Ya habían pasado 2 semanas exactas desde encontrar el perfil de instagram de Lara, y la hermana de su amigo ya le había dicho suficiente para saber su café y su librería favorita, y también le habló acerca de que a ella le gustaba mucho el arte y los museos eran su pasión.
Es que a ver… quizás 3 días era muy poco para mentalizarse en saber qué decir y cómo actuar para no quedar en ridículo. Pero luego de practicar que decir y qué hacer por 5 días seguidos se supone que ya podría abordarla sin ningún problema, pero ahí empezaron las excusas.
Cada uno de los días en los que se encontraban pasaba exactamente lo mismo. A veces el problema era el cabello o la ropa, y le preocupaba cómo ella podría verlo. Porque unas veces decía que se vistió muy casual y otras muy formal. Luego estaba la excusa del mal aliento cuando siempre tenía una higiene bucal impecable. Tambien estaba su perfume, ya que o se echaba mucho o muy poco. Y por ultimo estaba la excusa del dolor de estómago por haber comido demasiado la noche anterior, a pesar de que todos sabían que él solía cuidar su alimentación para no abusar de la comida nocturna para precisamente no tener ningún tipo de problemas estomacales, y eso a Gabriel ya lo estaba frustrando.
-Ahí está ella, ahora dime cuál es tu genial excusa. -Le preguntó su amigo con cansancio, recostado en una repisa de la biblioteca, cansado por leer el mismo cuento infantil 5 veces.
-No es ninguna excusa, es solo que no esperaba verla aquí y no me preparé mentalmente lo suficiente. -El pelinegro trataba de concentrarse en su libro, pero el simple hecho de notar que ella estaba ahí lo hacía sentirse de forma inquieta. -Y baja la voz, ¿quieres?
A pesar de que era la segunda excusa del día, tenía algo de razón ya que él no se había preparado mentalmente para verla ahí, sino al contrario, él la estaba evitando.
¿Han escuchado la teoría acerca de que las personas pueden cruzarse contigo mil veces y jamás notarías que están allí, pero que cuando las conoces, no puedes dejar de encontrarte con ellas? Es una teoría extrañamente cierta, y era aún más aterradora porque no importara que tan grande o pequeño sea el lugar, siempre van a estar allí.
El se sentía un gallina y un cobarde, pero ya habían pasado 8 días cuando por fin aceptó su destino.
-Estoy cansado de estar aquí de pie escondido detrás de esta repisa. Pudimos sentarnos desde hace un largo rato, pero no. A ti se te ocurrió que no quieres ir a una de las mesas solo para que no nos noten. -Gabriel habló con aún más frustración, pegando su frente en el pequeño libro para tratar de cerrar los ojos y dormir de pie.
-No seas pesado. -Ian iba a quitarle el libro para golpearlo por ser irrespetuoso en un lugar tranquilo, pero una voz de queja lo hizo detenerse de golpe.
Las chicas estaban hablando de nuevo, solo que esta vez su timble de voz era mas elevado.
-Emi, debes entenderlo. Yo quiero enamorarme, ¡pero no de forma tan aburrida! -Exclamó Lara en un tono más alto del que quizás deberia. -Quiero que mi vida sea así.
La pelirroja le mostró su libro de enemies to lovers a su amiga, señalando con frustración su línea favorita de los protagonistas.
-Lara, entiende que no vivimos en tu libro, y en el mundo real, tener una relación de enemies to lovers es bastante tonto y tóxico. Y sabes que te quiero, pero no hay forma de que algo así pueda salir bien. -Emily le explico con calma y paciencia, a pesar de que habían tenido esta conversación 3 veces en lo que iba de día.
-Pero yo quiero que mi vida sea dramática e interesante, y no hay nada más interesante que leer historias de romance cliché donde sientes mil emociones de tensión al mismo tiempo. -Esta vez Lara habló con un tono menos insistente, sabiendo que pudo haber molestado a las personas que se encontraban a su alrededor.
-Linda, sé que eso es lo que quieres. Pero, ¿qué te asegura que sí o sí vas a enamorarte perdidamente del primer chico que te odie y te trate mal? -La castaña era muy paciente al explicarle cosas, y eso era lo que más amaba de ella. Es solo que a veces unas palabras lindas para hacerla reaccionar no eran suficientes.
-No importa cómo pase, si no es así, no quisiera enamorarme. -Lara no lo decía en serio, eran cosas que solo repetía cuando leía su libro favorito, porque en el día a día ella sabía cómo funcionaba el mundo real.
Solo que también había 2 personas escuchando detrás de la delgada repisa de madera llena de libros...
Gabi… ¿Escuchaste eso? -Ian sonrió de una forma distinta, planeando en su cabeza algo bastante descabellado y único que podría terminar en una catástrofe.
-Dime que no es lo que estoy pensando. -La garganta de Gabriel se volvió seca al notar la expresión de su amigo, sabiendo perfectamente lo que estaba pensando, y todo en ello le gritaba peligro.
¿Qué tan difícil era hablarle de forma normal para pedir su número y enamorarse de forma orgánica? Estaba claro que en la mente de su amigo esa opción era imposible.
Editado: 10.11.2025