Kyungsoo estaba atento al camino que tomaba Kai cada vez que giraba por alguna calle fijándose bien en las tiendas o en partes que pudiera identificar después.
―¿Qué miras con tanta intensidad?
―El camino a tu casa. No quiero que te me vuelvas a escapar.
Kai se echó a reír y quitó una mano del volante para atraer a Kyungsoo contra su hombro.
―Cariño, no voy a dejar que salgas de casa en días. No te va a hacer falta aprenderte el camino. Siempre estaré donde tú estés.
Kyungsoo se apartó de él tratando de calmar su propio corazón y el calor que tenía en el cuerpo. Apretó las piernas con fuerza y pegó la frente al cristal de su ventana para enfriarse. Si seguía así no llegarían a casa.
Quince minutos después, Kai aparcaba el coche en el garaje de su casa y daba la vuelta para ayudar a bajar a Kyungsoo. Lo cogió esta vez en brazos a pesar de las protestas de él, las cuales acalló con un beso largo y profundo que lo dejó sin oxígeno.
Subió con él las escaleras y lo depositó en el suelo de su habitación.
―Te he echado de menos ―le susurró al oído.
―Y yo a ti.
Kyungsoo fue hacia la cama, pero Kai le cogió la muñeca y lo detuvo. Una sonrisa llena de deseo y diversión junto a sus ojos lujuriosos eran lo que más llamaba la atención.
Tiró de él y lo empujó con suavidad hacia la pared, de cara a él, inclinándolo e inmovilizándole las manos por encima de la cabeza con una de sus manos mientras que su pierna le instaba a abrir las de él aún más.
Titubeó al notar el vendaje de su mano.
―¿Te duele?
―No, ya no.
―Baekhyun me dijo que fuiste tú quien le rompió la nariz a Jackson.
―Sí.
Kai le apartó el pelo de la nuca y lo besó provocando que temblara.
―¿Sabes lo condenadamente sexy que estás con ese traje?
―Quería estar guapo.
―¿Para quién? No sabías que yo iba a ir.
―¿Y quién te dice que te esperaba a ti? ―dijo él riéndose.
―Creo que te mereces un buen castigo por eso.
―¿Eso crees?
―Oh, sí... Eso creo, ―contestó entre risas.
Le acarició el muslo con la mano y fue bajándole el pantalón lentamente por su pierna. Avanzó hacia delante buscando esa zona de unión que palpitaba por su roce.
Los boxers estaban empezando a humedecerse y pasó uno de sus dedos por la punta del pene sin llegar a presionar, solo provocando. Kyungsoo se removió por esa tortura tratando de empujarse contra el dedo de Kai.
―Tranquilo... Todo a su debido tiempo.
Se mordió el labio tratando de ser paciente. Lo quería dentro ya, no esperar a que él disfrutara de su cuerpo. Como si lo hubiera escuchado, Kai acercó su cuerpo al de él y pudo sentir su pene ya duro presionando contra el trasero. Se frotó sobre él produciendo gemidos tanto de uno como de otro.
Cogió la cremallera del pantalón con la boca y comenzó a bajarla lentamente dejando al descubierto el cuerpo de él. Después se ayudó con la cabeza para ir apartando el pantalón besándolo, lamiéndolo y mordiéndolo en todas partes.
―Ka..Profesor... Por favor, te quiero dentro...
―¿Qué es lo que quieres dentro? ―preguntó sin dejar de besarle la espalda provocándole más fuego. ―Si no me dices lo que quieres no sabré qué meter.
Apartó con los dedos los boxers y le introdujo dos dedos en su ano. Él se puso de puntillas al notar la entrada de los mismos y se relajó mientras hacían maravillas dentro. Pero no era lo que quería.
―¿Quieres esto dentro? ―Kyungsoo negó con la cabeza.
―Quiero tu pene. Quiero correrme con tu pene dentro y sentir cómo te estrujo cuando eyacules.
Kai se rió en su oído por tal petición. Sacó los dedos de él que estaban llevándolo cerca del límite y soltó las manos aprisionadas para cogerle la camisa y sacársela por la cabeza. Kyungsoo mantuvo las manos pegadas a la pared mientras él se deshacía de la camiseta y le rasgaba los boxers.
― Te compraré los que quieras, ―le dijo cuando él gruñó al sonido de rotura.
―Ahora no te muevas de ahí.
El calor de su espalda desapareció de pronto y se sintió expuesto ante él. Lo escuchaba quitándose la ropa, pero no sabía si podía mirar o no.
Sintió a la vez sus manos sujetándolo con fuerza por la cintura y su pene empujando en la entrada del ano. Lo oyó gritar antes de que él también gritara.
―¡Córrete Kyungsoo!
Los brazos de él abandonaron la pared para sostenerse a la nuca de él. Apoyado en su torso, Kai le cogió una pierna y se la alzó para profundizar más su pene dentro de él. Lo embistió con dureza golpeándole con sus bolas. Sujetado como estaba, era incapaz de controlar cuánto se introducía en su cuerpo y el dolor y el placer se mezclaron por igual.