbrarás.

Comenzamos a salpicarnos hasta quedar completamente mojados.

-Este es uno de los mejores momentos de mi vida. -Digo riendo mientras Jero se acerca y me planta un beso en los labios haciendo que todo mi sistema se altere.

-No me imagino con otra persona que no seas tú compartiendo este momento. -Dice Jero juntando nuestras frentes- Te quiero Maga.

Sentí como mi corazón brincaba de emoción- Te quiero Jero. 
Me tomó en sus brazos y comenzó a girar.

Cuando comenzó a refrescar, nos devolvimos a la casa y mientas los chicos iban por algo para cenar nosotras nos fuimos a bañar. 
Me metí en la ducha y dejé que el agua me relajara.