Un pequeño secreto

Epílogo

Desde que salimos del hospital Taddeo no se había despegado de Noa, incluso dijo que Noa dormiría con él, mi niño estaba muy feliz, amaba verlo sonreír a cada rato. Quizás otras navidades la pase triste y con un sin número de pensamientos, pero esta ha sido todo lo contrario podría decir que era mi mejor navidad y quedaría grabada en mi memoria por el resto de mi vida.

Noa, me explicó todo y obtuve esas respuestas que al principio me agobiaban, a veces llegue a dudar del por qué se había ido, pero luego recordaba los momentos juntos y toda duda se disipaba, lo bueno de todo es nunca lo deje amar, siempre estuvo latente en mi corazón, el amor verdadero jamás muere permanece a pesar de todo. Y nuestro amor pudo resistir años de ausencia.

Tal vez suene cursi, pero Noa es el hombre que siempre quise tener a mi lado, y si logramos superar todo lo que vivimos es por algo, gracias a Dios, en este instante estamos juntos, disfrutando el fruto de nuestro amor tan puro y sincero, Taddeo.

Mi madre al principio de mostró reacia con Noa, sin embargo, después de explicarle se calmo e incluso lo invito a quedarse con nosotros para nochebuena, realmente fue un alivio para mí, pues sería muy difícil tener que elegir entre los dos.

Estaba en la cocina preparando todo para la cena, cuando de repente alguien me tapo los ojos.

-Noa deja el juego, estoy ocupada, ¿nunca dejarás de ser un niño? -Ríe a carcajada dándome la vuelta para abrazarme.

-Ya te dije lo mucho que te amo. -Dice.

-Ummm, como un millón de veces. -Era cierto en cada momento sus te amo no faltaban.

-Todavía no es suficiente, te lo diré 5 veces por días, te amo. Gracias por regalarme esta hermosa familia. -Los dos habíamos sufrido más ahora teníamos la familia que siempre soñamos, esa que se apoya, que disfruta estar juntos, que se anima en sus malos momentos.

- ¿Hablaste con tus padres? -Pregunté.

-Sí, al inicio mi padre se puso como un ogro, pero esta vez no caí en su juego, ya soy un hombre independiente, que tiene sus propios negocios, además no voy a renunciar a ustedes por caprichos de mi familia. -Expuso muy calmado. -Hay otro asunto que quería comentarte, le hable de Taddeo, ellos quieren conocerlo. No le prometí nada, ya que, debía charlar contigo primero.

-Hiciste bien, lo pensaré.

-Gracias.

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Disfrutábamos de una cena muy amena entre risas y anécdotas, ver a Chiara, Kiara y Taddeo sonreír, provocaba una sensación agradable en mi pecho.

-Esta nochebuena ha sido perfecta. -Kiara encendía una fogata mientras Chiara buscaba un abrigo para Taddeo.

-Y es solo el principio de muchas, Chiara. -Dije con una sonrisa.

Nos abrazamos quedando delante de la fogata sonriendo alegremente.

-La mejor navidad, Noa.

-La mejor navidad, Chiara. Te amo. Te adoro Taddeo. -Le di un beso en la frente.




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