La pregunta principal era, ¿Cómo es que un chico tan seguro de sí mismo como Ian se había quedado hipnotizado y embobado con una chica desconocida? Era curioso, pero es algo bastante normal si tenemos en cuenta que a todos se nos va la seguridad y la calma cuando tu crush está cerca. Hacer el ridículo es una opción que siempre está en la mesa si se trata de atracción física momentánea o permanente.
-¿Entonces no quieres el número de las amigas de Lali? -Gabriel habló después de un par de minutos caminando a su lado.
A pesar de que sabía perfectamente que Ian iba a decirle que no, simplemente queria romper la tension del momento con un comentario tonto y fuera de lugar. Quizás era una forma más efectiva de hacerlo reaccionar.
-No, ¡no quiero el número de ninguna chica! -Ian se detuvo de golpe viendo en la dirección del café que habían dejado hace un rato. -Dime que soy patético.
El pelinegro pasó sus manos por su rostro de forma frustrada y avergonzada. Sí, le daba vergüenza la situación.
-No eres patético, simplemente te interesa alguien por primera vez en mucho tiempo. Y descuida, todos hacemos cosas tontas en esas situaciones. -El rubio trató de ayudar lo más que pudo para darle ánimos al ver su desesperación. -Aún estamos a tiempo de volver para que puedas preguntarle al menos su nombre. Dudo mucho que se hayan ido, parecía bastante obvio que la conversación iba a ser muy larga.
-No estoy listo, y no quiero parecer un idiota y hacer el ridiculo en frente de ella y su amiga. Tampoco la conozco, así que no sé cómo podría reaccionar si me acerco de la nada.
Su frustración y sus preguntas eran bastante válidas, pero tampoco debían quedarse de brazos cruzados y no hacer nada. Si dejaban el tema, Ian iba a sonar despierto todos los días imaginando que podría conocerla, y Gabriel estaría detrás de él todo el tiempo para recordarle que seguía en esta realidad y que debería reconsiderar opciones de citas que definitivamente no iba a aceptar.
-Espera… -Gabriel se detuvo de golpe, mirándolo como si se le hubiera ocurrido la idea del año. -Si sabes su nombre y a qué sitios frecuenta, quizás podemos volver a encontrarla y así puedes practicar tus palabras de antemano para no hacer el ridículo y hablarle de una buena vez por todos.
-Eso sería un gran plan, de no ser porque no podemos saber nada de ella.
Una sonrisa malévola se instaló en el rostro de su amigo, y eso no significaba nada bueno.
-¿Recuerdas que te dije que mi hermana puede encontrar las redes sociales de una persona sin siquiera saber su nombre y su apellido? -El pelinegro asintió lentamente, sabiendo hacia que lado se estaba dirigiendo esta conversación. -Bien, puedo decirle a ella tu situación para que la encuentre, le envíe una solicitud y que pueda ver sus post e historias sin hablarle ni darle like a nada, pero únicamente con el fin de saber cómo se llama.
-No puedes decirle eso, ¿qué pasa si descubre que soy yo el que la hizo buscarla? -Ian preguntó con la duda y el miedo instalándose en su rostro, pero quizás también había un pequeño rayito de esperanza.
-Tranquilo, no lo sabrá. Ella tiene otra cuenta donde no tiene fotos con nosotros, y todas tus cuentas están privadas así que no te va a encontrar.
-De acuerdo, hay que hacerlo.
Era una terrible idea, pero el rubio ya le había escrito a su hermana para que la encontrara lo más pronto posible.
-Ya la siguió. -La sonrisa malévola de Gabriel se ensanchó y se volvio a una más victoriosa, notando la mirada de confusión de su amigo. -Sabía que terminaría convenciendo de hacer esto, así que quizás les tome una foto de forma disimulada para que las encontrara mas rapido.
El rubio definitivamente no iba a librarse de las consecuencias, pero lo dejaría pasar solo hasta que pudiera obtener su nombre de usuario y las capturas de los sitios a los que ella solía frecuentar.
Así que se llama Lara… -Susurro para el mismo con una sonrisa boba al saber que ella era igual de linda y brillante en su perfil de instagram que en persona.
Editado: 10.11.2025