Hace una semana que me dieron el alta, ya me encontraba en casa, a la espera de que alguien me diera noticias del paradero de mi bebé.
Al final los investigadores encontraron en las grabaciones el momento exacto en el que una mujer entra al área de neonatos y a los pocos segundos sale con mi bebé en brazos.
Cuando nos avisaron del hallazgo, todos nos dirigimos a la comisaría para saber quien había sido. Jero tenía razón, Noelia esta la que había secuestrado a mi bebé y ahora estaba desaparecida. Nadie sabía donde se encontraba, ni siquiera Jero.
Me encontraba sentada en la sala de mi casa, rodeada de policías lo cuales estaban interviniendo mi teléfono y el de Jero por si ella se comunicaba con nosotros.
Mis amigas no me dejaron sola en ningún momento. Siempre estaban al pendiente de que comiera o durmiera como es debido al margen de que no tuviera ánimos para nada.
Si lo que Noelia quería era destruirme lo había conseguido, ya no tenía ánimos ni de vivir. No soportaba la idea de pensar que algo malo le podía haber sucedido a mi bebé.
-Toma Maga. -Dijo Marianela extendiéndome una taza de té de tilo- Te hará bien.
-Gracias Mari. -La tomo y la bebo de a pequeños sorbos, desde hace una semana que lo tomo ya que me mantiene tranquila.
-Vas a ver que todo se va a solucionar y pronto nuestra sobrina va a volver contigo. -Suelta Patricia abrazándome.
-Gracias por estar chicas, realmente lo aprecio.
-Para eso estamos las hermanas. -Soltó Mica y las cuatro hicimos abrazo grupal.
Estábamos así cuando mi móvil comenzó a sonar y todos se pusieron en sus lugares hasta que me dieron la orden de atender.
-¿Hola? -Contestó con voz ansiosa.
-Escucha bien lo que te diré. -Dijo una voz femenina- Si quieres volver a ver a tu hija deja en paz a Jerónimo. Él es mío y de nadie más.
-Noelia ya todos sabemos que fuiste tú la que se llevó a mi bebé del hospital, te pido, no, te suplico que me la devuelvas, ella no tiene la culpa en todo esto, ella es una recién nacida que necesita de su madre.
-Solo será si te alejas de Jerónimo. - Y sin más cortó la llamada.
-La tengo. -Dijo uno de los policías frente a una computadora portátil.
-¿Donde se encuentra? -Preguntó el jefe de operaciones.
-Se encuentra en un pueblo no muy lejos de aquí.
-Bien andando. -Dijo el jefe apurando a todo el mundo.
-Yo voy con ustedes. -Soltó Jero tomando su abrigo.
-De acuerdo, vamos.
Después de un rato quedamos solo nosotras y al poco tiempo llegaron mis familiares, los de Jero y los de Esteban junto a él a esperar a que Jero llegara con mi hija.
Ojalá salga todo bien y no se le ocurra cometer una locura.
Las horas pasaban, cada vez me angustiaba más al no tener noticias y cada vez en mi cabeza se formulaban más preguntas ¿Qué habrá pasado? ¿La habrán encontrado? ¿Cómo estará mi bebe? ¿Y si le pasó algo? ¿Y si no sobrevivió? ¿Jero estará bien? ¿Y si lo lastimó? Un sentimiento de pérdida inundó mi pecho como si fuera un cuchillo cortando mi piel, si algo les ocurría a mi hija o a él no creía ser capaz de sobreponerme ante semejante dolor.
Me acurruqué en unos de los sillones ya que la pastilla de tranquilizante que me había suministrado Ella me estaba haciendo efecto. Tuve pesadillas espantosas en donde el final eran casi siempre el mismo Jero o Quimey fallecían. Se que debía ser optimista, pero se me hacía muy difícil.
Tomé mi móvil, pero no tenía ninguna notificación, hacían siete horas que se habían ido y aún no volvían. Le volví a mandar un mensaje a Jero, pero de vuelta no obtuve respuesta.
Estaba por comenzar a desmoronarme una vez más cuando la puerta de entrada se abrió y por ella entró jero cargando algo en sus brazos.
-¡Jero! -Dije levantándome de mi sitio y corrí hacia él a abrazarlo, al apartarme note que él llevaba un bebé en brazos, un ataque de llanto se apodero de mí, era increíble que esa pequeña beba haya vuelto sana y salva.
-Tranquila cariño, ya terminó, ya todo terminó, Quimey está de nuevo con nosotros.
Aún estaba con la beba en brazos cuando Esteban nos abrazó a las dos.
-Al fin volviste hija, ahora si puedo dormir en paz. -Soltó Esteban largando un suspiro.
-¿Y Noelia? -pregunto pasándole mi hija a su padre- ¿Qué ocurrirá con ella?
-Ella estará tras las rejas, con las pruebas que hay es suficiente par que le den suficientes años en una correccional.
Era todo lo que podía pedir, que ella quedara tras las rejas para que pague todo el sufrimiento y la angustia que nos hizo pasar. Obviamente habría un juicio, pero eso sería más adelante ahora debía enfocarme en mi hija y en Jero.
Cuando Quimey comenzó a llorar, la tomé en mis brazos y por segunda vez en mi vida la volví a alimentar.
Una sensación de paz invadió mi cuerpo, ya no más angustia, ya no más dolor, de ahora en más solo habría felicidad.
Fin.
~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.
Llegamos al final, pero aún faltan capítulos extras, así que no nos despedimos del todo, espero que les haya gustado.