Un pasado en el olvido

Sangre negra

  

Moondai caminaba por los pasillos de lo que parecía ser un colegio, a pesar de estar solo, podía escuchar a otros niños hablando y riendo, siguió su camino hasta encontrar una habitación con su nombre en ella, se quedó enfrente, dudando de ir o no, finalmente cuando decidió entrar, se despertó de aquel sueño.

Se levantó con pereza, sintiendo su cuerpo pesado acompañado de un dolor de cabeza. Se dirigió al baño, continuando con la rutina de cada día, mientras se lavaba los dientes, sintió como si algo hubiera chocado, al sacarlo de su boca se da con la sorpresa de que el cepillo había sido torcido y habían notables huecos entre las hebras, Moondai ladeo su cabeza confundido con lo ocurrido. 

Se miró al espejo, descubriendo unos dientes afilados, quedando perplejo - ¿que demo…? - Al salir del baño fue en busca de Yan, primero fue al cuarto, pero ella no estaba, fue a la lavandería, llamándola, pero sin éxito. Por alguna extraña razón el camino y la atmósfera era similar a la de su sueño, algo que lo hizo sentir agobiado. El último lugar a donde buscar fue en la cocina, lo único que encontró fue una nota pegada al refrigerador por un imán “fui al hospital, regreso a las 2” 

- cierto, ella tenía una cita al médico para hoy - habló para sí mismo, se llevó su mano sobre su frente, quejándose de su dolor, buscó en el botiquín en busca de unas pastillas para poder continuar con los quehaceres. 

A pesar de ello en el transcurso de los minutos el medicamento no surtió efecto, de lo contrario el dolor de cabeza era más fuerte, En ese momento estaba cortando las zanahorias en rodajas, preparando el almuerzo, poco a poco su vista se volvió borrosa a pesar de su esfuerzo por mantener la vista, por un momento cabeceo, quitando la vista hacía donde estaba moviendo el cuchillo y cuando golpeó estrepitosamente contra la tabla de picar, él gritó retirando su mano de inmediato, se había cortado el dedo con el cuchillo, pronto empezó a brotar la sangre que para su sorpresa, era una sustancia negra, frunció el ceño, extrañado por lo que estaba observando, nuevamente se quejó por su dolor de su cabeza, sin siquiera lavarse las manos debido al corte, Moondai busco algo útil en el botiquín, sintiendo escalofríos. 

En poco tiempo sintió como sus piernas se debilitaron cayendo de rodillas, completamente mareado y respirando con dificultad “¿que sucede?” “mi cabeza…” supo que no podría ponerse de pie al ver el doble de cantidad de frascos que había cerca del fregadero, además de que sus brazos apenas soportaban su peso.  

Pronto se quedó tendido en el suelo, apenas consciente, luego de unas horas, Yan volvió a casa tal cuando las agujas del reloj marcaban las 2 de la tarde tal y como lo había indicado. Exhausta, dejo las llaves colgadas en el perchero de la entrada - ¡ya estoy de regreso! - exclamó esperando que Moondai saliera del pasillo para recibirla, algo que nunca pasó, extrañada, Yan se acercó al pasillo - ¡¿Moondai?! - tampoco hubo respuesta, miro hacía la cocina “uff, estoy muy cansada, iré a tomar agua” pensó en su mente. 

Así que se dirigió a la cocina, dando un salto del susto al ver quien estaba en el suelo - ¡Moondai! - se puso de rodillas frente a él tomando lo de los hombros, lo sacudió un poco con la intención de hacerlo reaccionar. 

El entreabrió un poco sus ojos, aún aturdido - Yan… 

- ¡¿qué pasó?! ¡¿estás bien?!

- me duele la cabeza… - habló casi en un susurro, ella colocó el dorso de su mano sobre su frente, era claro lo que estaba pasando, él estaba ardiendo de fiebre, su rostro expresaba angustia, lo ayudó a levantarse, él apenas podía mantenerse en pie, así que lo llevó casi arrastras hacía su cuarto. Ahí lo dejó recostado sobre su cama, él solo se quejaba del dolor - espera, iré a traer paños húmedos - rápidamente se dio la vuelta para salir de la habitación. En la cocina, se apresuró a tomar un tazón de metal y a llenarlo con agua helada del caño. Mientras el agua caía, tomó el trapo que estaba cerca de la tabla de picar, sin percatarse del cuchillo manchado. Regresó a toda prisa a la habitación, soltó el tazón por la impresión, la fiebre de Moondai era tan alta que ya había empezado a convulsionar, por la desesperación y la angustia llamó  a emergencias. 

Varios minutos después, Yan se encontraba sentada en una de las sillas en la sala de espera del hospital, con los brazos cruzadas, intentando disimular su angustia, mirando constantemente el reloj que estaba colgado en la pared, se puso de pie al instante en que el doctor salió de la oficina por donde se llevaron a Moondai.  

- ¿qué es lo que tiene?

El doctor frunció el ceño al mismo tiempo que tensó la mandíbula como si estuviera a punto de tocar un tema complicado - es la primera vez que veo un caso como esto, la única explicación que encuentro es que la existencia de un desconocido patógeno en el sistema sanguíneo del menor.

- No comprendo de que esta hablando, solo tiene fiebre - recalcó. 

- mayormente la fiebre es un síntoma por alguna infección, trastornos inflamatorios o autoinmunitarios, ciertos medicamentos, insolación o incluso el primer síntoma de un cáncer, sin embargo ya hicimos todas las pruebas necesarias y lo único anormal que hallamos fue que el color de su sangre es completamente negro y según lo que usted nos ha dicho, él ha estado en perfectas condiciones el día de ayer, por lo tanto, requerimos hacer más exámenes, también debemos examinar a los padres. 

Yan frunció el ceño,quedando perpleja - ¿puedo verlo? 

- sí, solo necesitará descansar y beber mucho líquido.

Moondai se encontraba echado en una de las camillas, con un trapo húmedo sobre la frente, Yan pudo reconocer el olor a medida que se acercaba, era vinagre Bully - Hola ¿Cómo te encuentras?

- Estoy muy cansado, pero mejor - respondió con una sonrisa amable - al alzar la vista, su sonrisa se desvaneció, la expresión de angustia aún permanecía en el rostro de Yan, algo que no había visto anteriormente "¿Tanto se preocupa por mí?"- ¿Qué sucede? - le pregunto, anonadado, ella solo acarició su mejilla con ternura y relajo su rostro para esbozar una sonrisa , sintiéndose aliviada - no te preocupes, ya nos iremos a casa para que puedas descansar. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.