Un Papá Rebelde.

Capítulo 21.

Cameron.

 

Después de dos días en la clínica le dieron de alta a Valentina esta mañana, tuve la suerte de ser yo quien la llavera al departamento ya que Jonathan tuvo que irse a la universidad.

Mi madre estaba tan emocionada he incluso lloro cuando cargo a mi bebé, espero que las cosas a partir de hoy sea diferente. Quiero ser un buen padre para mi hijo y que se sienta orgulloso de mi, no quiero fallarle y seguir defraudando a su madre.

—Debo decirte que hiciste un buen trabajo.—Dijo Eric, deslizando su dedo en la pantalla mirando las pocas fotos que logre tomarle a Christopher.—Tu hijo es hermoso, va heredar lo ojos de Valentina y será todo un casanova cuando crezca igual que su padre.—Añadió Eric y yo reí.

Quiero que mi hijo sea mejor que yo.

—¿Quieres otra?—Le ofrecí otra cerveza y este acepto, mientras que yo encendí el cigarrillo.

—¿Sigues molesto por lo de Jonathan?—Me miró.

—Más que molesto estoy dolido, sabes.—Confieso.—Pero era de esperarse, él siempre estuvo con ella cuidándola en todo momento y protegiéndola algo que yo nunca hice.—Eric se sienta a mi lado soltando un suspiro.—Tal vez Jonathan se lo merecía mas que yo estando ahí.

—No es de quien lo merecía Cameron, era tu derecho  estar ahí.—Esta vez voltee a mirarlo y parecía molesto.

—Pero no lo estuve, simplemente fui yo quien no llego.—Respondí.

Jonathan siempre estuvo ahí para ella y aunque me costara admitirlo estaba agradecido que nunca la dejo sola, pero si me duele saber que ocupo mi lugar como padre en ese momento que había imaginado tantas veces en mi cabeza, estar lejos de ella todo este tiempo me hizo dar cuenta que realmente la extrañaba y que la necesitaba…

—¿Le confesaras sobre lo que me dijiste allá en el pueblo?—Pregunta, le da un largo sorbo a su cerveza esperando mi respuesta.

Como dije, irme de aquí me hizo dar cuenta de muchas cosas y sobre todo aclarar mi mente y lo que siento.

“¿Y qué es lo que sienes?”

Que me gusta, que Valentina me gusta y la quiero…

“¿O la amas?”

—No va creerme, Eric.—Le sonreí con ironía.—No te imaginas las cantidades de veces que me perdono y aun así le falle una y otra vez.

—Si quieres que ella te crea debes hacer méritos, debes jugártela por ella si no quieres definitivamente perderla.—La mirada de mi amigo estaba seria, pero Eric tiene razón.

Si quiero que ella vuelva a creer en mi debo hacer méritos para ello, quiero estar y demostrarle que lo siento es real y estar juntos los tres.

—Entonces comenzare ahora.—Le di una última calada que le quedaba al cigarrillo y lo apague. Me levante seguido  por la mirada de mi mejor amigo y tomo las llaves de mi auto.

—¿A dónde vas?—Eric se levanta poniendo su mano en mi hombro deteniéndome.

—Ir por ella.—Contesté con obviedad, dicho eso salí de ahí y bajo rápidamente por las escaleras del edificio y salgo hasta el estacionamiento y me subo a mi auto.

No debo perder más el tiempo.

Conduje rumbo a lugar en donde ella se estaba quedando y en no más de treinta minutos llego al edificio en donde vive Jonathan.

Subo hasta el tercer piso y me detuve frente a la puerta, tomo una gran bocanada de aire y golpeo la puerta.

Vuelvo a tocar y a los pocos segundos la puerta se abre dejándome ver esos hermosos ojos azules, su cabello largo estaba tomando en una clase de coleta alta pero desordenada.

—Cameron.—Dijo con tono sorprendida.—¿Qué haces aquí?—Pregunta, note en que en sus manos sostenia la ropita de nuestro bebé.

Nos habíamos visto esta mañana pero necesitaba hablar con ella ahora.

—Necesito hablar contigo.—Al decir eso ella abre la puerta por completo dejándome ver el interior del departamento.—¿Puedo pasar o es que Jonathan no lo permite?

Ella sonríe y menea la cabeza, su sonrisa es tan hermosa maldición.

—Jonathan no está.—Dijo, da un paso al costado permitiéndome entrar.—Estaba a punto de cambiarle el pañal a Christopher.

Me indico que la siguiera hasta la habitación y eso hice, entramos y cerré la puerta. Lo primero que hice fue acercarme a mi pequeño quien movía sus pequeñas piernecitas y comienzo a besar sus piecitos.

—¿Quieres intentarlo?—Mire a Valentina quien se sienta en la cama extendiéndome un pañal limpio.

—No creo que…—Vuelve a sonreir y eso basto para que guardara silencio y tome el pañal.

—No es difícil, yo te voy guiando.—Valentina acomoda a nuestro bebé sobre la cama, le desabrocha su body y le quita sus pantis dejándolas a un lado.

No puedo creer que vaya hacer esto, una vez vi a mi madre cambiándole el pañal a mi prima pequeña y no parecía tan difícil.

Ok hijo, espero hacerlo bien.

Valentina retira el pañal sucio de Christopher y comienza a decirme que hacer. Limpie con cuidado sus genitales y la parte de atrás, luego seque cuidadosamente la zona con una toallita seca y le aplique crema protectora, mire de reojo a Valentina quien estaba atenta a lo que hacía.




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