Un poco de ti.

Capítulo 5. Está de vuelta

Ansel

—Ven, cariño. 

—No, no puedo ahora. Tengo cosas que hacer con… 

Me interrumpe antes de que termine. 

—Siempre estás ocupado, joder. ¿No tienes tiempo ni siquiera para tu prometida? Es un dolor de cabeza querer que me consientas y que no estés. 

  —Lo siento, cariño. Sabes qué pasó muy ocupado. Prometo que en la noche haremos todo lo que quieras. 

Suspira, eso quiere decir que ya se tranquilizó. 

—Vale. Te amo. 

—Y yo a ti. 

Finalizo la llamada con una mueca de asco. Todo lo que tengo que hacer para guardar las apariencias. 

—¿Tu prometida? 

—Quién más podría ser… 

—Ella es linda, deberías aprovecharla más. Las americanas son sexys. 

—No me favorece tanto — contemplo. 

Ahora es su celular el que suena. 

—Es mi mamá. 

Se aleja unos minutos a responder la llamada. Tan solo logro escuchar que menciona a su hermana, cuál de las dos será no lo sé. 

—Debo irme— coge su saco.

—¿Por qué? 

—Mi mamá quiere que llegue a cenar con ellos. Ya sabes, la familia y sus cosas. 

Entiendo 

—Termina los archivos que te pedí, por favor. Son para mañana a primera hora — le digo. 

—Lo haré.  Hasta mañana. 

Sale de mi oficina y luego de la empresa. 

—Señor Ansel— ingresa mi secretaria. 

—Dime. 

—El joven dejó los archivos. ¿Quiere que se los lleve a su casa? 

—Mierda, no. Vete a descansar ya, yo mismo los pasaré dejando — le digo. Tomo los documentos y me apresuro para alcanzarlo. 

Salgo de la oficina y monto mi auto, hace años que no pongo un pie en casa de los señores. 

Desde que Asya se fue.. no tengo vergüenza para entrar. Los he visto. Me los he topado en muchas veces pero no he puesto un pie bajo el mismo techo que conocí a su preciada hija y a la que jodi. 

Tantos años intentando saber de ella y la única que sabe perfectamente en dónde esta es Hope pero la hija de perra se niega a decirme. Por supuesto que no pienso rogarle más, lo hice por años. Quise contratar un investigador privado, pero Hope me dijo que Asya quería estar lejos de mí y yo sinceramente quería que lo estuviera, no había forma de perdonarme lo que la hice hacer. 

Llego a casa de ellos, para mi fortuna o desgracia Hope también viene llegando. 

—¿Qué haces tú aquí? – está más a la defensiva que nunca. 

—Vine a dejarle unos documentos a tu hermano. 

—No te preocupes, yo se los doy. 

Me los arrebata de la mano. 

—Ten feliz noche. 

—Ya, largo— susurra. Yo tampoco la soporto, es grosera y altanera. No tiene un solo gramo de parecido a su hermana. 

Entro a mi auto, la veo entrar a la casa. 

Antes de encender mi auto e irme recuerdo que no le dije a Hope algo que quería decirle. Ella me pasa dando muestras de odio a mi ¿por qué no yo a ella? 

Me bajo del auto y regreso a la puerta de la casa. Huele a limón exactamente por el árbol que está en la entrada. Asya dijo que era de ella. 

Toco a la puerta dos veces. 

—¡Ya voy! 

Hope abre la puerta, primero se asombra al verme. 

—¿No que ya te ibas? 

—Solo quería decirte que ya sé en dónde esta tu hermana. 

Sonrío y luego me largo. 

Ella se queda en la puerta procesándolo pero yo soy más rápido. 

Conduzco hacia mi departamento, donde me espera mi prometida. 

Me recibe en bata de seda, le gusta provocarme. 

—Al fin, cariño. 

—Estuve muy ocupado — dejo mis cosas en el sofá. —Pearl. ¿Qué planeas para mañana?  

—No entiendo de qué hablas. 

—Kadir me dijo que dijiste algo o insinuaste algo como una fiesta de compromiso. ¿Crees que sea apto a tres meses de la boda? 

—Lo es, es una costumbre familiar. 

—No para mí.  

—Ya invite a nuestros conocidos, ya no puedes decir que no. 

Lamentablemente ella tiene toda la razón. 

Ya no puedo negarme a algo que yo misma empecé. Toda la culpa es mía. 

—Sabes, estoy muy cansado. Solo quiero dormir. 

—Oh, vamos. Mira lo que compré para ti — se deja caer la bata y bajo ella tiene una lencería bastante sexy. —¿No se te antoja? Gatito. 

—Que no me digas gatito— siseo. —Me molesta. 

—Lo siento, entonces. ¿Vamos? 

Joder. 

Esta mujer quiere lo que quiere sin un no por respuesta. Mantiene un apetito sexual que jamás había conocido en nadie. 

Y que genial que mañana me espera otro “grandioso día” 

*** 

—Pareces noctámbulo. 

Kadir se ríe y Pearl le sigue la corriente. 

—No parece, es. 

—Claro que no. 

—Claro que sí — bufa —Hace sus principales actividades por la noche. 

—En una de esas logras dar en el clavo —comenta Kadir con una risa divertida. —Y tienen un bebé en camino. 

De solo escuchar la palabra toda mi piel se eriza. 

Ese pasado aún no deja de seguirme. Me hace sentir la persona más vil sobre el  planeta, un estentóreo quisiera escapar de lo más profundo de mi garganta, sin embargo la realidad me golpea al escuchar la risa de mi prometida. 

—¡Yo si quiero muchos hijos! 

—¿Hijos? Nunca hemos hablado de hijos. — le doy un sorbo a mi copa de vino tinto. 

—A mi me gustan los niños —ya me doy cuenta —Y mi familia es muy cristiana, sabes que no está a favor del aborto. 

—Por eso se reproducen como conejos sin importarles la calidad de vida que tengan los infantes. 

—Ya hablamos de eso, Ansel. 

Claro que lo hemos hablado. 

No estoy a favor de tener hijos a montones y abandonarlos a su suerte. También me parece egoísta traer hijos enfermos a este mundo (cuando sabes que trae una degeneración) que le impedirá desarrollarse como un niño normal. 

Es mundo ya está en la mierda para que más inocentes vengan a pagar nuestras culpas. 

No obstante, aún pienso en esa pequeña criatura si hubiera nacido. En ocasiones suele gustarme la idea, es atractiva y me causa cosquillas pensar en que me llama “papá” 




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