Un pequeño secreto

PRÓLOGO

Estaba en mi oficina afinado algunos detalles para presentárselo a mi clienta, la verdad es que la señora Peralta era complicada ya había tenido dos reuniones y todavía mi diseño no la convencía, opte por hacer otro diseño luego de tener una charla bien extensa con la intención de brindarle lo que ella quería, creo que en esta tercera reunión lograré que acepte.

En la empresa, Estudio Ciara, había mucho murmullo, algunos trabajaban mientras otros hablaban de nochebuena y de cómo habían decorados sus hogares, en mi caso no pude ayudar a mi madre a decorar, ya que tenia que entregar varias propuestas, la verdad es que era muy buena en mi trabajo, aunque había varios diseñadores de interiores, algunas personas preferían trabajar conmigo. Incluso hubo un tiempo en que la empresa comentaban que era la favorita del jefe, suerte que me di cuenta a tiempo de sus comentarios mal intencionados, llenos de odio, de inmediato comuniqué la situación a recursos humanos y gracias a Dios dejaron de hablar.

Lo que menos quería era ser la comidilla del personal, por eso arranque el mal de raíz, estos años me han convertido en una mujer más centrada, alguien que toma decisiones y no se deja pisotear de nadie. Tuve que alejarme prácticamente un año de casa, mi madre me envió con una tía, para evitar que alguien se enterara de mi embarazo mientras mi madre fingía estar embarazada gracias a una fecundación in vitro. No sé cómo lo hizo, pero logro cubrir cualquier rastro de duda, al finalizar el año regrese con mi Taddeo en brazos, convertirme en madre fue lo más hermoso que me ha sucedido.

Cunado lo vi por primera tan indefenso, tan pequeñitos, sus ojitos, sus manitas, ahí mismo prometí protegerlo y cuidarlo con mi propia vida de ser necesario, le puse Taddeo porque significa "hombre de coraje que es apreciado por su valentía" y para mí, es mi preciosa perla, mi niño apreciado, lo amo con locura. Lo mejor de todo es que gracias a Taddeo mi madre y yo sanamos viejas heridas, tenemos una mejor comunicación y no olvidaré que a pesar de enviarme con mi tía siempre estuvo al pendiente, no se le escapó ningún detalle y hoy en día era la abuela más consentidora del mundo.

Estudié mi carrera con la herencia de mi padre, mi madre cuidaba de Taddeo aunque todavía lo hace, decidió poner a alguien de confianza en su empresa, ella solo asistía cada quince días a ver como marchaba todo, para dedicarse al cuidado de Taddeo, insistí en poner una niñera sin embargo no estuvo de acuerdo.

Unos golpes en mi puerta me sacan de mi ensoñación, levanto la mirada, para luego pronunciar unas palabras.

-Pase.

-Disculpa Chiara, el jefe te necesita. -dice con una sonrisa en el rostro.

-Gracias Clara, iré en un momento. -Imagino la razón de su llamado, pero prefiero enterarme de su boca, quizás solo son especulaciones mías.

Ordeno mi oficina para dirigirme a la oficina del jefe, toco varias veces y escucho su autorización, mis ojos van directamente a la persona que acompaña a mi jefe, me parecía conocido, a pesar de no ver su rostro.

- Buenos días, señores. -Mi jefe me devolvió el saludo sin embargo su acompañante guardo silencio con su mirada en el celular, que extraño.

-Siéntate por favor, tienes un cliente importantísimo, quiere trabajar contigo. -Dice muy animado.

El señor Villanueva se veía muy feliz, solo un cliente muy acaudalado lo pone de esa forma. Tomo asiento y cuando miro a la persona a mi lado mis ojos se abren de asombro.

-Tú!  -Tenía a Noa Rinaldi a mi lado, mi corazón latía apresurado.

 

 




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