Baño

Aún con agua fría en el cuerpo y glucosa tras la piel, mi mente obliga por si sola estar inconsciente, no se molesta al sentir alrededor lo que tiene, no le importa más que el escuchar diariamente un disco rayado que poco a poco se rompe; siendo inaudible. Puedo quitarme los tapones y experimentar, el algodón en mis oídos que distorsiona el exterior y me hace alucinar, quitarme los zapatos y caminar, afinar mis sentidos sin necesidad de alguien más. No quiero alejar aquello que me importa y no pienso abandonar lo que me estanca, una contradicción que al mismo tiempo enreda y replantea el mar por donde voy pescando, puedo bucear y deleitar mi vista, pero el marisco no abunda; me podría conformar con alimentar mis placeres en vez de fortalecer mis necesidades y poder creer que al fin me encontré, aunque no me sienta sincronizada y el mundo me haga vivir desorientada el agua de la mañana me regresa a la conciencia de la existencia de un alma sin protesta a morir.