Llegamos al hotel y luego de chequear la reserva nos dirigimos a las habitaciones.
Mi padre junto a Carolina y Guz fueron a una de las habitaciones, mientras que yo tenía la mía propia, lo que sí ambos cuartos se comunicaban por a través de una puerta en en uno de los rincones.
Como nos quedaríamos dos semanas, desempaqué y guardé todo en el armario.
-Pase. -Dije terminando de meter mi valija dentro del armario al escuchar que llamaban a la puerta.
-Nosotros iremos a la playa un rato, ¿Vienes? -Invitó Carolina asomándose por la puerta.
-Si, claro, solo deja que me arregle.
-Claro.
Busqué una de mis mayas y un vestido, me los puse y luego de tomar mi bolso con todo lo que necesitaba salí de la habitación.
Estaba en la arena tendida tomando un poco de sol junto a la esposa de mi pade, mientras que este jugaba con Guz.
-¿Cómo va todo con Jero? ¿Ya se arreglaron?
-La verdad es que no hemos hecho las pases. Me estuvo haciendo llamadas hasta ahora y mandando mensajes y no le respondí. Es que aún me duele lo que pasó entre nosotros.
-¿Lo extrañas? -preguntó.
Me puse a reflexionar sobre lo que preguntó Carolina y un sentimiento de nostalgia me invadió.
-Si, lo extraño, demasiado, pero duele que por sus celos haya corrido a los brazos de su ex.
-Tranquila, lo que te aconsejo es que cuando regreses hablen las cosas, se le nota que te quiere. No lo dejes ir.
Volví a acomodarme en mi sitio y comencé a recordar cada momento que pasé con Jerónimo. Aún lo extraño, la realidad es que cada vez que sonaba mi móvil, quería atender y decirle que lo extrañaba y que olvidemos todo, pero cuando estaba por hacerlo, la imagen de él con su ex regresaba una y otra y otra vez a mi memoria y hacía que me volviera a enojar, entonces no le respondía.
Tomé mi móvil y acomodándome le pedí a mi padre que me sacara una foto.
Luego de editarla la subí a instagram. Solo pasaron unos segundos cuando mi móvil sonó. Era una notificación.
Al abrirla vi que Jero le había puesto un "me gusta" a la foto.
Decidí mandarle un mensaje.
-"De: Magalí Alonso.
Para: Amor.
Jero, necesitamos hablar."
Se lo mandé y mi corazón comenzó a latir desbocado. Estaba segura que me clavaría el visto, pero para mi gran sorpresa respondió, no por mensaje sino personalmente.
-Hola princesa. -Dijo acercándose a donde estaba yo.
¿Jero? ¿Cuando había viajado? Y lo más importante ¿Qué estaba haciendo aquí?
-Ho... Hola, ¿Cómo supiste que estaba aquí si nunca llegaste a responderme?
-Pues fue tu padre. Yo lo llamé ya que no querías hablar conmigo y él fue el que me dijo. Llegué ayer.
Me quedé de piedra, no podía creer que él estuviera aquí, todo lo que quería decirle de pronto se esfumó de mi cerebro y quedé en blanco. Los episodios de la última semana vinieron a mi memoria, pero esta vez no iba a dejar que me arruinaran la posibilidad de poder arreglar las cosas con él.
-Dijiste que quieres hablar. -Dijo haciéndome acordar del mensaje que le acababa de mandar- ¿Qué te parece si vamos a caminar un rato?
-Pues... -Me giré a ver a Carolina.
-Ve tranquila, yo le aviso a tu padre que estas con Jero.
-Gracias, ustedes vuelvan tranquilos, yo después me devuelvo al hotel con él.
-De acuerdo.
Comenzamos a caminar por la orilla sin siquiera tomarnos de las manos y en silencio el cual no duro mucho.
-Perdón... -Dijimos los dos al unisono y ambos reimos nerviosos.
-Habla tu primero. -Solté cediéndole la palabra.
-Perdón por mis estúpidos celos Maga. Arruiné lo que tenía contigo por mis celos tontos. Te lastimé y es algo que aún no me perdono.
-Tranquilo, yo tampoco me porté muy bien que digamos. Yo también sentí celos el día que fui a tu casa para arreglar las cosas y decirte lo del viaje. Lo único que gané fue lastimarnos más. La verdad es que te extraño y realmente quiero que volvamos a estar bien.
-Yo también te extraño, no logro hacer nada bien últimamente. No me concentro en mi trabajo por pensar en ti.
Sin despegarnos la vista uno del otro nos enfundamos en un fuerte abrazo.
Estar así se sentía realmente bien, extrañaba estar así, su aroma y la calidez de su cuerpo. Nos separamos tan solo un poco para luego darnos un beso de reconciliación que me robó el aliento.
Por fin las cosas estaban volviendo su lugar correcto, por fin estábamos donde debíamos.