Un pequeño error

Capítulo 13: Un bonito error

Megan

La vergüenza no me deja mirarlo a los ojos cuando este sale de la cama, acabo de hacer una locura y esta vez no estaba ebria ni pensaba que moriría, esta vez solo me dejé llevar, sé que él no es del todo sincero, sé que me usa para sus planes, pero es la primera vez que alguien se interesa tanto en mí, puede que sea mentira, pero nunca me he sentido querida, ni por mis padres ni por Esteban, Alec, en cambio, me hace sentir perfecta, su mirada choca con la mía y sigo muda sin saber qué decir, él ya tiene su pantalón puesto y aunque sé que quiere irse sigue aquí mirándome, acabamos de hacer el amor, no recuerdo lo de aquella noche, pero esta vez fue romántico, delicado y no un salvaje, aun así, de todas formas dejó algunas marcas por mi cuerpo.

—¿Quieres decirme algo? —niego ante su pregunta —¿quieres que me quede? 

—¿Lo harías?

—Solo si tú quieres, eso sí, volveríamos a tener sexo —sonríe de lado pasando una mano por su cabello que está alborotado

—Creo que esto ha sido un error Alec —salgo de la cama envuelta en la sabana, la palabra amantes sigue dando vueltas en mi cabeza, ¿de veras quiero eso? Tampoco es que pueda ofrecer algo más, me casaré con Esteban, Alec toma mi brazo cuando iba hacia el baño.

—Un bonito error —besa mi mano mirando mis ojos, parece algo molesto y cuando me suelta lo confirmo, él simplemente toma sus cosas y sale del cuarto dejándome sola, cuando escucho la puerta sé que se ha ido de la habitación.

A pesar de los días sigo sintiendo los labios de Alec sobre mi cuerpo, su forma única de tocarme, la forma que tiene de mirarme cuando estamos juntos, he soñado muchas veces con él desde la última vez que nos vimos, debería estar feliz de que no me ha buscado más, sin embargo, estoy mal, todos estos días he entrado en la habitación de mi hotel esperando encontrarme ramos de rosas, he estado mirando mi teléfono a la espera de una llamada o un mensaje, pero no ha hecho nada, no me ha buscado, no me ha hablado y no nos hemos visto, simplemente desapareció, ¿tan enojado se fue ese día que ya no quiere saber nada sobre mí? Miro mi reloj sabiendo que ahora debería de estar preparándome para la boda, pero mi padre nos ha hecho esperar y cuando al fin entra en la oficina Esteban sonríe.

—Llegaremos tarde a nuestra propia boda suegro —dice tomando mi mano

—Aún tenemos tiempo —mi padre nos extiende unos documentos, el padre de Esteban también está presente.

—Lo acordado —dice este mirándonos a ambos —a partir de ahora serán los accionistas mayoritarios de esta empresa —él mira a su hijo —firma Esteban —este no espera nada y firma los documentos, luego me pasa el bolígrafo y sin pensar mucho dejo también mi firma.

—Perfecto —susurra papá que también firma y luego el padre de Esteban, sé que tendré que darle estas acciones a Alec y cuando eso suceda, mi padre va a odiarme —ahora, vayan a prepararse para esa boda —ellos ríen, yo solo asiento y me pongo de pie.

—Hija —detengo mis pasos, Esteban y su padre salen, yo miro al mío —me haces feliz —agrega con sus manos en mis brazos

—Papá —un nudo se forma en mi garganta

—Vamos, ve, debes estar preciosa —él besa mi frente con cariño, de una forma que jamás lo había hecho y entonces sale de la oficina, mis lágrimas salen de mis ojos sabiendo que cuando todo se descubra perderé a mi familia.

Entro rápido a mi cuarto y me encierro en este mirando el vestido blanco que hay sobre la cama, decidí que esta vez me prepararía sola y así será, mi corazón no deja de latir con furia en mi pecho y tengo un nudo en mi garganta, los minutos pasan mientras me preparo, miro la hora y respiro hondo sabiendo que ya debo salir de aquí hacia el lugar de la boda, me miro en el espejo y sonrío, o al menos eso trato de hacer, el maquillaje es sencillo así como el peinado, pero en fin, tampoco es mi boda soñada, escucho un ruido fuera y entonces camino hacia la puerta, al abrir esta veo todo lo que hay por la habitación del hotel y sonrío, muchas rosas, más que las otras veces y aunque no debería alegrarme lo hago, con desespero voy revisando buscando la nota, solo espero que no diga un felicidades por la boda y al llegar a la cocina veo el ramo de rosas que hay sobre la mesa, me acerco a este con cuidado y tomo la nota, la cual leo una y otra vez perpleja.

“Quiero que te cases conmigo” 

La nota es clara, esta vez está escrita a mano con una letra preciosa y sigo desconcertada.

—¿Qué es esto? —musito sin soltarla

—Creo que la nota es clara —me sobresalto y rápido volteo, frente a mi queda Alec con un bonito traje puesto

—Alec

—Quiero que te cases conmigo —espeta sacando algo de su bolsillo, el anillo en su mano me deja sin palabras pero retrocedo

—¿Estás loco? —rio confundida —me voy a casar con Esteban en unos minutos Alec

—No, no lo harás —su sonrisa se ensancha —dejarás a Esteban plantado en el altar como la otra vez, vendrás conmigo a mi casa Megan

—Estás loco —afirmo mirando sus ojos, él suspira

—¿Crees en verdad que te iba a dejar casar con ese imbécil? —él se acerca mientras me alejo rodeando la mesa —no Megan, no, tengo esos videos —me lo recuerda —no quieres que nadie los vea, ¿verdad? —trago en seco

—Alec por favor —me detengo, él también, la mesa nos separa —debo casarme, mis padres me odiarían, ellos jamás van a perdonarme una ofensa así —no dice nada y camino hacia la salida, él me sigue, pero se sienta en la sala, yo bufo yendo hacia la puerta.

—Sé que estás embarazada —me detengo cuando lo escucho

—¿Y? —lo miro —no te interesa —abro la puerta fingiendo que no me afecta que sepa

—Si lo hace, porque esperas un hijo mío

—No me hagas reír —río mirando sus ojos, pero las manos ya me sudan, él se pone de pie

—follamos toda la noche y cometimos un pequeño y bonito error —Alec ríe —no nos cuidamos ni siquiera la primera vez, esperas un hijo mío —sonríe y niego con la cabeza sintiéndome indefensa.




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