Un pequeño error

Capítulo 6: Me divierte

Alec

Observo a Celia desde el balcón de mi habitación, esta pasea por el jardín con Evelyn en el coche, me parece estar viendo a mi esposa con nuestra hija, pero no es ella, a ella no le dieron la oportunidad de conocer a su bebé, ni de tenerla en sus brazos, murió sin conocer a su hija y eso me afecta demasiado, aún puedo escucharla en mis recuerdos, todos los días les hablaba mientras acariciaba su abultado vientre, día y noche, mientras cocinaba también hablaba con nuestros hijos, estaba loca por tenerlos en sus brazos, porque ese día tan esperado llegara, lo teníamos todo muy bien organizado, habíamos comprado las cosas juntos, habíamos pintado la habitación de nuestros bebés juntos mientras reíamos y hablábamos, escogimos juntos los nombres, pero ahora, ahora ella no está, estoy solo criando a una bebé indefensa y frágil, no estoy preparado para vivir sin Zenia, permanezco vivo por mi hija, el amor de mi vida era mi amiga, mi amante y mi esposa, compartíamos todo desde que éramos adolescentes y ahora ya no está, ni ella ni el pequeño que no pude ni tener en mis brazos.

—Ya la chica salió esta mañana de la estación de policía —comunica Antoni que está a mi lado y me devuelve a la realidad —llamó a su abogado y todo fue bastante rápido. 

—¿Le llenaste la habitación de rosas de nuevo?

—Así es, es fácil burlar su seguridad cuando sus empleados están comprados —él ríe —rosas rojas y blancas como dijiste, esta vez la nota dice lo siento —asiento feliz de que las cosas estén saliendo bien. —¿por qué te acercas así a ella Alec? No entiendo

—Es fácil jugar con ella —murmuro mirando hacia mi hija —es fácil de manipular, de hacerla perder el control, es el ser más indefenso e inocente que he conocido en mi vida Antoni —lo miro —me divierte —río pensando en ella, la chica de cabello negro y ojos cafés que lo único malo que ha hecho ha sido llevar la sangre de su padre, pero que al igual que toda su familia pagará, porque si vas a por todos no puedes dejar a uno sin castigo, no cuando a mí me afectó esta vida como si hubiese hecho cosas malas, también fui inocente y eso a nadie le importó.

—Te envié la foto de su lista en un correo —comenta Antoni siguiendo mi mirada —no es tan larga y son cosas sencillas, ¿por qué tendrá una lista de cosas que quiere hacer?

—Ni idea

—Estaba en su teléfono —él suspira —¿se quedará mucho tiempo aquí en casa? —sé que habla de Celia y respiro hondo

—El mismo tiempo que mi madre —bufa

—Entonces eso es mucho tiempo —asiento haciendo una mueca

—No confío en ella, nunca lo he hecho, siempre me ha caído mal —expreso mirándolo a él —la aguantaba por su hermana y ahora por mi madre, mantenla vigilada Antoni

—Ya la vigilo, no se preocupe —asiento y entro a la habitación, Antoni sale segundos después y suspiro, tengo demasiadas cosas que hacer, entre ellas pensar en mi siguiente paso respecto a Megan, ¿por qué me acerco a ella? No es necesario, pero quiero hacerlo, como dije antes me divierte, tampoco era del todo necesario pasar toda una noche con ella, pero lo hice y la verdad no puedo decir que no me gustó, la chica sumisa, obediente e inocente cambia por completo con unos tragos de más y en una cama, es fuego puro, camino hacia el baño quitando mi ropa y entro rápido a la ducha, el agua se lleva mis malos pensamientos, claramente pasar toda la noche con ella fue un pequeño error que no volveré a cometer.

Tomo asiento frente a la chica que cuando levanta la mirada de su tablet y me ve la sorpresa es clara, ella intenta ponerse de pie, pero agarro su mano y niego.

—Siéntate, no hagas una escena, debemos hablar —dudando toma asiento.

—No sé que quiere, pero no se lo daré —me mira con desconfianza y sonrío

—Leticia —musito su nombre —de ti no quiero nada, pero si de tu jefa, sé que eres la secretaria de Megan y sé que aún mantienes contacto con esta a pesar de que ella ya no esté en la empresa.

—No le ayudaré en nada —es fiel, pero todos tenemos un precio, ella se pone de pie.

—Conozco su pasado —se detiene por completo, ese es su precio —se las cosas que has hecho, por lo que has pasado y los crímenes que no has pagado —lentamente la chica vuelve a sentarse frente a mí

—Usted no sabe nada, me trata de engañar

—Alí —digo el nombre mirando sus ojos —¿lo recuerda? —palidece más —¿aún tienes pesadillas con él Leticia? —el sudor corre por su frente

—¿Qué quiere? —susurra y sonrío

—Por el momento tomar café —llamo a la camarera bajo su atenta mirada alargando el momento, como dije, Megan me divierte y todo lo que tiene que ver con ella también lo hace.

★★★

Megan

El olor de mi perfume aún está por todos lados de la habitación, esta vez cuando llegué había la misma cantidad de rosas, pero una nota distinta, los guardias estaban en la puerta, entonces, ¿cómo pasó? Es claro que ya despedí a los idiotas, mi tobillo duele como nunca, pasar toda la noche en una celda de pie no fue bueno para él, jamás me hubiese sentado en esa cama sucia y apestosa y claro, las muletas me las quitaron al entrar, todo mi cuerpo duele y las ganas de vomitar persisten, ya no sé cuantas veces he corrido hacia el baño a hacerlo, ¿será por mi enfermedad? No dejé que la doctora me dijera lo que iba a sentir, pero quizás debería llamarla, bufo mirando el techo para luego poner mi vista en el único ramo de rosas que dejé y el cual está en mi habitación, es lindo, demasiado y la nota diciendo lo siento lo era aún más, pero a pesar de todo eso, lo odio.

—¿Desea algo más? —niego con la cabeza mirando el desayuno frente a mí, la chica sale sin decir más y suspiro, no soy feliz, soy libre, pero no soy feliz y ni siquiera puedo trabajar en lo que me gusta, no en este país, mi teléfono suena y dejo la tasa de café donde mismo.

—Diga —farfullo al tomar la llamada.

—Señorita, soy la doctora O’Donnell, ¿podría venir a la clínica? —los recuerdos de la última vez que estuve ahí llegan a mi mente




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