Un Papá Rebelde.

Capítulo 9.

Me encontraba sentada junto a la venta apoyando mi cabeza en esta, no dejaba de mirar ya el cielo oscuro intentando no pensar en lo sucedido con Cameron. Tome mi celular desbloqueando la pantalla, entré a mi cuenta de Facebook dándoles "Like" a todas la publicaciones que me aparecían.

De pronto el teléfono de la habitación comenzó a sonar, nerviosa lo tomo y el recepcionista me informa que Jonathan ya estaba aquí.

Caminé hasta el cuarto de baño para mirarme en el espejo y no lucir un desastre, me lavé el rostro con agua fría y tomo una gran bocanada de aire.

No llores, no lo hagas.―Pensé.

A los pocos minutos escuché que alguien tocaba la puerta, apoyé mi mano sobre el pomo de la puerta y suelto un suspiro.

Al abrir la puerta veo a Jonathan quien me escanea de arriba a abajo, hasta que se detiene en mi vientre y de manera inconsciente lleve mis manos a esa zona.

Abrió sus brazos y sin darme cuenta, me lancé a ellos sintiendo su calor, su aroma, sintiéndome segura. Tenía deseos de llorar porque ya me estaba cansando de toda esta mierda.

—Ya estoy aquí y no pienso dejarte sola.―Dijo luego de un momento, me aferré mas a su abrazo sintiendo por fin esa tranquilidad que tanto buscaba.

Jonathan separo nuestro abrazo y con una sonrisa quitó las lágrimas que rodaban por mis mejillas sonrojadas, entramos a la habitación y ambos nos sentamos en la cama.

Cuando estuve lista le conté todo lo que había pasado desde el día en que supe que estaba embarazada hasta hoy, claro, me salté algunos detalles porque tampoco buscaba que Jonathan terminara en una discusión e incluso en una pelea con Cameron.

Sé que ganas nos le faltan de ir a golpearlo por lo estúpido que ha sido conmigo, pero los golpes tampoco son una buena solución y no quiero darle problemas a ninguno de los dos.

—Y es todo lo que te puedo decir hasta ahora.―Suspiré.―Créeme que no ha sido fácil y esto es recién el comienzo...―Hice una pausa.―Pero qué no te quepa la menor duda, que amaré a mi hijo hasta el resto de mi vida.

—No tengo la menor duda de eso, Val.―Jonathan volvió atraerme hacia sus brazos.—Pero no quiero que sufras, ya basta de llorar por Cameron Wells.—Presione mis labios con fuerza.—Él no te merece, estoy seguro que tú sola hubieras sido capaz de sacar a tu bebé adelante.

Tal vez me hubiera costado hacerlo, uno no nace sabiendo ser padres...

Sé que a Jonathan le molesta todo esto y entiendo, entiendo que le preocupe con mas razón sabiendo ahora que estoy viviendo con él padre de mi hijo.

—Viviré con Cameron sólo hasta que nazca el bebé.―No parecía gustarle la idea, pero él sabía que la familia Wells eran una familia importante y necesitaban que las cosas fueran de esta manera, pero, ¿a qué costo Valentina?—Hasta quien sabe, tal vez después de que nazca el bebé ni siquiera volvamos a ver a Cameron.―Murmuré, Jonathan me miró ceñudo sin entender a qué me estaba refiriendo con aquellas palabras.

—Escucha.―Me tomo por los hombros esperando a que lo mirara a los ojos.—No pienso irme lejos de ti, estaré cerca para lo que necesites ¿bien?―Una de sus manos bajo hasta mi vientre, apoyé mi mano sobre la suya y no pude evitar sonreír.—No estás sola, me tienes a mi ahora.

¿Cómo no querer a este hombre?

Le agradecí por tantas cosas que ha hecho por mi durante todos estos años que ha formado parte de mi vida, cosas buenas y malas nos han pasado.

Es un buen chico y no siempre encuentras amigos tan reales como él, de corazón, de alma, Jonathan sin duda será un excelente apoyo en este camino para mí.

Luego de unos minutos, mi amigo pidió servicio a la habitación y encendimos la televisión para ver alguna película, recodamos algunas anécdotas de cuando éramos niños y conocimos a Aiden quien es primo de Madison y lo bien que lo pasábamos juntos.

Cameron.

Me encontraba sentado frente a la barra esperando a que el barman trajera mi pedido, bebí de un sorbo el vaso con vodka olvidándome por un segundo de toda esta mierda.

"No es bueno que llegues ebrio, estando esa chica viviendo contigo..."

Tampoco es que quiero llegar ebrio, miré hacia mi alrededor en busca de alguna chica pero todas venían muy bien acompañadas. Revisé la hora en mi celular y recién son las once y media de la noche, ya aburrido cogí mi chaqueta y deje el dinero con la propina sobre la barra para largarme de una vez de aquí sin siquiera despedirme de algunos amigos con cuales había llegado hace un par de hora atrás.

"Al parecer hoy no será tu noche."

Mientras caminaba a buscar mi auto al lugar en donde lo había estacionado, me topé con una rubia alta quien no dudo en detenerse a unos pasos de mi mirándome de pies a cabeza.

"Retracto lo anterior."

Le doy una sonrisa ladina y esta se acerca sacando algo de su bolsillo, lo termina guardando el bolsillo de mi pantalón susurrando un "Llámame" antes de seguir su camino.

Me debatí por unos segundos en ir o no tras esa chica pero termine negando y me fui de una vez a la Penthouse. No puedo creer que sea la primera vez que me voy primero de una fiesta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.