Un Pasado Para Daril

Una agradable velada

     Para su asombro cenaron en la cocina, que era muy espaciosa, el tío le dijo que el comedor lo guardaban para reuniones. Allí, vieron a la cocinera, una mujer de raza negra.

      - Caty se encarga de cocinar y hacer la limpieza, como ve mi casa no es para nada tan grande como la suya y con una sirvienta nos bastamos.

      - Quien ha puesto la mesa, ¿los niños?

      - Seguramente habrá hecho todo el trabajo Emma, le gusta jugar a amita de su casa y lo hace francamente bien. - Michael se adelantó dándole la mano muy educadamente:

      - Siento no haber podido presentarme, me llamo Michael Bladmore y esa es mi hermana Emma, espero lo pase bien entre nosotros.

      - La Srta. Taylor ya sabe quién soy.- le recriminó su hermana sentándose al lado de la chica y mirándolo con el ceño fruncido, luego se giró para mirar a la invitada con una sonrisa- ¿verdad “Daril”? - Y dijo su nombre expresamente para que todos pudieran ver que ya eran amigas.

            La cena fue silenciosa, al parecer el padre les tenía prohibido hablar mientras comían, pero durante el postre, mientras los dos niños recogían la mesa y la criada lavaba los platos, Daril preguntó que cómo es que no tenía más servicio.

      - Simplemente no quiero gastos innecesarios.- respondió el hombre - una criada cuesta mucho y nosotros no nadamos en la abundancia, que digamos. Hace mucho tuve una pero no fue bien. .- Daril no se atrevió a preguntar nada más, tan tajantemente había hablado el tío. Christopher fue a decir algo pero se lo pensó mejor y calló.  Se levantaron de la mesa y fueron hasta la salita. Richard comentó que habían cenado tarde y que los niños debían irse a la cama. Emma corrió hacia Daril y le dijo mimosa:

      - Dame el beso de buenas noches. - ésta se lo dio y volvió a recordarle que mañana su primo le daría el libro que necesitaba para el colegio. Ésta asintió y se despidió de su padre y del joven, luego subió hacia su habitación. Michael miró como se iba y suplicó:

      - Papá, ¿puedo quedarme un rato más? Hasta las once.

      - Muy tarde para vosotros, anda, sigue el ejemplo de tu hermana y vete ya. .- el niño puso cara de fastidio e iba a marcharse, cuando la joven habló en su ayuda:

      - Señor Bladmore, entiendo que el niño esta agitado y siente curiosidad porque tienen una invitada. ¿Podría hacer una excepción y permitirle quedarse?- tanto Christopher como su tío la miraron sorprendidos por su osadía y por unos instantes, Daril pensó que quizás ahora se había pasado. Aquel estricto hombre se enfadaría y le reprocharía que quién era ella para decirle como educar a sus hijos. Pero aquel hombre serio reaccionó de una manera muy diferente, giró la cara hacia su hijo, que se había quedado inmóvil al pié de las escaleras sin saber qué decidirían los mayores y le dijo:

      - Michael, ya has oído lo que ha dicho la señorita, te puedes quedar un rato más si quieres, pero si mañana te duermes, te las tendrás que ver conmigo.- el niño asintió aliviado y se apresuró a sentarse en el suelo frente a la chimenea.

      - Muchas gracias Sr. Bladmore por su consideración, esté seguro que se levantará puntual, se ve que es un niño responsable, ¿verdad Michael? -  éste la miró con cara de susto abriendo mucho sus ojos azules y su padre le reprochó alzando más la voz.

      - ¿Se te ha comido la lengua el gato? ¡Demonios! ¡Haz el favor de darle las gracias por dejar que te quedes! - El niño dijo un gracias casi en un susurro, atemorizado por su padre. La joven sonrió al ver la apurada situación del chiquillo, pero Christopher no quiso darle importancia, sabía de los continuos sermones a que estaban obligados sus primos y a veces ni él se libraba. Se levantó para coger tres copas de una vitrina.

     

      - Vamos a tomar algo y a suavizarnos un poco, creo que nos hemos quedado todos algo tensos.

      - Es una gran idea, creo que necesito una copa. Saca el brandy, hijo.

            Daril fue a decir que ella no bebía, pero Chris ya le había puesto la mitad de una de las copas y no se atrevió a rechazársela.

      - Brindemos por nuestra querida invitada, veo que he asustado con mi actitud a la señorita. No se apure, se lo ruego, pronto descubrirá que es mi carácter. A su salud.- y apuró de un trago toda la copa. Daril miró la suya; por un momento recordó sus años en el instituto y las fiestas en que los chicos bebían sin parar chupitos de un trago y cómo se burlaban de ella porque en seguida se mareaba. Esperó que allí no la obligaran a beber.

      - ¿No te gusta el brandy? - le preguntó Christopher al verla tan pensativa. Ella se disculpó diciendo que no estaba acostumbrada a beber, pero tomó un sorbito.

      - Vamos, no es tan malo. - le dijo Richard sirviéndose otra copa.- parece usted un pajarito bebiendo de esa manera. - A Michael le pareció graciosa la ocurrencia de su padre, pero no se atrevió a reírse por temor a que se enfadara.

      - Aprovecha hoy que estamos celebrando tu llegada, no temas, que mi tío no pensará mal de ti si bebes más de la cuenta.- ella sonrió y bebió un largo trago. Notó como el estómago le ardía, pero aun así, por orgullo, para no provocar más la burla de aquel hombre, se terminó lo que le quedaba y éste hizo una carcajada poniéndole más:




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