FLOTANDO
KARA
Siempre eh sido una chica a la cual no le gusta mostrar su cuerpo, no tengo el mejor cuerpo, no estoy en forma como Bella, pero me defiendo, como iba diciendo no me gusta mostrar mucho mi cuerpo y siempre me visto con vaqueros y camisas no tan reveladoras y una que otra vez algún vestido, pero el vestido que Bella me ofrecía no me lo pondría ni de broma.
- ¡Vamos Kara póntelo!, qué más da, no es como si fueras a una fiesta con desconocidos – me dice Bella, en parte tiene razón, no voy a ir a una fiesta con desconocidos, pero no me lo pondría ni con todos mis familiares presentes, el vestido es de un color vino obscuro con mangas la espalda esta totalmente DESCUBIERTA y es demasiado corto me llega a la mitad del muslo.
-NO, NO, Y NO, me queda demasiado corto Bella-
-Pues para eso tengo estas- dijo señalando un par de botas altas después de la rodilla con un diminuto tacón, son preciosas.
-Dámelas, dámelas, dámelas- dije abriendo y serrando las manos como un bebé pidiendo un dulce. Cuando me las dio me dio un gran abrazo.
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS……VIEJA! – la solté de inmediato y tome una almohada y se la tire a la cara, pero lamentablemente ella la esquivo, y entonces empezamos la tercera guerra mundial, hicimos un campo de fuerza, ella a un extremo de mi cama y yo al otro, almohadas volaban por toda la habitación hasta que alguien entró.
- ¡¿¡¿¡QUE ES ESTO!?!?! -Las dos nos quedamos inmóviles, volteamos y nos encontramos a mi padre hecho una furia, le sonreímos mostrando todos nuestros dientes como las niñas buenas que somos.
- ¡Arreglen este desastre! -dijo eso y se fue cerrando con un portazo, las dos nos echamos a reír como focas epilépticas.
- ¡AUN LAS ESCUCHO! – nos quedamos inmóviles y mejor nos levantamos y empezamos a arreglar la habitación, Bella mi ropa y yo el desastre de las almohadas.
- Bueno- dijo chocando las palmas- Empecemos a arreglarte – me tomo de la mano y me guío a la silla del escritorio me senté y Bella empezó a hacer su magia en mí, eran aproximadamente las 4:30 de la tarde la fiesta empezaba a las 6:00, mientras yo escuchaba a XXXTENTACION (quien es mi cantante favorito) Bella me maquillaba y me peinaba.
Luego de media hora termino, me levante de la silla y me mire en el espejo del baño, tenía una sombra de ojos color corinto con un poco de brillo, un poco de rubor y pintalabios mate de color café.
-Bella, que linda me dejaste, gracias amiga - le dije y le di un gran abrazo de oso, mientras yo me ponía el vestido (el cual Bella me obligo a usar), ella se maquillaba y peinaba.
Cuando las dos ya estuvimos listas eran las 6:00, bajamos las escaleras como alma que lleva el diablo, entramos al Jardín trasero solo estaba mi mejor amigo Daniel él es alto, musculoso, cabello negro azabache largo que regularmente lo usa en un moño y ojos color miel.
Cuando nos mira se queda parado sin decir nada, sus ojos solo están puestos en mí y rápidamente me ruborizo se acerca se inclina un poco y susurra en mi oído:
-Te ves hermosa – dice, se separa un poco y me abraza y me da un beso en la mejilla, estoy segura de que me veo como un tomate, pero se disimula por mi cara morena.
Se separa y va a saludar a mis padres que acaban de entrar con mi demás familia, Bella esta cruzada de brazos y me mira con una ceja levantada y una sonrisa divertida, yo aun estoy en shock pues el nunca había hecho eso.
-Aun veo los corazones volando por el aire K. – Sali de mi transe y me acerque a ella poniendo mi brazo alrededor de sus hombros mientras caminábamos a una mesa de aperitivos que mis padres pusieron.
- ¡Oh cállate!, solo lo hizo porque es mi cumpleaños-
Seguimos hablando Bella, Daniel y yo, bailamos como locos, cuando ya estaba cansada les digo a los chicos que iré a tomar agua.
-aquí te esperamos – dijo Daniel y Bella al unísono, llegue a la cocina llene un vaso con agua y me apoyé sobre la isla de la cocina, escuche a alguien que gritaba mi nombre
- ¡KARA! – quise voltear a ver quién era y con mi codo empujé el vaso extendí mi mano para poder alcanzarlo, pero no pude pues el vaso quedo flotando en el aire, sentí otra vez el ardor en mi lunar, agarré el vaso con la otra mano y fui corriendo hasta mi habitación.