Un Pasado Para Daril

Historias en el establo

         - Hemos estado hablando sobre ti y hemos pensado que podrías quedarte a vivir con nosotros. Esta casa es grande y habría espacio para tu criada  si lo deseas, así no tendrías que quedarte en la mansión de tu abuela...

       Al poco de llegar, sus tíos habían decidido convocar una reunión en uno de los salones. Daril pensaba que hablarían sobre su decisión de seguir siendo amiga de Benjamin, que su tío trataría de impedírselo, le volvería a soltar la charla esa de que tenía que cuidar su reputación, pero no se  esperó que su tia Martha le dijera aquello.

      - Oh no, aprecio mucho que queráis que me quede con vosotros, pero no puedo aceptarlo. Primero me dijisteis que me quedara durante un tiempo y acepté, pero eso es demasiado. He adquirido una obligación como heredera y debo permanecer en la mansión - miró a su tío -  tú más que nadie deberías comprenderlo, ya que era tu propia madre.

      - Pues sí, era la casa de mis padres. Una enorme y opresiva mansión que construyó mi padre para tener encerrada a su esposa una vez él se hubiera marchado. Conozco sus habitaciones palmo a palmo, he vivido allí durante casi veinte años, pero juré que no volvería, guardo amargos recuerdos de aquel lugar y pienso que no es un lugar indicado para ti. - su tía siguió por él:

      - Bueno, no es tan mala propuesta, a mí me complacería que te quedaras aquí para hacernos compañía, al fin y al cabo puedes volver a Boston siempre que quieras, ¿quién tienes allí?

       - Pues, recuerda lo que te conté sobre Christopher.- su tío alzó las cejas mirando a su esposa:

       - ¿Quién es ese tal Christopher? ¿Martha, sabes algo que yo no sé?

     - Sí querido, Daril tiene un conocido en Boston, solamente hace algo más de dos meses que los presentaron,  pero por lo que me dio a entender, son algo más que amigos.

      - Algo más que amigos...- repitió Steven levantándose de su asiento y sirviéndose una copa de vino de un mueble. - ¿sabes algo más de él, además de su nombre? - en su tono se notaba el sarcasmo.

      - Sí claro, es estudiante de medicina en la universidad de Harvard, vive en casa de su tío porque sus padres fallecieron y... tiene dos primos...

      - ¿Sabes qué aspiraciones tiene en la vida, qué podría aportarle a mi sobrina, si sus intenciones son propias de un caballero...?

      - Pues... el día que me enseñó la ciudad, me dijo que le gustaba estar conmigo, que era una persona con la que se podía hablar de todo, porque Christopher es una persona muy estudiosa y sabe mucho de la historia de la ciudad. - improvisó ella, no sabiendo que valores podía hacer destacar de aquel hombre que tanto le gustaba.

      - ¡Bah! ¡Eso no tiene la más mínima importancia, sobrina! ¿de qué recursos económicos dispone? Porque sin lugar a dudas, cualquier mentecato podría tratar de seducir a una ingenua heredera, con la intención de apoderarse de la fortuna de su familia. - Daril también se levantó, cerrando fuertemente los nudillos a causa del enfado.

      - A mí me da igual compartir mi fortuna con él y además, sé que me quiere de verdad, lo veo en sus ojos cuando me mira.

      - Dime señorita, ¿has dejado ya que te corteje? Porque si ha pasado algo que...

      - Pues sí.- se dispuso a decir ella interrumpiéndolo- una vez me dejó en mi casa, después del paseo, se me declaró, me dijo que le gustaría haber podido pedirle mi mano a mi padre si hubiera estado con vida, pero que al no tener familia, las cosas eran diferentes. Me preguntó, con muy buena educación por cierto, si aceptaba ser su prometida... - su tía hizo una exclamación de gozo al oír aquello.-… y nos besamos.

       Ante aquella confesión final, los dos parecieron un poco escandalizados, pero su tío, bebió todo el contenido de su copa de vino de un trago y añadió un poco alterado:

      - En tal caso, desearía cuanto antes tener una charla con él. Si como dices sus intenciones son decentes, no rehusará presentarme sus respetos, ya que al ser el único familiar directo que te queda, me convierto en tu tutor y protector - Daril carraspeó disimulando una sonrisa y vio la mirada significativa de su tía.

       Steven dio por concluida aquella reunión, le dijo a Daril que no consideraba oportuno que se volviesen a ver a solas antes de que su prometido, (no lo sería formalmente si él no daba su aprobación), viniese a aquella casa para hablar con él y explicarle exactamente cuáles eran sus intenciones para con ella. Le sugirió que se quedara allí con ellos mientras tanto y que se lo solicitara por carta. Daril no tuvo fuerzas para contradecirlo, sabía que en realidad, (a pesar de lo mucho que a ella le fastidiaba), era lo normal en aquella época y ella no era nadie para quebrantar las reglas. Si quería vivir  el resto de su vida allí, en 1890, debía ser sumisa y aceptar lo que se le decía, a fin de cuentas, seguro que Christopher pensaría lo mismo que su tío.

        Tía Martha comenzó a hacer costura, insistió ilusionada con que podría enseñarle a tejer y bordar su propio ajuar para cuando se casara, así lo tendría adelantado, pero su sobrina no quiso y fue a marcharse de la habitación, cuando se volvió diciéndole:

      - Había pensado que podría darle clases a Tommy. Ahora está a mi cuidado porque sus padres han de mantener a cinco niños más: cuatro menores de catorce años y un bebé. Yo desearía ayudarles de algún modo, sé que puedo hacerlo y solamente se me ocurre enseñar al niño lo principal, leer y escribir. No creo que me sea demasiado difícil y dispongo de mucho tiempo.




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