Algo había pasado. No sabía bien el qué, pero estar en el coche con él camino de su apartamento no era lo que pensaba que harían el resto de la tarde.
Después de dormir unas horas, cuando Kyungsoo volvió a despertar, Kai estaba sentado en el sillón contemplándolo completamente vestido para salir. Él trató de parecer seductor para hacerle volver a la cama; en cambio, él le dio la ropa y le dijo que lo esperaba en el coche para llevarlo a casa.
―¿Ha pasado algo? ―preguntó de nuevo.
―No ―respondió él, una vez más. Esperaba que la respuesta hubiera cambiado desde los últimos dos minutos cuando la había formulado por primera vez, pero no había sido así.
―Si he dicho o hecho algo...
―No eres tú, Kyungsoo. No te preocupes.
―Dices eso, pero no sé a qué viene llevarme ahora a casa. Esta mañana dijiste que no lo harías.
―He cambiado de opinión.
―¿Por qué? ―preguntó exasperado.
―Pensaba que te gustó lo que hicimos.... lo que me hiciste. ―dijo más bajito enrojeciendo al recordar el juego con los cubitos de hielo.
―Y me gustó. Muchísimo. Pero esto se acaba aquí.
―¿A qué te refieres?
Kai aparcó el coche cerca del lugar que Kyungsoo le había dicho antes de montarse en el coche. Apagó el motor y lo miró. Suspiró varias veces antes de hablar.
―Soy tu profesor, Kyungsoo. No puede haber nada entre nosotros.
―Tanto tú como yo somos personas adultas. No es como si fuera menor de edad.
―Pero las reglas se aplican por igual. Y mientras yo sea tu profesor y tú mi alumno no sucederá nada más.
―¿A qué viene esto? Tú sabías que era tu alumno hace dos semanas cuando me llamaste a tu despacho y me hiciste... Lo sabías ayer y lo sabes hoy. Algo ha cambiado.
―No ha cambiado nada. Lo que ha pasado no debería haber ocurrido.
―¿Te arrepientes?
―No, por supuesto que no.
¡Maldita sea Kyungsoo, no intentes buscar una excusa ahora! ¡Soy tu profesor! ―Te quiero.... ―susurró bajando la cabeza y reprimiendo las ganas de llorar.
―¿Qué has dicho?
―¡Que te quiero! ―gritó él levantando su cabeza de golpe y mirándolo directamente.
―Kyungsoo... ―Kai extendió su mano hacia él para acariciarlo y hacer desaparecer la desesperación de su rostro, pero no llegó a tocarlo. ―Sal del coche.
Él abrió los ojos y perdió el control para controlar las lágrimas que se deslizaron sobre sus mejillas. Kai intentó cogerlo, pero abrió la puerta y saltó del coche corriendo hacia su apartamento. Lo vio alejarse de él mientras su corazón se iba con él. Apretó sus manos en dos puños y golpeó con ellas el volante maldiciéndose a sí mismo.
Kyungsoo corrió escaleras arriba limpiándose las lágrimas que le enturbiaban la visión. Llamó varias veces a la puerta y aporreó ésta con energía. Quería llegar dentro y derrumbarse, olvidarse de todo...
Un hombre con una toalla en sus caderas abrió la puerta disgustado y él lo empujó entrando dentro.
―¡Oye tú! ―le espetó.
―¿Kyungsoo? ―llamó Baekhyun que salía del baño con otro hombre. Corrió hacia él y lo abrazó. ―¿Qué ha pasado?
―Que soy idiota por enamorarme de él... ―contestó rompiéndose en pedazos.
****
Kai dejó el coche aparcado y llamó a la puerta.
―Kai, me alegra que hayas podido venir. Y de nuevo siento hacerte esto en Navidad.
―No pasa nada Ravi. Es algo que supongo le gustaría solucionar cuanto antes.
―Sin duda. No es lo que más conviene a la universidad, supongo que eres consciente de ello.
―Por supuesto ―convino entrando en la casa.
Ravi le indicó la dirección y entraron en el despacho de éste. Allí ya estaba presente otro hombre más que se volvió para encararse con Kai.
―Por favor, toma asiento.
Cuando los dos se sentaron, Ravi prosiguió.
―No sé si lo sabes, pero Jackson es el novio de mi hijo, Kai.
―No, es la primera noticia que tengo.
―Sí. Por eso te pedí que estuviera en tu clase en lugar de en la mía. Aunque no tenga relación conmigo, puede llegar a resultar extraño que el suegro le de clases a su yerno. Y más siendo el director de la universidad.
―Entiendo.
―Te aseguro que esto no es nada personal, Kai. Es solo que una agresión y las sospechas de que sales con un alumno...
―No salgo con ningún alumno ―cortó él.
―¡Lo vi subirse a su coche! ―exclamó Jackson levantándose de golpe.
―Jackson, siéntate ―le dijo Ravi. ―Solo estamos hablando. Como te dije por teléfono, esto no saldrá de aquí y trataré el asunto de la forma más discreta posible.
―¿Va a investigar?