Un Papá Rebelde.

Capítulo 18.

Cameron.

 

--¿Aló?—Pregunté con voz adormilada.

--En cinco minutos estoy allá.—Al oír la voz de mi padre del otro lado de la línea me hace despertar por completo.

--Papá…—Digo, pero cortó la llamada dejándome con la palaba en la boca.

¿Qué será lo que quiere esta vez? Supongo que debe venir con mi madre, me levanté para ir a ducharme y estar preparado para cuando mis padres llegaran.

Me duche y me vestí, me asomo a la habitación de Valentina y compruebo que aún sigue dormida. No quiero que escuche lo que mi padre va a decirme, porque nada bueno sale de su boca cuando me ve.

Apenas bajo escucho la puerta cerrarse y veo a mi padre dejar su maletín sobre la mesa, me sorprendió verlo sin mi madre pero lo que me molesto es que él mi madre le haya dado las copias de la penthouse también.

Deberé hablar con ella.

Son apenas las ocho de la mañana, mi papá siempre es puntual a la hora de estar en el trabajo así que me toma por sorpresa que este aquí para molestar.

Por qué es lo único a que viene.

--¿Puedo saber el honor de tu visita a estas horas?—Pregunto con voz cansada.

Termine durmiéndome muy tarde, no podía dejar de pensar en todo lo que se e venia, en todo lo que tenía dejar si quiero ser un buen padre para mi hijo.

Pero, apenas cerraba mis ojos lo único que podía imaginar era ella…y el deseo que tenia de besarla.

--Me han llamado de la universidad, me dijeron que  perdiste la beca y te han dado de baja.—Dice, muy serio.—¿Qué piensas hacer? ¿Qué tipo de educación y ejemplo le darás a mi nieto, ah?—Me reclamó.

Y aquí vamos otra vez, le había dejado en claro que iba a dejar la universidad por un tiempo porque la verdad no quería seguir estudiado algo que no me gustaba, puedo seguir estudiando más adelante y prefiero costearme por mi cuenta mis estudios y no seguir dependiendo de él.

A mi padre lo único que le interesa es lo que dirán los demás, en un principio yo era tema para ciertos programas de farándulas y revistas importantes y supongo que ya se enteraron que aparte de que seré padre también deje mis estudios.

“Pues amigo mío deberás buscarte un trabajo ahora mismo…”

--Creo haberte dicho que iba a dejar la universidad, es mi problema lo que haga yo con mi vida—Le recordé y me siento en el brazo del sofá.—Y de la futura educación de mi hijo me encargo yo y su madre.—Le informe con cierta molestia.

Mi padre suelta una risa absurda y comienza a caminar por la sala deteniéndose detrás de una de las sillas apoyando sus manos firmemente sobre este.

--Creo que no me estas entiendo, hijo.—Comenzó a decir y abre su maletín sacando dentro de este un sobre amarillo tamaño carta.—Tuve la pequeña esperanza de que pudieras recapacitar un poco y que volvieras a retomar tus estudios.—Emitió una risa sarcástica.—Pero no lo hiciste al contrario seguiste defraudándonos. Por qué para lo único que sirve por lo que veo es embarazar a jovencitas.

Y eso basto para que me enfadara, me levante de golpe y me paro al otro lado de la mesa mirándolo con molestia.

--¡Basta papá!—Grité.—No quiero seguir escuchando toda esa mierda de que cada día te sigo decepcionando así que te voy a pedir que te  largues.—Dije, señalando la salida.

Sacó del sobre unos papeles y los alza a la altura de su rostro.—¿Sabes que son estos papeles?—Comenzó a decir, negué con la cabeza esperando a que continuara.—Son tus papeles de adopción.—Lo mire ceñudo, no entiendo que es lo que quiere con ello.—Lamentablemente ya estas registrado como nuestro hijo, pero tú y yo sabemos que no mereces llevar nuestro apellido.—Dicho eso rompió los papeles frente a mis narices, dejo caer mis brazos a los costados sintiendo una horrible sensación en mi pecho.

Quisiera decirle que estábamos de acuerdo, pero en el fondo si dolió.

--¿Cameron?—Oí la voz llena de confusión de Valentina.

Lo que me faltaba.

Mi padre y yo miramos a la castaña quien lucia sorprendida por lo que acaba de escuchar.

--Buenos días, Señor Wells.—Saluda estrechando la mano de mi padre.

--Buenos días, bueno yo ya me retiro.—Suelta con delicadeza su mano y toma nuevamente su maletín.—No quiero seguir defraudándome más de mi adorado hijo.—Soltó arrastrando la última palabra llena de amargura.

En el momento en que mi padre se fue no puedo evitar golpear con mi puño la mesa, sin duda mi mañana ya estaba arruinada.

Lo menos que quería ahora es escuchar las preguntas de Valentina.

--Cameron…—Llamó, la mire por sobre mi hombro.

--¿Qué?—Pregunto, camine hacia la nevera y saco la mermelada para luego sacar de uno de los cajones el pan.

--¿E-eres adoptado?—Presiono mis labios y me volteó a verla.

Es un tema que no me gusta hablar con nadie, hubo un momento en que mi madre quiso contactarse con mi madre biológica y yo así poder conocerla, pero a verdad es que nunca me intereso saber de ella ni menos de mi padre biológico.




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