Cuatro meses después, Junio
―Kyungsoo, cariño, de verdad que me gustaría más que fueras sin ropa interior.
―Le dijo Kai mientras le apartaba de su camino los boxers para introducirle los dedos y frotar con ellos su ano.
―Y yo que no me arrugaras el traje. ¡Es mi traje de novio!
―Todo esto es culpa tuya; no puedo resistirme a ti vistiendo así.
―Se supone que trae mala suerte ver a la novia vestida antes de la boda, ―dijo él conteniendo sus gemidos.
Los dedos de Kai lo penetraban sin descanso mientras el pulgar mortificaba su pene. La lengua de él lamía el reguero de flujos que salía de su pene.
―Técnicamente estamos en la iglesia.
―Nada de técnicamente... Kai, estamos en la misma iglesia... ―replicó él.
Él le mordió las nalgas y Kyungsoo no pudo evitar gemir ante ello. El sonido se propagó por el eco.
―Controla tu boca Kyungsoo, o alguien nos descubrirá aquí.
―¿No puedes esperar a estar en casa?
―¿Y perderme esto? Ni hablar. Nunca tengo suficiente de ti.
―Vamos a llegar tarde. Ya es bastante duro que nuestros jefes sepan que buscamos lugares por el laboratorio para jugar como para tener a tu familia y a la mía buscándonos porque no llegamos a nuestra propia boda.
―Que esperen. Tenemos mejores cosas que hacer, ―contestó desabrochándose los pantalones y acercando su pene a la entrada de él.
Le subió las piernas y Kyungsoo entrelazó las mismas por detrás de su espalda para sostenerse. Sentía el calor que emanaba su pene y eso le hizo anhelarlo más. Kai lo penetró lentamente haciéndose de rogar mientras él se removía en sus brazos.
―Kai... ―Él se retiró hasta casi salir de Kyungsoo.
―¿Kyungsoo? ―arqueó una ceja y su semblante se endureció.
―Profesor...
―No sé si debería castigarte...
―¡Ahora ni se te ocurra hacerme algo! ―exclamó moviéndose y metiéndose el pene hasta la mitad. Apretó todo lo que pudo y Kai siseó.
―Me vas a volver loco... ―masculló entrando del todo en él.
Kyungsoo echó la cabeza hasta que tocó con ella la pared. Kai empezó a moverse con lentitud y subiendo en intensidad mientras él trataba de mantener el control.
―Me estás apretando Kyungsoo, ¿quieres hacer que me corra antes que tú?
―¿Lo consigo?
―Ni por un segundo... ―contestó aumentando la fuerza de sus embistes y obligándolo a darle todo el control gimiendo cada vez que chocaba con la base de su pene.
―Tengo algo que decirte... ―murmuró él entre jadeos.
―¿No puede esperar?
―Estoy embarazado ―soltó.
Kai perdió el ritmo de las embestidas y casi se vino en ese momento. Se controló antes de que él empezara a estimularlo con sus paredes anales.
―¿Qué has dicho?
―Que seguramente para Navidad tendremos que decorar la casa. Eso si quieres que tu hijo o hija celebre su primera navidad allí, ―respondió con una amplia sonrisa.
Kai lo cogió del cuello y lo besó con pasión. Embistió con fuerza para llevarlo hasta el precipicio de su orgasmo.
―Córrete ―le susurró y ambos se corrieron al mismo tiempo silenciando el grito de cada uno con sus propias bocas.
Salió de él y lo ayudó a recomponerse y alisar un poco el traje de novio que llevaba puesto.
―¿Estás bien?
―¿Lo preguntas ahora? ―dijo riéndose.
―¿Por qué no me lo dijiste antes?
―Era mi regalo de bodas. Se lo mucho que quieres una familia numerosa y creo que ya hemos empezado a crearla...
Lo miró con intensidad. Una mirada llena de afecto y amor.
―Soy el hombre más afortunado del mundo.
―No, soy yo el hombre más afortunado.
―¿Y eso por qué?
―Porque Papá Noel me trajo el regalo que le pedí.