Un Papá Rebelde.

Capítulo 22.

Valentina.

 

Habíamos ido a dar un paseo por el parque junto con Jonathan. Al regresar mi pequeño comenzó a llorar pidiendo que lo alimentara así que lo saco de su coche y me siento en la cama posicionando  a mi bebé para darle leche.

Minutos después, comencé a frotar su espalda con suavidad y no pude evitar sonreír al oírlo eructar. Espere a que mi hijo se durmiera y lo acosté en su cuna.

—¿Iras hablar con él?—Pregunta Jonathan entrando a la habitación.

—Sí.—Afirme.—No tardare, debo volver para darle de comer a mi pequeño.—Me detuve a observar a mi bebé mientras dormía.

—Ve tranquila, cualquier cosa te llamare.—Jonathan se acerca y deposita un corto beso en mi frente.

Tome mi bolso y las llaves del auto, le pedí prestado el auto a Jonathan ya que la dirección que me envió Cameron quedaba un tanto lejos y no quería tomar un taxi.

Me fui guiando por Google Maps ya que no conocía muy bien esta parte de la ciudad. Cuarenta minutos conduciendo por fin llegue al lugar, es un hermoso condominio.

¿Cuántas casas tiene esta familia?

Me detuve frente a la puerta y toco el timbre, en menos de un minuto la puerta se abre dejándome ver a una mujer no más de cuarenta años.

—Buenas tardes.—Salude, la mujer me sonríe.—¿Se encuentra Cameron?

—Usted debe ser la señorita Valentina ¿no?—Asentí.—El joven Cameron la esta esperando en la piscina, sígame por favor.

¿Qué?

Seguí a la mujer quien supuse que era una trabajadora de esta casa, la casa por dentro es hermosa habían muchos cuadros de paisajes y animales sobre todo de caballos.

Llegamos al patio trasero de la casa y mis ojos se detienen al ver a Cameron salir de la piscina. No pude evitar mirarlo de arriba abajo, su torso desnudo y bien trabajado.

—¿Quiere algo para beber?—Me pregunta la mujer, sentí el calor subir por mis mejillas por la vergüenza.

—No, gracias.—Le sonreí y la mujer se va dejándome a solas con Cameron.

Este toma una toalla para secarse el cabello y se sienta invitándome a que me siente a su lado, camine con cuidado ya que había agua en el suelo y quería evitar resbalar.

—Por un momento creí que no vendrías.—Dijo, dejando la toalla a un lado.

—Me tarde un poco por Christopher.—Dije.—No sabía que tus padres tenían otra casa aquí en la ciudad.

Deben tener bastante dinero como para costearse otra casa tan lujosa como esta, Cameron se levanta al momento en que la mujer del servicio se acerca con una jarra con agua y un vaso.

—Esta casa no son de mis padres, gracias Maciel.—La mujer le sonríe y se va nuevamente.—En esta casa viven mis abuelos, es la cuarta vez en mis diecinueve años que vengo aquí.

Por alguna razón ahora me sentí nerviosa, Cameron jamás me había hablado de su familia y nunca tuve la oportunidad de conocerlos a excepción claro que de sus padres y ahora estar aquí me es un poco extraño.

Note un sonrisita curvarse en los labios del castaño.—¿Sabes nadar?—Pregunta, lo mire con el ceño fruncido.

Con cierta duda le respondí.—Mi papá cuando pequeña me llevo a unas cuantas clases de natación pero…

De pronto este de manera ágil me coge de la cintura y me carga sobre un hombro, dirigiéndose hacia la piscina.

—¡¿Qué crees que haces!?—Grite y comencé a darle golpes en su espalda.—¡Ni se te ocurra  lanzarme a la piscina!—Chillé, debo admitir que la vista desde aquí no me desagrada en absoluto.—¡Cameron Wells bájame en seguida!—Le golpeo aún más fuerte en la espalda.

—¿Lista?—Pregunta ya estando al borde la piscina.

—¡Bájame imbécil!—Grite y doy patadas, puedo oír cómo se ríe.—Ni siquiera tengo rompa de cambio.

—De eso yo me encargo.

¡¿Qué quieres decir con eso hijo de la guayaba!?

La verdad es que no sé nadar, nunca aprendí en esas malitas clases porque temía ahogarme ya que una vez casi muero ahogada en la piscina de mi tía.

Por un momento creí que Cameron solo me dejaría caer  a mi pero no, salta conmigo y ambos aterrizamos en el agua.

Rápidamente salgo a la superficie con mi respiración agitada, pequeños recuerdos vienen a mi mente cuando casi muero ahogada y siento el pánico apoderarse de mi, intento nadar hasta la orilla pero de pronto Cameron me pasa los brazos alrededor de la cintura y me aprieta contra su cuerpo.

“¿Qué no solo veníamos hablar con él?”

Se supone que a eso vengo, claro.

—Te odio.—Solté molesta y le doy un golpe en su hombro.—Suéltame ahora.

¡Nos ahogaremos!

Prefiero eso antes de caer en sus encantos…

Este me sonríe parece estar disfrutando de la situación, note como su mirada baja descaradamente desde mis labios hasta mi blusa empapada dejando a la vista el color de mi sostén.




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