Había dos chicas en la dirección a la que Ian veía. Ambas estaban sentadas en la barra que estaba a la vista de los chicos, así que podían ver el rostro de ambas. La primera era una castaña de pelo lacio y largo, quien se veía más calmada, pero con una mirada perceptiva y calculadora, y se notaba que quería analizar todo en todo momento. La otra era una pelirroja alegre de ojos brillantes. Su cabello era más corto y ondulado, como si cualquier corriente de aire fuera a enredarlo de inmediato. Se veía bastante animada, y hablaba tan rápido que ni siquiera era capaz de leer sus labios.
Ambas eran muy lindas, pero había algo en la actitud de la pelirroja que lo inquietaba, y el hecho de que su amigo haya quedado hipnotizado no era una señal para nada buena.
-Ian… Por favor dime que te gusta la castaña. -Gabriel le preguntó con cuidado, bajando su tono de voz para no ser descubierto. - ¡Tierra llamando a Ian!
Cuando su mejor amigo le dio un puñetazo algo fuerte en su hombro pudo reaccionar, y es que estaba tan hipnotizado que seguramente olvidó hasta su propio nombre.
-Auch, ¡sé más cuidadoso! -Ahi si volteo, pero fue porque el dolor del golpe le hizo aterrizar los pies en la tierra.
Tendría la opción de golpearlo, de no ser porque quería ser cuidadoso para no ser notado y así poder seguir espiando en silencio.
-Dime que te gusta la castaña… -Al ver la cara roja por vergüenza de su amigo, supo que no estaba en lo correcto. -¡¿Te gusta la pelirroja?! No es pelirroja natural y se distrae fácilmente. Eso solo me da malas señales y yo nunca fallo, así que la chica debe estar loca.
Ian entró en pánico total al creer que fue escuchado, metiendo el trozo entero de su brownie sin tocar en la boca de su amigo. Por suerte, no lo escucharon, pero sí llamó la atención de otros presentes. Y era comprensible, ya que la chica se veía que no se callaba y la otra parecía que debía prestar mucha atención si no quería perderse de cada muy preciso y necesario detalle. Ambas estaban distraídas, y eso era lo importante.
-¿Puedes empezar a ser más discreto así sea por solo una vez en tu vida? -Ian quería morir, y era aún peor porque su amigo estaba en lo correcto. -Pero, ¿qué pasa si me gusta la pelirroja?
-¡¿Que pasa?! Se nota que tiene la mente en júpiter y está llena de fantasías. Y, ¿sabes qué significa el rojo de su cabello? Red Flag. Todos saben que las que se tiñen de rojo es porque son inestables mentalmente. - Gabriel logró modular su voz para que saliera en un susurro alterado y desesperado. Pero algo era algo, y con que no se dieran cuenta estaba bien. -¡Te estás distrayendo de nuevo!
-¿Rojo de Red Flag? Gabi, no seas ridículo. Y claro que no me interesa y no soy tan estupido para estar enamorado a primera vista de una chica que vi hace 5 minutos. -Quizás sus palabras decían una cosa, pero sus ojos decían algo distinto.
-¡Se te esta cayendo la baba, idiota! Y claro que soy ridículo, yo huelo las tormentas y las evito. Y tú, mi querido amigo, no estás preparado para tanta emoción en tu vida. Vas a terminar haciendo algo impulsivo y yo tendré que seguirte a todos lados para limpiar tus desastres.
Dejó de hablar cuando se dio cuenta de que su amigo se había vuelto a perder en los ojos de la chica bonita de cabellos rojizos. Y sí, era claro que debía prepararse mentalmente para la catástrofe que su amigo iba a dejar atrás poco a poco.
-Es perfecta. -El pelinegro susurró, o al menos eso intentó porque no pasó por desapercibido de su rubio amigo.
- ¿Por qué no le hablas? Ya te flechó cupido y a este punto no hay vuelta atrás. -Gabriel no podía decirle algo más que eso, porque realmente ya no había nada que hacer para convencer a su amigo que era una mala idea enamorarse de una persona que conoció hace 10 minutos exactos.
Aunque no la conoció realmente, ya que ni siquiera estaba lo suficientemente cerca para escuchar su tono de voz.
-¿Estás demente? Es obvio que no haré algo tan estupido. No voy a ir a su mesa para sonreír de forma coqueta y pedirle su número. Yo no funciono así, ¿de acuerdo?
-Claro, porque mirar a una chica por un montón de tiempo sin que ella lo sepa es más normal que simplemente ir a hablarle. -La ironía de Gabriel era tan palpable que le hizo rodar los ojos. Pero lo más molesto era que el rubio tenía razón.
-Gabi, no voy a llegar de la nada para presentarme y decirle mi nombre de la nada cuando ellas están sumidas en su propia conversación, es obvio que no quiero dañar el ambiente. -Ian se excusó como pudo, porque realmente él no quería hablarle por miedo al rechazo directo.
-¿Entonces qué se supone que hagas? Si sigues viéndola sin hacer nada vas a parecer un loco y la gente va a empezar a mirarnos raro, así que solo levántate y háblale.
Gabriel le dio ánimos y un pequeño empujón para que pudiera caminar hacia ellas. Pero al estar más cerca, sus pies le flaquearon y no pudo continuar antes de darse la vuelta y huir para pagar su cuenta y huir de allí.
-¡Hey, espérame! -Al rubio no le dio tiempo de reaccionar cuando ya lo estaba persiguiendo hacia la salida para dejar atrás el café y caminar a su lado.
Editado: 09.11.2025