Mientras manejaba no podía dejar de mirarla, a pesar de que Chiara estaba inquieta, mantenía su vista al frente al parecer ansiaba llegar lo más rápido posible, no obstante, a pesar de su intranquilidad, creía estar en un sueño, quería pellizcarme para ver si era verdad.
-Pellízcame. -Chiara simplemente me dedico una leve sonrisa. -quiero saber si esto es un sueño.
-No es un sueño, es la realidad Noa Rinaldi. -Amo escucharla decir mi nombre, siendo sincero amo todo de Chiara hasta lo más simple.
Acelere mi Audi r8 coupé, era rentado, pero amaba este auto, en unos minutos estábamos frente a la clínica central.
-Llegamos, ¿Te puedo acompañar? -Quería estar con ella.
-No es necesario, pero gracias por traerme., nos vemos después -Inmediatamente se bajó del auto de prisa, iba caminando bastante rápido.
No me quedaría con esta incógnita, parquee el auto y la seguí discretamente, a los lejos visualice a su madre, a pesar de los años la señora Kiara seguía igualita al principio pensé que ella estaría enferma, ahora el enigma era más grande ¿Quién estará enfermo? Para que Chiara se ponga en ese estado, cuando hable con ella me dio a entender que nunca me dejo de amar, es imposible que se haya casado, sacudo mi cabeza sacando esa última idea de mis pensamientos.
Ambas charlaban, decidí acercarme un poco más, escuché que mencionaron el nombre de Taddeo ¿Quién será Taddeo? Será que la señora Kiara se casó nuevamente. Si es el caso, Chiara debe de querer bastante a su padrastro, no me movería de aquí hasta aclarar todas mis dudas.
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Llegue hecha un manojo de nervios, aunque delante de mi madre disimulaba, no quería preocuparla aún más, ya había pasado casi una hora desde que ingresaron a Taddeo, la pediatra se hizo cargo de él ya que la fiebre no cedía. Gracias a Dios salió la pediatra.
-Familiares de Taddeo? –Dijo.
-Soy su madre ¿Cómo se encuentra mi hijo?
-Todo está controlado, tiene la garganta inflamada, lo dejaremos en observación, por precaución, no queremos que le vuelva a subir la fiebre. -Comentó la doctora muy sonriente.
Mi niño estaba bien, que alivio sentía, ya podía estar tranquila.
-Podemos pasar?
-Por supuesto. -Agradecí a la doctora mientras íbamos en dirección a la habitación de Taddeo.
Al abrir la puerta observé la carita de mi Taddeo, dormía, le di un beso en la frente.
-Qué bello ¡igualito a su abuela! -No quise contradecirla, Taddeo se parecía mucho a su padre. -Iré a casa a buscar una manta ¿Deseas que te traiga algo?
-Un café descafeinado si es posible.
-Está bien, no tardaré. -Antes de irse le dio un pequeño beso a Taddeo. Me dedicó una sonrisa y se fue.
Taddeo es la luz de los ojos de mi madre, no le conté que vi a Noa, no era el momento además no sé cómo tomaría la noticia, así que preferí callar, en este instante mi conciencia me aturdía ¿Por qué no le dijiste la verdad a Noa? ¿eres una insensible? ¿él tiene derecho a saberlo? Mereceré saberlo, pero no estoy preparada aun, después hablaré con él.
Aproveché que vi su madre salir para adentrarme en la habitación, sigilosamente abrí la puerta, vislumbre una pequeña silueta en la cama, ¿era una niña? O ¿un niño? no estaba seguro, decidí acercarme un poco más, quedé pasmado con los que mis ojos veían, era como si viera una foto mía de cuando niño, no lo podía creer, una lágrima adorno mi rostro, tan vulnerable, acaricie su rostro levemente, mi corazón se quería salir de mi pecho, ¡era padre! me perdí sus primeros pasos, pero de hoy en adelante todo sería diferente, estaré presente en su vida, en cada instante.
Mis caricias terminaron despertando al pequeño rubio que yacía en la cama, lentamente abrió sus ojitos.
- ¡Papá! viniste. -Dijo un poco soñoliento, su voz provocó que Chiara despertara.
-¿Noa? ¿Qué haces aquí? -Abre sus ojos.
- ¿Cuándo pensabas decirme? -No era reclamo, simplemente quería escuchar sus argumentos, supongo que si calló lo hizo por algo.
-Quise decírtelo, incluso te busque cunado me entere, más no te encontré, hoy cuando te vi quise decírtelo, pero me arrepentí. Perdóname -Veo sus ojos llorosos.
-No tengo nada que perdonarte, si callaste fue por algo, además no tenías forma de contactarme. Él que debería pedir perdón soy yo.
-Mami, mi regalo llegó antes. -Recordé cuando ayudé a redactar su carta para Santa Claus, en dicha carta pedía ver a su padre.
-Sí mi amor, eres un niño muy bueno. -Le di una sonrisa. -Tu papi, deseaba verte sin embargo su trabajo es muy demandante, hizo todo lo necesario para estar aquí contigo. -Taddeo sonrió.
-Así es Taddeo, estoy aquí y nunca más me iré. -Noa abrazó a Taddeo mientras lloraba.
-¿Cómo sabes su nombre? -Me dedicó una leve sonrisa, me estuvo siguiendo, era la unica explicación.
-Siempre le hablado a Taddeo de ti. -No mentía, desde que Taddeo nació me dedique a hablarle de Noa, quería que lo sintiera presente a pesar de su ausencia.