Un polizón en tu viaje

Capitulo 5

Los seguí  hasta un salón amplio, en él estaba una familia  jugando twister, ahí estaba el hombre de la camioneta parecía feliz, a su lado estaba una mujer de cabello castaño rojizo, también estaban los niños parecían más grande que la última vez, la pequeña tal vez de unos ocho o nueve años y el pequeño de cuatro o cinco parecían sanos y felices el dolor había quedado atrás, la persona a la que estaba invadiendo no sentía ningún rencor, ella sabía que la mujer que estaba ahora junto a su esposo lo amaba como él siempre mereció ser amado, más de lo que ella lo había amado.

           - Mamá, mamá - la estrepitosa risa del pequeño rebosaba de felicidad.

Eso me dolio a mi, pero el cuerpo que ocupaba aunque le dolía no parecía molesta, sabía que con el tiempo sucedería, la vida continuará, que ellos continuarán, sabía que  la mujer que ahora tenía en sus brazos  y llenaba de besos el rostro de su hijo lo queria, queria a sus hijos, a su esposo, amaba y cuidaba de su familia, yo estaba dolida en su nombre, dolida por lo que perdería, que no vería a sus hijos crecer  y estar con ellos pero no podíamos hacer nada, ninguna de las dos podía parar el tiempo o cambiar las cosas, pero ella estaba bien, contenta de que su familia ya no sufría su ausencia quería estar con ellos más que nada en el mundo pero sabía que no podía, pero se alegraba que encontraran a alguien que los amara con tanto fervor.

No hablo con su esposo solo vio esa dulce y feliz imagen y tuvo paz. Paz y gratitud.

Los ángeles la volvieron a guiar  por un pasillo aún más largo que los anteriores, al final llegamos a una puerta de emergencia, salimos  a un estacionamiento enorme pero estaba completamente vacío a excepción de una minivan, la tarde había caído parecía que ya mismo oscurecería, los ángeles siguieron el camino a un costado del centro comercial  había unas habitaciones muy parecidas a la de los moteles de carretera que salen en las películas.

. ! Mamá, mami¡- el grito del niño me detuvo en seco al regresar la vista lo vi corría hacia mi en el mismo mono azul de antes con sus piernitas inestable, trataba de llegar hacia mí, con una desesperación abrumadora, sus mejillas estaban rojas por el esfuerzo y manchadas de lágrimas, mi cuerpo se movió por sí solo corriendo para llegar a él, lo tomé en brazos tratando de consolarlo su llanto que cada vez se hacía más desesperado y mis lágrimas se fundían en su pequeña cabecita lo abrazaba con tanta fuerza como podía sin llegar a lastimarlo, no lo quería dejarlo ir.

         - ! No te vayas, no me dejes¡ - su llanto estaba rompiendome el corazon .

         - No lo haré, siempre estaré contigo. - le susurraba para tratar de calmarlo.

         - Por favor no me dejes, quedate, quedate conmigo - me suplico.

         - Tenemos que irnos - dijeron los  ángeles a la vez.

Con un tremendo dolor en el pecho y el corazón destrozado me inque en el suelo y puse al niño en el piso, tomé su pequeño rostro entre mis manos.

      -  Nunca te dejaré, siempre, en cada momento que vivas yo estaré ahí, no importa donde vayas estaré ahí contigo, te amo y nunca dejaré de amarte, pero ahora debo irme. 

Le di un beso en la frente y me levante de algún lado pareció su esposo y tomó al bebé en brazos los gritos del pequeño eran desgarradores, sus gritos eran tan fuertes que resonaban dentro de mi mente, su padre trataba de calmarlo parecía que no podía notar mi presencia y solo los vi alejarse hasta el único auto en el estacionamiento, de repente el suelo comenzó a temblar y enormes grietas se abrieron en el suelo, los ángeles corrieron hacia una de   las habitaciones del motel para resguardarse pero cuando entramos a una, los temblores aumentaron en  magnitud, las paredes de la habitación temblaron tanto que  se agrietaron,  cerré los ojos con tanta fuerza rogando que todo para, que todo  terminara, de pronto todo quedó en silencio y era la única en lo que quedaba del cuarto, los ángeles habían desaparecido al igual que la mayoría de las paredes , cuando me puse en pie no pude ver nada a mi alrededor todo había desaparecido,  el cielo estaba rojo, todo estaba devastado todo estaba  quemado.

 




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