Ya llevo seis meses de embarazo, nos enteramos de que vamos a tener un niño así qué no me puedo quejar, voy a tener mi parejita, mi príncipe y mi princesa, quien está muy emocionada y en su jardín de infantes ya todos sus compañeros y maestras se enteraron.
-¿Cómo se va a llamar mi hermanito mami?
-Mmmm, ¿Qué nombre te gustaría?
-Me gusta Miqueas. -Dijo pensativa.
Al escuchar aquel nombre, recordé una conversación de cuando estaba embarazada de ella lo que hizo que sonriera.
-Miqueas será entonces.
Después de terminar de cocinar la cena, nos sentamos en familia a celebrar el nuevo cargo de Jero como director del hospital donde trabaja.
Escuché en algún lado que todo lo malo pasa y llega lo bueno y eso fue lo que me sucedió a mí. Después de todo lo malo que había pasado en mi vida había pasado y ahora solo me quedaba lo bueno, lo que me hacía valorar diez veces más las cosas que tenía y no me refiero a lo material sino a lo familiar. Hoy valoro más a mi esposo quien se desvive por nosotras y por nuestro futuro hijo, valoro a mi hija, ella es mi cable a tierra cuando llego a casa al final de una larga jornada, me hace dar cuenta de que vale la pena el luchar día a día y a mi bebé lo valoro por que es la prueba del amor que nos profesamos Jerónimo y yo.
-Gracias cariño. -Dice Jero levantando su copa de vino a forma de brindis -Gracias por tu apoyo incondicional, sin ti no lo hubiese logrado.
-Ni tienes que decirlo. -Digo acercándome a él y plantando un fugaz beso en sus labios.
-Fuchi. -Soltó Patricia haciendo una mueca de desagrado- Ya les he dicho un millón de veces que eso se hace en privado.
-¡Patricia! -Soltamos Jero y yo a la vez y todos largamos la risa.
A mis amigas las valoro por que siempre estuvieron ahí en los momentos difíciles para apoyarme, al igual que mi madre y Sebastian.
Y por último a mi padre, Carolina, a Guz y Esteban, por enseñarme que esta bien darle a los demás segundas oportunidades.
Así que como pueden ver, al final del día soy feliz junto a las personas que quiero.