"Ya sé de qué puede ser el especial", pensó la periodista al ver la misiva.
Al otro día en la oficina.
— Felicítame — le dice feliz Elina a Aspasia.
— ¿Ya se te ocurrió como revivir a Hitler?
— En mi pueblo se nos cuenta desde niños que un poco antes del término de la guerra, los nazis dispararon a un grupo de bombarderos, uno de ellos iba a caer en el centro de la ciudad, pero el piloto aliado no saltó, prefirió guiar la nave hasta lo que más pudo, evitando así que murieran todos los habitantes. Lamentablemente no pudo sobrevivir al choque.
— Sí... es interesante, conmovedora, sentimental, pero no extraordinaria — comentó su amiga.
— Cuando lo encontraron — continuó Elina — no pudieron identificarlo, se mandaron los datos del avión que encontraron, pero nunca respondieron. Jamás supimos el nombre de esa persona, creo que ese será mi reportaje. El hombre detrás del héroe.
Cuando llegó a su pueblo, no logró averiguar mucho más, los mayores contaron lo de siempre, luego de caer el avión, el hombre debe haber sobrevivido un momento, salió de los hierros retorcidos, lo encontraron cerca de un bosque, pero ya estaba muerto, se rastreó el área y no encontraron ni su placa, ni nada que pudiera decir quién era, en ese tiempo fueron a la embajada de Irlanda con los datos de la nave, ya que los aviones de ese ataque eran de ellos, pero apenas terminada la guerra todo era tan confuso que tampoco tuvieron mayor información.
De nuevo estaba estancada, ya quedaba una semana para entregar algo, ya no podría buscar ningún otro tema, en su pueblo, fue a la tumba del soldado desconocido.
— Ojalá pudieras decirme algo, estoy en un punto muerto — ella ya no sabía que más hacer. Estaba tan distraída que una sensación húmeda en su mano la asustó — perrito ¿De dónde saliste? — vio a unos conocidos cerca — hola.
— Hola Elina ¿Cómo te ha ido en la ciudad?
— Bien ¿Conocen a este amiguito?
— Sí — contestó el aldeano — apareció hace poco en el pueblo. Le dicen Aviador.
— ¿Por qué? — consultó curiosa la joven.
— Siempre viene al menos una vez al día a este lugar, se queda mirando la tumba mucho rato y luego se va, cuidado, le gusta tirar a la gente de la ropa.
— Hola aviador — ella se agachó a tomarle la cabecita.
El perro, ya viejo, le movió la cola, la siguió a su casa y se quedó afuera toda la noche.
Al otro día temprano, cuando salió la periodista, lo primero que vio fue al animalito.
— Hola ¿Me esperaste toda la noche? ¿Qué quieres?
El perro le mordió suavemente el pantalón, como ella quería ir a ver de nuevo el lugar donde murió el piloto, y el perrito la guió para allá se dejó llevar, en el lugar el perro ladró hacia un árbol.
— ¿Qué te pasa? — siguió gruñendo cada vez más fuerte, y trató con sus patas delanteras de llegar a un agujero que tenía el tronco ¿Se te cayó algo en este lugar? — con mucho cuidado metió la mano, sintió algo en la entrada, sacó un pañuelo rajado en un lado, estaba enganchado a una placa de identificación muy antigua, tal vez de la segunda guerra mundial — ¿Qué diablos es esto?
Pidió ayuda a algunos hombres que estaban cerca, quienes abrieron el tronco,en él encontraron documentos y una carta, todo al parecer fue dejado hacía muchísimos año ¿Por el piloto antes de morir por miedo que los enemigos lo encontrarán antes que los aliados? En esa época el orificio debió estar a la altura de la tierra, pero lamentablemente para él nunca nadie busco allí. Con todos los antecedentes en mano Elina fue a la Embajada de Irlanda nuevamente.
— Este número no corresponde a un soldado de nuestro país — dijo el funcionario y devolvió la placa.
— Pero es de un piloto que murió en un avión de ustedes.
— A veces eran aviadores de otros países quienes nos apoyaban. Espere, trataré de averiguar algo, vuelva después de almuerzo, por favor — iba molesto, por esa petición debería revisar los archivos guardados.
Cuando la joven fue en la tarde se llevó una gran sorpresa.
— El registro corresponde a un piloto norteamericano, apellidado Miller, ayudó en esa misión porque no habían suficientes de nuestro país.
— Gracias.
Con esta información fue a la embajada de Estados Unidos, está vez la acompañó el Alcalde de su ciudad, curioso de poder por fin saber quién fue el héroe de esa vez, el político fue de los niños que vio el avión sobre ellos, y si no fuera por la maniobra del piloto hubiera sido uno de los muertos.
— Debe haber un error, está persona está con vida — miró el hombre extrañado la ficha.
— La identificación fue encontrado cerca de donde murió un piloto, al finalizar la guerra.
— Tendrán que volver en 5 días hábiles, debemos investigar bien está situación — por fin algo de movimiento se dijo el empleado, fastidiado.
Tres días después, los citaron de nuevo, urgente.
— Por un error involuntario, los antecedentes del John Miller de este número de placa se mezclaron con los de otro John Miller, quien efectivamente sobrevivió a la guerra.
— Hay familiares vivos del Sr. Miller, el que pudo haber muerto, para poder hacer un ADN y salir de dudas — sugirió la joven, el alcalde estaba asombrado que se hubiera producido una situación como esa.
— Según esto, su esposa y un hijo.
— Debemos informarles inmediatamente de este error, quien sabe que deben pesar, imagine terminó la guerra y él no volvió con ellos.
Estados Unidos, días antes de los 50 años del fin de la guerra.
En el Ejército estaba Alice y Xavier, quienes fueron citados por el General Smith, quien no sabía cómo darle esta noticia, maldecía que lo designarán para eso.
— Señora, el ejército les pide disculpas a usted y su hijo, por un error administrativo involuntario se confundieron los expedientes de su esposo y de otro John Miller — se detuvo un momento para que sus oyentes pudieran asimilar la información — casi al final de la guerra un soldado norteamericano murió en Grecia, está todavía sin identificar, creemos que puede ser su esposo ya que cerca se encontró su placa de identificación. El gobierno griego los invita para poder hacer un examen de ADN, y salir de dudas.