Un profesor como regalo de Navidad [kaisoo]

Capítulo Dos

Kyungsoo no sabía si llamar a la puerta o darse media vuelta y huir de allí lo más deprisa posible. Jamás había visto antes esa expresión en el rostro de su profesor y eso lo hacía estremecerse, aunque no precisamente de miedo, lo cual le extrañaba mucho más. Pero eran raras las ocasiones en que lo había visto así y, cuando le había hablado a la salida de la clase, la vibración de su voz envió una oleada de placer a través de su cuerpo y lo empapó por completo. Se había recuperado, por supuesto, pero ahora que estaba delante, su determinación volvía a flaquear.

Era consciente que otros lo miraban, pues estar allí plantado delante de una puerta sin hacer ni un solo movimiento no era algo normal, pero no le importaba lo que pensasen los demás. Aún estaba indeciso sobre si debía llamar o no. Suspiró y cerró los ojos mientras golpeaba con los nudillos la puerta de entrada del despacho de Kai. Se merecía una reprimienda por haberlo interrumpido en la clase y no era un cobarde que huyera de las situaciones problemáticas.

―Pase ―dijo una voz masculina desde el otro lado de la puerta.

Kyungsoo la abrió y entró, al mismo tiempo que se obligó mentalmente a andar como si no pasara nada, como si estar en un lugar cerrado con el protagonista de sus sueños húmedos desde hacía dos años no le importase en absoluto. Su ropa interior volvió a mojarse por la expectación y su pene se contrajo de impaciencia. Eso no lo ayudaba en absoluto a mantener su mente fuera de los pensamientos que le provocaba la visión de él cada vez que lo tenía cerca.

Kai estaba delante de él sentado frente a su escritorio leyendo algunos documentos. En ningún momento había levantado la mirada de ellos, pero parecía saber que era él el que había entrado en su despacho. Aunque claro, era posible que no lo visitaran mucho.

―Cierra la puerta ―le dijo a continuación. Él se volvió y cerró la puerta. Se quedó unos segundos apoyado con las manos sobre ella intentando calmar el rápido latir de su corazón para que él no se diera cuenta.

Cuando volvió a mirarlo se fijó en que lo miraba con atención. Sus ojos se clavaban en él y esto le hizo temblar por dentro y no pudo apartar la mirada del hombre.

―Siéntate.

―Profesor, tengo un poco de prisa.

―Se excusó él. Él arqueó una ceja y su rostro se endureció con lo que él acortó la distancia y se sentó sin pensar en nada más. Algo en ese rostro le decía que lo mejor era no discutir con él.

―Creo que sabes por qué estás aquí ―comentó apartando la mirada de él.

―Suelo pedir a mis alumnos que atiendan en mi clase porque los exámenes son duros y no quiero aprobar a nadie que no se lo merezca. No quiero que salgan aprobados con falta de conocimientos.

―Sí, profesor, lo sé. Y de veras le pido disculpas por la interrupción. No volverá a suceder.

―Soy consciente de que no volverá a pasar, pero eso no te exime de que merezcas un castigo.

Kyungsoo abrió la boca sorprendido y se lo quedó mirando.

―¿Cas... Castigo?

El profesor Kai se levantó y rodeó el escritorio hasta ponerse detrás de él. Cuando Kyungsoo iba a darse la vuelta para mirarlo las manos de él, que reposaban sobre los hombros de él, lo mantuvieron en la posición inicial sin permitirle mirar hacia atrás.

―Voy a castigarte por haberme interrumpido en clase y también por titubear en la puerta del despacho.

―¿Cómo sabe que he...?

―Te conozco ―respondió antes de que acabara la pregunta. ―Se inclinó sobre él y apartó la camiseta de su cuello para besarlo, Kyungsoo cerró los ojos y jadeó cuando notó los labios sobre su nuca, mientras las manos le sujetaban con firmeza.

―No te muevas ―le ordenó. Siguió besándolo en la nuca y lamiéndolo hacia los lóbulos de las orejas mientras él se mordía el labio.

No podía estar pasando... Eso no era normal, pero... Dios, había soñado miles de veces con tenerlo tan cerca de él, por saber lo que sentiría cuando él lo tocara. Y ahora ahí estaba. Solo rogaba porque nadie los interrumpiera pues no quería que todo aquello acabara. Los labios del profesor parecían expertos a la hora de rozar cada una de las zonas de su cuello en busca de una reacción mayor, haciéndolo estremecerse por su toque, ansiar por más.

Un gruñido sobre su hombro le hizo girar la cabeza hacia él. Sus ojos se encontraron, los de él más oscuros de lo habitual, los suyos, en cambio, mostrando sorpresa y pasión.

―Eres testarudo... ―murmuró él apartándose de su cuerpo. Se alejó unos pasos y se cruzó de brazos.

Kyungsoo lo observó, parecía que estuviese conteniendo las ganas de abalanzarse sobre él, además de su excitación latente en los pantalones que, sin duda, en aquellos momentos le estaban apretando demasiado.

―Levántate e inclínate sobre el escritorio. Tus manos sobre él.

―¿Por qué? ―preguntó sin darse cuenta.

―Porque voy a darte tu castigo, salvo que quieras salir de aquí, en ese caso no te detendré. Eres libre de decidir.

Kyungsoo podía salir de allí en ese momento, la puerta no estaba cerrada y le daba la oportunidad de irse antes de que pasara algo más. Entonces, ¿por qué su cuerpo no se levantaba y se ponía en la posición que él le pedía? Muy en el fondo no quería irse, pero tenía miedo de lo que ese hombre podía hacer con él.



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En el texto hay: kpop, academico

Editado: 02.05.2022

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