Cuando llegamos a la casa de los padres de Jero, fuimos directamente a la terraza.
-¡Sorpresa! -Gritamos todos a la vez apenas ingresamos. Jero se había quedado inmóvil.
El lugar estaba decorado con un enorme cartel que decía "Felicitaciones Dr. Boris" y largas mesas llena de comida. Allí lo esperaban familiares y mis padres cada cual con su pareja. Era increíble verlos juntos, ni en un millón de años hubiese esperado que se llevaran bien.
-Gracias. -Respondió cuando pudo reaccionar mostrando una sonrisa que mostraba sus perfectos dientes.
-Espero que te haya gustado tu sorpresa. -Digo mirándolo alegre olvidando por un rato lo que pasó en la facultad.
-Me encantó, gracias princesa por haber organizado esto.
-Hey a mí también debes agradecerme. -Saltó Vero- Yo también ayudé en la idea.
-Gracias enana.
-De nada adoptado.
-¡Verónica! -Amenazó su madre.
-Ya ya... Igual lo eres. -Respondió la hermana por lo bajo para luego irse a donde sus primas.
Jero se apartó de mi para poder ir a saludar al resto de los invitados.
La tarde transcurrió animadamente, Jero se la pasó conversando con sus familiares mientras que yo conversaba con la madre de Jero y mi mamá.
-En la semana si quieren podemos organizar una cena en casa. -Soltó animadamente, ya que entre ella y la madre de Jero se habían caído bien.
-Me encantaría, después le digo a mi marido arreglamos a ver que haremos para la cena.
-Estupendo.
-¿Que dices Carolina? -preguntó mi madre- ¿Gustan sumarse ustedes también?
-Pues... Yo... -La verdad se la notaba algo nerviosa.
-Anda Caro. -La animo- Después de todo eres la esposa de mi padre y eres parte de mi familia a demás me gustaría que estuvieran. -Digo mirándola con una sonrisa.
-Lo hablaré con tu padre para ver que me dice y te contesto. -Responde con una sonrisa.
-De acuerdo. -Respondo levantándome de mi asiento y yendo a ver donde anda mi novio ya que hace rato no lo veo.
Comienzo a deambular por el parque, pero no hay rastros de él.
Decido intentar adentro, pero solo hay silencio, estoy por volver a la terraza cuando escucho su voz en la planta de arriba. Sin duda está manteniendo una discusión con alguien.
Subo por las escaleras sin hacer el menor ruido y al llegar al final la conversación se escucha perfectamente clara.
-Te he dicho que no pienso volver contigo. -La voz de mi novio destilaba molestia- Si solo lo hice fue por lástima. -¿De qué está hablando?
-...
-No deberías haber ido.
-...
-No, ella no sabe nada aún. -¿Qué cosa yo no sabía?
-...
-Se lo diré cuando sea el momento indicado.
-...
-No se lo dirás ¿me oíste? Ella tiene que saber de nuestro hijo, pero de mi boca.
¿Qué hijo? ¿Jero tiene un hijo? No, eso no es verdad, él es imposible que tenga un hijo, si lo tuviese ya lo sabría y como si fuera un flash, recuerdo cuando él se ofreció a darme una mano con lo de mi bebé.
Estaba escuchando la conversación desde la escalera, cuando Jero se dio vuelta con el teléfono en la oreja haciendo que se frene en seco al descubrir que había estado escuchando su conversación.
-Maga, yo... -Intentó decir, pero se cortó al verme.
-¿Tienes un hijo? -Digo atónita, aún no asimilaba lo que acababa de escuchar.
-Si Maga. -Afirmó directamente- Tenía un niño de la edad de Guz.
-¿Por qué no me lo dijiste? -Digo indignada, esperen un momento- ¿Tenías dijiste?
-Eso mismo dije. -Confirmó.
-¿Cuando pensabas decirme? -Evidentemente no confiaba en mí.
-Cuando me sintiera fuerte. No es que lo haya ocultado por que quise, es que aún me cuesta hablar de él.
-¿Qué pasó con él?
-Pues lo perdí. -Dijo agachando la cabeza, en su voz se notaba el dolor.
-Yo... Lo siento. -Dije acercándome a él y abrazándolo con todas mis fuerzas.
-Él no tenía la culpa de que su madre no lo quisiera. -Dijo llorando en mi hombro.
-¿Por eso es que te enfadaste conmigo cuando pensaste que lo iba a dar en adopción?
-Exactamente, no podía entender como alguien podría entregar su propio hijo a un total desconocido.
-¿Qué le pasó?
-Cuando me sienta en condiciones te prometo que te lo contaré todo, solo dame tiempo. -Pidió apartándose un poco de mí.
-Esta bien. -Respondí dándole un último abrazo.
No me imaginaba lo que sería perder a tu propio hijo, pero me imagino que debe de ser desgarrador, admiro la fuerza de voluntad de Jero para sobreponerse a algo semejante.
Una vez que nos apartamos del todo, Jero me guía hasta su antiguo cuarto para luego internarse en el bañó a lavarse la cara y por último bajar las escaleras en donde están todos.
El resto de la tarde Jero se la pasó entretenido con mi medio hermano. Aún me faltaban cosas por comprender, peros que en algún momento las podré entender, por lo pronto la que se llevó una sorpresa además de mi novio fui yo.