Un pequeño secreto

Capítulo 2 (Revelación)

Regrese a casa empapada, mi madre puso cara de espanto al verme, como si nunca hubiese visto una persona mojada, quería reírme, pero no tenía ánimos para hacerlo.

-Te quieres resfriar? -Dijo en un tono no tan amigable, estaba a punto de empezar con el discurso de que me iba a enfermar, que no pienso las consecuencias, que soy una irresponsable, que ya no era niña que debía aprender a ser más empática, la misma cantaleta de siempre, ya me la sabia de memoria.

-Obvio que no madre, estaba casi llegando cuando empezó a lloviznar. -Definitivamente me había convertido en una mitonoma.

-Eres una desconsiderada Chiara, me preocupo por ti, más tú siempre lo interpretas a tu forma, cuando dejaras de pensar solo en ti, ¿Qué será lo que estoy pagando? -Como siempre yo era la villana, no sé porque me quede a escucharla, Sali en dirección a mi habitación, no tenia ni fuerzas ni ganas de escuchar los mismos reclamos.

-Chiara te estoy hablando, regresa no he terminado.

Cerré mi habitación con seguro, mañana me esperaría una discusión aún más fuerte por el simple hecho de dejarla hablando sola, quizás lo olvidaba, aunque siendo sincera lo dudaba, quería dormir, y que todo fuera una terrible pesadilla, que al despertar pasaría.  

 

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La luz del sol empezaba a colarse por mi ventana, olvide colocar la cortina, me moví en la cama con la intención de ponerme de pie, debía pensar que haría, me dolía todo, además mi cuerpo ardía en fiebre, solo esto me faltaba, los problemas nunca se acaban, aunque mi embarazo no lo considero un problema, lo cierto es que amo a mi bebé, y aunque quizás Noa nunca lo sepa, este niño es el fruto del amor que tuvimos, prefiero quedarme con los buenos momentos vividos y no pensar en esa carta.

Mi madre hoy trabajaba en la tarde encontré extraño que no había ido a levantarme, ella era wedding planner, su trabajo era una de las razones por la cual pasaba mi mayor tiempo sola o en compañía de Noa, pensando detenidamente en mí, lo mejor era irme con la excusa de estudiar, así tendría a mi bebé y me ahorraría tener que dar explicaciones. Al menos el dinero no me falta, mi padre me dejo una herencia de la cual puedo hacer uso cuando desee, creo que ha llegado el momento.

Bajé a la cocina con la intención de hacerme un té, encontré a mi madre preparando el desayuno, desde que me vio puso cara de pocos amigos, como siempre el dramatismo, el drama corre por sus venas.

-Buenos días. -dije buscando una olla para hervir agua.

-Buen día, querida, te ves pálida Chiara ¿Te sientes bien? -inmediatamente se acercó poniendo sus manos en mi frente. -Estas ardiendo en fiebre.

-Estoy bien, es una simple fiebre, ya se me pasara. -Comente de mala gana

-Iremos al médico ahora mismo, en la tarde no estaré en casa y no puedo dejarte en ese estado.

¿Tan mal me veía? Me cuestione mentalmente, no podía ir al médico, terminaría revelando mi pequeño secreto, mis planes peligraban en ese instante, conociendo a mi madre sabia que no desistiría tan rápido sin embargo ninguna idea llegaba a mi mente, ahora entiendo la frase del que miedo nos paraliza.

-No iré, y no insistas por favor. -Suplique.

-En esta ocasión lamento no poder complacerte, ve a vestirte. -Dijo poniendo cara de enfado.

No tenia alternativa era decir toda la verdad ahora mismo o permitir que mi madre hiciera todo un espectáculo en el hospital, a veces la sinceridad es la única opción.

-Estoy embarazada. -Lo dije sin anestesia, dicen que, al toro por los cuernos, debía afrontar la situación sin dar tantas vueltas.

- ¿Qué? Estas jugando conmigo. -contestó sin ninguna expresión en su rostro.

-Quisiera decir que es broma, pero es real. -Ya tenía mis ojos llorosos.

-Ya le contaste a Noa? ¿Qué te dijo? -lamentablemente no podía responder a sus preguntas, Noa no me dio la oportunidad de contarle.

-Noa se fue. -Empiezo a llorar desconsolada, solo esperaba que mi madre no me juzgara y me diera todo el apoyo a pesar de todo, soy su hija, solo me tiene a mí y yo la tengo a ella.

La veo como medita y su respiración es alterada como sin contuviera su ira.

-Mírame Chiara, no llores estaré contigo, no voy a cuestionar nada, ni muchos menos preguntare el por que Noa se fue, pero solo te pido una cosa haz lo que yo te pida sin discutir mis decisiones, yo siempre he querido tu bien. -En este instante acabo de descubrir que quizás todo este tiempo he sido muy dura con muy madre, en verdad le importo.

Le di un abrazo, mientras lágrimas y más lágrimas inundaban mi rostro, pero lo necesitaba, debía sacar todo lo que llevaba dentro al menos contaba con la protección de mi madre, para mí era suficiente. Sentí que fue un abrazo sanador para ambas, era el auspicio de un nuevo comienzo.

 

 

 

 




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