Capítulo: 1
Sonia:
Entro a mi casa con mi pequeño de 6 años tomado de la mano. Suspiro al escuchar a mis padres discutir con mi hermano, el cual quiere casarse, pero mi familia al parecer no está de acuerdo pues no es una chica preciosa como ellos esperaban.
—Uf que fastidio—intervengo—ustedes siempre están interviniendo en la vida de los demás, ya déjenlo que se case con quien quiera y que tome sus propias decisiones ya es un adulto. —opino y el pequeño solo nos mira a todos. —Hermano si quieres casarte cásate, has tu vida... —agrego, la verdad creo que cada quien tiene derecho a elegir con quien quiere o no casarse.
—Mira quien lo dice—reprocha mi madre—por tu culpa hemos estado en boca de todo el mundo, ni siquiera sabes quien es el padre de tu hijo. —dice sin el menor tipo de cautela y el niño la mira asombrado. La verdad este tema por más que intento evitarlo siempre sale a relucir en mi familia continuamente y los entiendo, pero trato de evadir este tipo de situación lo más que puedo más aún delante de mi pequeño.
—Por supuesto que sí sé quien es. —afirmo. Sí sé quien es, solo que no sé su nombre completo ese es el maldito problema.
—Mamá ¿quién es mi papá? —cuestiona mi pequeño y al final es común que todas, absolutamente todas las conversaciones de esta casa lleven al mismo tema qué es quién es el padre de Santi.
—Sí ¿quién es? —cuestiona mi padre—Solo di su nombre y lo haré hacerse cargo de sus acciones.
—Mamá ¿quién es mi papá? —vuelve a preguntar el pequeño.
—Tu papá está en el cielo y te cuida desde allá—le explico agachándome frente a él y besando su frente y lanzándole una mirada de reproche a mi familia por tocar un tema tan delicado delante de un pequeño que solo tiene 6 años.
—Merecemos saber la verdad, somos tu familia—dice mi madre
—Santi cariño vamos a jugar un rato que luego debemos comprar ropa nueva para la boda de tu tío—
—Siempre escapas sin decirnos la verdad, merecemos saberlo—exclama mi madre mientras voy alejándome de la sala y subiendo por las escaleras hacia mi habitación con mi hijo. Cierro la puerta y le doy su tableta electrónica mientras me acuesto a su lado boca arriba a pensar. La verdad incluso yo quisiera saber el apellido del padre de Santi, solo su apellido y lo buscaría hasta debajo de las piedras porque mi hijo merece tener un padre, pero no, recuerdo su voz, su rostro, su olor, sus ojos a los cuales son tan similares los de mi hijo, pero nunca le pregunté su apellido. Solo sé que se llama Artemis y que estaba en el país por un viaje de negocios. Nos conocimos en una discoteca, hacía dos meses mi prometido había terminado conmigo y a la semana ya andaba con otra chica, no puedo negar que me dolió pues llevábamos dos años de relación, dos años que tiró todo por la borda como si nada le importara. Yo llena de recuerdos llorando por él, preguntándome que había hecho mal y él feliz con su nueva novia. Me quedé a beber en la barra mientras mis amigas fueron a bailar con sus parejas.
—Dos tragos, uno para mí y uno para la señorita —dijo alguien tras de mí e iba a rechazarlo hasta que voltee a mirarlo. Era un sujeto alto, pelo negro y ojos oscuros, hombros anchos y un cuerpo bien trabajado. Jamás en mi vida había visto un hombre como ese, su olor impregnaba todo el lugar mezclándose con los olores comunes y haciéndose palpable la diferencia. Se sentó a mi lado y extendió su mano, pero mi vista se quedó fija en su rostro perfecto, si los dioses se hicieran cuerpos humanos imagino que serían como el de este tipo. Él sonrió mientras tomé su mano, padre santísimo ¿acaso este hombre era perfecto? tenía una sonrisa tan perturbadoramente perfecta que daban ganas de morderle los labios.
—Sonia Escobar— pronuncié y él tomó mi mano con delicadeza.
—Me llamo Artemis y es un enorme placer conocerla.—dijo besando mi mano y sonreí.
—Igualmente, pero no acepto bebida a desconocidos—respondí luego de pensarlo mejor, era cierto que era muy atrayente, pero no dejaba de ser un desconocido, y por su estilo y carácter ni siquiera parecía ser de por aquí.
—¿Un desconocido?—cuestionó dejándome asombrada— llevo casi una hora observándola desde mi mesa—señaló el lugar en donde estaba, uno de los sitios más caros, sin embargo el dinero no es algo que logre llamar mi atención pues mi familia posee una de las más prestigiosas compañías automovilísticas de la región.
—Y que puede conocer de mí solo con observarme una hora desde lejos.
—Lo necesario como para saber que está tratando de emborracharse para olvidar a alguien—
—Puedo querer emborracharme por otra causa cualquiera—refuté.
—No parece tener problemas económicos—pronunció mirando mi vestuario de arriba a abajo— ni ser viciosa al alcohol, es que ni siquiera parece que le gustan este tipo de lugares, porque está nerviosa y mira la hora continuamente en su reloj. Y tus amigas vienen seguido a donde estás a ver si estás bien, es obvio que te trajeron casi obligada...para que olvides a alguien—opinó y me quedé asombrada en silencio, este sujeto además de todas sus cualidades físicas era muy inteligente, demasiado diría yo, tomé de una sola vez la bebida que él me invitó y él sonrió tomando entre sus manos el vaso que contenía su trago.
—Hay que ser demasiado tonto como para cambiarte por otra mujer...
—¿Cómo sabe eso?
—Solo intentaba adivinar y por lo visto acerté.—respondió mirándome directo a los ojos, su mirada estaba llena de vida y de misterio—Dos tragos más—le dijo al mesero que no tardó en atendernos.
—Gracias, pero no necesito que me invite a beber puedo pagarme mi propia bebida—respondí, pero cuando relajé mi vista vi a lo lejos a Annier mi exprometido, estaba allí bailando con su nueva novia y su vista se dirigió a mí un instante—tomé el trago que habían servido sin quitar la vista de ellos. Beti se acercó:
—Sonia tu ex acaba de llegar —dijo en voz alta señalándolo de forma indiscreta y la vista de Artemis se dirigió hacia él con curiosidad. —¿Quieres que nos vayamos?
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Editado: 04.01.2024