Cuando me enteré de que estaba embarazada, por mi mente solo pasaban escena de todo lo que me diría mi madre, sentía terror, pavor, ¿cómo le daría la noticia a mi madre? nunca he sido unida a ella, la quiero mucho e incluso daría mi vida por ella más no teníamos la mejor comunicación, era más cercana a mi padre, pero lamentablemente hace 3 años que falleció, él era mi leal confidente.
Él fue el primero en saber que estaba enamorada de Noa, aunque al principio no le agrado mucho ya que para él los Rinaldi no eran de confiar, sin embargo, termino aceptando mi relación. mi madre tampoco estaba de acuerdo, cuando veía a Noa lo miraba de mala manera, como si lo odiara, muchas veces le pregunté el motivo de su desprecio, pero lo único que conseguí como respuesta fue su silencio.
Me encontraba encerrada en mi habitación, sin saber que hacer, mi única salvación es Noa, debo hablar con él lo más rápido posible, busqué un abrigo y me dispuse a caminar, al llegar a la sala mi madre leía un libro.
-Chiara ¿Dónde vas tan tarde? Dijo sin despegar la mirada de su libro.
-Iré a buscar un folleto de las carreras que ofrece la universidad. -Mentí descaradamente.
-Es un poco tarde hija, además pronto comenzara a llover. Puedo decirle a mi secretaría micaela que pase por el folleto, ella vive cerca de la universidad.
-No es necesario madre, lo hare rápido, puedes estar tranquila. -era buena inventando excusa, además no podía esperar, debía decirle a Noa que esperaba un hijo suyo.
-Esta bien, te conozco y sé que no desistirás. Cuídate mucho.
-Adiós, no me esperes para cenar. -dije mientras cerraba la puerta.
Una vez en la calle un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, en verdad parecía que iba a llover y muy fuerte, apresure mis pasos, daba grandes zancadas, en unos minutos, estaba al frente de la casa de Noa, intentaba buscar las fuerzas necesarias para tocar el timbre de pronto la puerta se abrió.
- ¿Qué deseas Chiara? -Dijo la nana de Noa, era una señora muy amable y dulce, cargaba unas bolsas con basura, reí un poco porque siempre decían que era una niña, pero tenía 22 años.
-Busco a Noa, ¿Él se encuentra?
-No te conto? Vi como arrugaba su cara esperando a que entendiera.
- ¿Contarme qué? -La verdad es que no entendía que debía Noa de contarme.
-Noa se fue al extranjero a estudiar, fue un viaje repentino, creí que te había llamado para despedirse, mi niño se veía triste, aunque antes de irse me dijo que te amaba con toda su alma y que fuiste lo mejor que le pudo pasar. -No podía creer lo que escucha “se marchó sin explicación alguna”.
Me amaba con toda su alma y se va sin decirme nada, no entiendo nada. Unas lagrimas empezaban a adornar mi rostro.
-No llores, pasa te preparare un té, para que te calme. -Dándome un abrazo, el cual agradecí.
Mientras caminábamos hacia la cocina, visualice a Zara Rinaldi, preparaba una infusión de manzanilla, al notar mi presencia inmediatamente me dio un abrazo como siempre.
-Que lindo verte de nuevo Chiara. -Ella era muy tierna, pero sentía que no era del todo sincera conmigo.
-Igual señora Rinaldi. -A pesar de tener casi un año siendo la novia de su hijo, aun no me acostumbraba a decirle Zara.
-Te he dicho que me llames Zara, no necesito tanta formalidad ¿Qué hace tan tarde fuera de tu casa? -Interrogó muy relajada.
-Quiero hablar con Noa.
-No será posible pequeña, él viajó, pero te dejó algo conmigo. -Salió de la cocina y regreso con una carta en sus manos
Noa te dejo esto me extendió un sobre. -Lo tome con toda la curiosidad del mundo, quizás aquí estaban todas las respuestas que necesito, o tal vez no haya nada, no sé qué pensar, mi mente es un total caos.
-Gracias, me tengo que ir, ya es muy tarde.
-Disculpa a mi hijo, ten cuidado. Sabes mi número me puedes llamar si así lo deseas. -La escuché decir a lo lejos, mas no me detuve quería salir, me asfixiaba, necesitaba llorar, sacar todo lo que llevaba dentro.
Reuní todas mis fuerzas para abrir la carta mientras daba pasos cortos, y mi corazón latia acelerado, para mi buena suerte ya empezaba a caer gotas de lluvia, decidí resguardarme de la lluvia. Finalmente, abrí la carta revelando el contenido.
“Querida Chiara espero que puedas perdonarme, no tuve el valor suficiente para despedirme fue bonito mientras estuvimos juntos, sin embargo ha llegado el momento de darle fin a esta relación, no puedo quedarme y tampoco quiero hacerlo, tengo derecho a crecer y lograr mis sueños, y tú, no estás incluida en mis planes, eres una chica fenomenal espero que encuentres el amor y seas feliz porque yo también lo hare, además nuestra relación estaba destinada al fracaso, a veces tenemos que despedirnos de quienes amamos para poder avanzar.” Espero no cruzarme nunca en tu camino.
Noa Rinaldi
No lo voy a negar cada palabra que leí me destruyó, lloraba desconsoladamente, decía amarme y ahora se iba sin darme ninguna explicación, solo una carta, tan diferente a lo que me dijo su nana, es como si fueran dos personas distintas, y lo peor de todo es que no tenia forma de contactarlo, me abrasé muy fuerte recordando el momento cunado vi dos rayitas en la prueba de embarazo, después de todo solo somos tú y yo contra el mundo dije en un pequeño susurro. Empecé a caminar bajo la llovizna que caía.