Un profesor como regalo de Navidad [kaisoo]

Capítulo Diez

Kai estuvo a punto de soltar el cuenco y agarrarlo de cualquier forma que lo mantuviera caliente y mojado para él, pero se detuvo al pensar en la diversión que ese juego le podía causar.

―¿Para qué es eso?

―Ya lo sabrás ―contestó dejando el cuenco fuera del alcance de él y yendo en dirección a un armario.

―Cuando se volvió hacia él tenía, en una mano, una cinta de seda negra y, en la otra, unas cuerdas.

―¿Confías en mí?

―Si...

―Quítate el jersey y ponte a cuatro patas, con las manos sobre la cabecera.

Kyungsoo siguió sus órdenes con una risita incontrolable. Se sentía muy excitado por lo que Kai pudiese hacerle y quería cumplir lo que le había mandado.

Él le acarició la espalda con la cuerda mientras ascendía hasta sus manos.

―No te rías tanto o te castigaré.

―¿Por reírme?

―Por burlarte...

Cogió una de sus manos y la amoldó al cilindro que formaba parte del cabecero de su cama. La ató con fuerza, pero sin hacerle daño, lo bastante como para inmovilizarlo y que no pudiera soltarse. Hizo lo mismo con la otra.

El cuerpo de Kyungsoo se tensó al tirar de sus manos y ver que no podría moverlas, aunque quisiera hacerlo. Kai le cogió la barbilla y levantó su cara hacia él.

―¿Estás bien?

―Tengo un poco de miedo... ―confesó él dejando que viera que, si antes había sido osado, ahora que se encontraba en esa situación el temor comenzaba a dominarlo.

Kai dejó encima de la mesa la cinta de seda y lo miró con ternura.

―No te haré nada que tú no quieras. Si en algún momento quieres que pare solo tienes que decir mi nombre. ¿De acuerdo? ―Él asintió, pero aún tenía ese miedo en sus ojos.

 ―Esto te va a gustar. Tendrás las piernas sueltas así que puedes moverte si algo va mal.

―¿Y te detendrás?

―Te lo prometo.

Kyungsoo suspiró tratando de tranquilizarse antes de mirarlo de nuevo.

―Confío en ti.

Una sonrisa de gozo lo alentó a dejar que él le vendara los ojos con la seda negra.

―Estoy aquí. No te voy a dejar solo. Quiero que sientas sin ver, que te dejes llevar por el tacto y el oído.

¿Por ahora bien?

―Si... ―susurró él.

―Abre más las piernas, quiero verte húmedo para mí.

Kyungsoo jadeó ante las palabras de Kai y separó las piernas hasta que la postura se le hizo incómoda. Lo sintió moviéndose por la cama y saliendo de ella. Se puso nervioso pero los ruidos en la misma habitación por parte de él lo tranquilizaron.

Cuando Kai volvió a la cama le acarició la espalda reconfortándolo y transmitiéndole tranquilidad.

Sabía lo difícil que era para él dejarse dominar de esa forma y valoraba lo que hacía. Iba a asegurarse de que su recompensa fuera más que placentera.

Se movió hasta quedar detrás de él y le quitó uno de los calcetines que llevaba puestos. Después de tirarlo al suelo cogió uno de los cubitos de hielo y se lo puso en la planta del pie con lo que Kyungsoo reaccionó instintivamente perdiendo la posición y retirándose. Aspiró el aire con rapidez mientras trataba de calmarse. Las manos de él sobre su cintura hicieron que dejara de moverse para que no se hiciera daño en las manos.

―¿Qué era eso? ―preguntó.

―¿No lo has notado?

―Hielo...

―Son cubitos de hielo, solo estaba empezando. Déjame enseñarte el juego.

―¿Juego?

―¿Nunca has jugado con hielo, Kyungsoo?

―No... Es frío. ―Kai arqueó una ceja y sonrió.

―Yo te demostraré que es caliente... Y sensual.

Kyungsoo volvió a colocarse de nuevo en su posición con ayuda de Kai. En esta ocasión la mano de él se quedó apoyada en la cintura de Kyungsoo como si fuera algo en lo que agarrarse para estar tranquilo.

Se inclinó y le besó, primero una nalga, después la otra, para seguir después lamiéndolo y acercándose a su trasero y a su ano. Kyungsoo temblaba un poco y por eso necesitaba relajarlo para que disfrutara del momento, así que se dedicó a su cuerpo dejando a un lado los cubitos. Su otra mano recorrió el costado hasta encontrar su pecho y empezó a masajearlo mientras notaba cómo el pezón se endurecía sobre su mano. Entonces, agarró el otro pecho cambiando las manos de lugar y siguió el mismo proceso. Él no podía controlar los gemidos que salían de sus labios y trataba de moverse, pero cada vez que lo hacía, él le apretaba la cintura para que se mantuviera quieto.

Cuando la mano de él abandonó el pecho no supo dónde la colocaría. Era realmente emocionante no poder ver sus movimientos, no saber cuál sería su siguiente acto.

Kai volvió a coger un hielo y se lo puso en el mismo sitio. Kyungsoo gritó y trató de moverse, pero su agarre en la cintura le dio la confianza de quedarse quieto. Sonrió ante su valor y se agachó para recogerle el agua que caía del cubito conforme lo iba rozando. Los gemidos y jadeos de él se intensificaron conforme iba ascendiendo con el hielo seguido por su boca que lo besaba y le daba pequeños mordiscos.



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En el texto hay: kpop, academico

Editado: 02.05.2022

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