UN PERFECTO DESCONOCIDO
PRÓLOGO
— ¿Ya pensaste lo que quieres de regalo de cumpleaños, Nazireh? —me preguntó Lucy sacándome de mis pensamientos con el estridente sonido de su voz.
Suspiré profundo, reteniendo el aire en mis pulmones que luego solté de golpe. Por supuesto que había pensado que deseaba para mi cumpleaños y claro que sabía que no lo iba a recibir. No porque nadie iba a pagarme un viaje a Perugia, Italia sino porque el regalo que deseaba era mucho más caro, carísimo, por no decir que imposible de comprar.
Lucy y yo trabajábamos juntas en Sweet Temptations desde el mismo día de su apertura, hacia casi un año atrás. El local quedaba ubicado en las cercanías del metro subterráneo. Antes de trabajar aquí y ser vendedoras de los más exquisitos cafés, bolillos, panes, postres, y todo tipo de exquisiteces, trabajábamos vendiendo boletos para el metro. Pero un día la tecnología nos reemplazó. En nuestro lugar instalaron una maravillosa máquina expedidora de boletos automáticos que no solo cobraba, sino que además daba el saldo, la buena fortuna, el clima y con una voz encantadoramente mecánica, deseaba un feliz día a todos sus clientes. Mucho más de lo que hacíamos nosotras y con mejor humor. Aquel día pensamos que nos había llegado el momento de solicitar la asistencia social y agregar nuestros nombres a la lista de desempleados de la ciudad.
Pero no fue así.
Justo al lado ubicaron el nuevo local de Sweet Temptations y, hoy, un año más tarde, estamos aquí vendiendo café y pastelillos en lugar de boletos. Bueno, también vendemos boletos manuales si la maquina se daña, pero eso casi nunca sucede.
Este cambio de labores no estuvo mal. Sobre todo porque aquí fue donde lo conocí. Justo en el primer día de trabajo, justo cuando se inauguró la tienda, justo también cuando se instaló un príncipe en mi corazón.
Esto es todo lo que sé de él:
El día que lo conocí fue también el día que supe de mi deseo por obtener el regalo de cumpleaños más inalcanzable del mundo.
Lo quiero a él.