Un papá para mi bebé.

Tomando desiciones.

Ya era Domingo a media mañana, luego de desayunar, fuimos a prepararnos para ir a la playa a pasar el día.

Subí al cuarto y me puse una maya color rosa, tomé mis cosas y nos encaminamos a la paya.

-¿Hablaste con Jero por lo de ayer en la fiesta? -preguntó Marianela.

-Si, es más me pidió disculpas.

-¿Por qué comenzaron a pelear? -preguntó Patri esta vez.

-Es que estábamos bailando Jero y yo y Esteban se apareció de pronto. Se veía que había tomado de más y consumido droga.

-¿Qué? ¿Esteban estaba drogado? -Mica estaba atónita.

-Si, bueno, cuestión que comenzamos a discutir hasta que le di una cachetada y ahí fue cuando Jero y él comenzaron a pelear.

-Yo hubiese hecho lo mismo. -Apoyó Patricia- Se lo merece por imbécil.

-Iré a meterme al agua. -Dice Mica poniéndose de pie de pronto- ¿Vienen?

Sin pensarlo mucho más nos pusimos de pie y nos metimos al mar, luego de salpicarnos un raro, salí y me senté en la orilla junto a Jero viendo como el resto seguía jugando.

-¿Cómo lo estás pasando? -preguntó Jero.

-Bien, hacía rato que necesitaba un descanso así, todo el tema del embarazo me tenía estresada.

-Mis padres darán una fiesta el fin de semana que viene. Me gustaría que vinieras conmigo. -Invitó.

-Me encantaría. -Digo con una sonrisa.

Él se acomodó mejor y luego de instalarse detrás de mí, me pasó los brazos por la cintura haciendo que me recostara contra su trabajado torso.

-¿Qué dices si vamos a caminar? -propongo.

-Vamos. -Luego de ponerse se pie y de ayudarme a mí comenzamos a caminar agarrados de la mano.

Caminamos durante un rato, hablando sobre cosas sin importancia hasta que sacó el tema del que menos me agrada.

-¿Pensaste que vas a hacer con lo de tu padre?

-Creeme que ayer y hoy lo hice, pero no sé. Me cuesta aceptar que ha vuelto, o sea, después de todos estos años sin él espera que lo reciba con los brazos abiertos y... realmente no me siento preparada. Para mí él es un completo desconocido.

-Tranquila princesa. -Dice deteniéndose mientras con una mano acaricia una de mis mejillas y la otra me toma por la cintura- Cuando estés lista, te puedo acompañar así no te sientes sola.

-Eso sería algo bueno. -Digo planteándome por primera vez la posibilidad de que me acompañe.

-Quiero estar siempre para ti cuando lo necesites.

-Gracias Jero. -Digo abrazándolo lo más fuerte que pude, cuando nos separamos Jero unió nuestros labios en un tierno beso demostrando cuanto me quería, eso hizo que mi corazón saltara emocionado. 
Seguimos caminando un rato más y sacándonos fotos hasta que comenzó a refrescar.

Llegamos a la casa y ya todos estaban allí. En el patio había un sector donde se podía armar un fogón así que lo aprovechamos para hacer unos malvaviscos.

Como la noche estaba un poco fresca llevamos unas mantas, nos cubrimos con ellas y nos sentamos en ronda.

Thomas se unió con una guitarra y comenzamos a cantar canciones de distintos géneros.

-Amo las noches así. -Comentó Emannuel.  

Mientras disfrutábamos del momento, mi móvil comenzó a sonar. Me levanté y me alejé por la rampa que da a la playa para poder hablar tranquila.

-Hola ma, ¿Cómo estás?

-Bien, hija ¿Y tú? ¿Cómo la estás pasando?

-Bien, con los chicos estamos asando malvaviscos.

-¿Cuándo vuelves?

-Mañana a la mañana.

-Bueno, mañana los espero a cenar a ti y a Jerónimo, hay algo que debo anunciar.

-De acuerdo Ma. Ma... -Debía comunicarle la decisión que había tomado con respecto a mi padre.

-Dime.

-Decidí que voy a caceptar el perdido de papá de conocer a su esposa e hijo.

-Está bien hija, creo que es lo correcto.

-Creo que sí, es más Jero se ofreció a acompañarme.

-Es un buen chico, me alegra que le hayas dado una oportunidad.

-Si ma, la verdad es que lo quiero mucho.

 




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