Narra Brenda
Estábamos besándonos, era un beso increíble, mágico, eterno. Sentía que no quería soltar sus labios, que no quería salir de sus brazos. Por un momento, sentí que el mundo desapareció y que solo éramos él y yo. Ya no había dudas: ¡estaba completamente enamorada de mi profesor!
De golpe, comencé a escuchar una voz que me llamaba a lo lejos.
- Brenda... ¿Me escuchas? - Decía esa voz a la distancia.
Despertando.
- ¿Sí? - Dije nerviosa. Ahí estaba Ian enfrente de mí, su mirada era de preocupación.
- ¿Estás bien? - Dijo sentándose junto a mí. - Te dormiste por un segundo.
Sonreí nerviosa. - Estoy bien. ¿Qué pasó con la persona que estaba enfrente de mí? - Dije confundida.
- Nadie estaba enfrente de ti, Brenda - Dijo preocupado. - ¿Estás bien?
Tartamudeando, dije: - Estoy bien... Mmm, estoy algo cansada... Me quedé dormida un momento. - Dije nerviosa.
- ¿Estás segura? - Dijo preocupado. - ¿Quieres que te lleve a tu casa? Ya mi turno termina.
- Mm, no hace falta, tengo mi auto afuera. - Besé su mejilla. - Hasta mañana, Ian.
- Nos vemos mañana, Brenda - Dijo mirándome preocupado.
Durante el camino, no pude dejar de pensar en Alan. Estando en mi habitación, mientras pensaba y trataba de convencerme de que estaba mal, me di cuenta de que no podía evitar sentir lo que sentía.
- ¡Ya basta, Brenda! - Me dije mirándome al espejo. - Él es el profesor Freeman, no puede pasar nada entre nosotros.
- Quítatelo de la cabeza... - Me dije señalándome. - Concéntrate en tus estudios.
Toc-toc (golpean la puerta)
- ¿Quién es? - Dije nerviosa.
- Soy mamá, hija. ¿Puedo pasar? - Dijo con un tono preocupado.
- Sí, mamá, adelante - Dije nerviosa.
Entra. ¿Está todo bien, cariño? Te noto algo tensa - Preguntó preocupada.
- Estoy bien, mamá - Dije nerviosa. - En serio, no te preocupes.
- Acercándose a mí - ¿Segura? Sabes que puedes decirme lo que sea - Dijo mientras me abrazaba.
- Gracias, mamá. Lo sé - Dije respondiendo al abrazo.
- Estoy aquí para ti, hija - Besó mi frente y estaba por salir de la habitación.
Tartamudeando, dije: - Ma... mamá. Quería compartir con ella, pero no pude.
- ¿Quieres decirme algo, hija? - Dijo mirándome a los ojos.
- No... nada... olvídalo - Dije nerviosa.
- ¿Estás segura? - Preguntó preocupada. - Siento que quieres decirme algo.
- Eh... sí - Dije evadiendo el tema. - Mañana es el examen de literatura para elegir al estudiante que va a representar a la escuela en el concurso de México.
- Ah, eso es lo que te tiene tan preocupada - Dijo aliviada. - No te preocupes, hija, estudiaste mucho. ¡Sé que vas a ganar! - Acariciando mi cabello. - Y no viajarás sola, yo viajaré contigo y tu profesor de literatura también.
Tragué saliva. Se me había olvidado que el profesor de literatura viajaba con el estudiante elegido. - Dije mentalmente.
- ¿En qué estás pensando, hija? - preguntó mi madre, mirándome a los ojos.
- "Bueno, me gustaría ganar... ya sabes que esto mejoraría mi currículum académico", dije sonriendo nerviosa.
En mi mente, pensé: "Pero también me permitiría viajar con el profesor".
- Lo sé, hija... sé que es importante para ti mantener un buen promedio para entrar en tu universidad soñada - dijo mi madre con una mirada de orgullo -¡Y sé que lo lograrás! Descansa, mi niña - Me besó en la mejilla y salió de mi habitación.
Al día siguiente, llegué temprano a la escuela como de costumbre, y allí estaban el señor Kabana, la Señora Arriaga y Alan, que llegó al mismo tiempo que yo.
- Buenos días, Señorita Brown - dijo Alan nervioso.
- Buenos días, Profesor Freeman - dije yo nerviosa.
- Buenos días, Señor Kabana. Buenos días, Señora Arriaga - saludé sonriendo.
- Buenos días, Señorita Brown. Siempre es un placer verla temprano - dijo el director sonriendo.
- Buenos días, Profesor Freeman - dijo Alan mirándolo.
- Buenos días, Señor Kabana - dijo Alan sonriendo.
- Buenos días, señorita Brown. ¿Estás lista para viajar a México? - preguntó sonriendo la bibliotecaria.
- Ah, todavía no hemos hecho el examen para saber quién viajará - dije mirando al suelo.
- No necesito un examen para saber quién va a ganar", dijo sonriendo. "Estamos en presencia de la mejor estudiante de esta escuela - Me sonrojé y así fueron pasando las clases. Llegó la hora del examen de Literatura.
- Buenos días - dijo Alan sonriendo.
- Aquí está el examen para el concurso literario en México. Como saben, el mejor promedio será el que viaje - anunció el profesor Freeman.
- ¿Viajará usted con el estudiante seleccionado, profesor? - preguntó Natalia, con una sonrisa coqueta.
- Así es, señorita - respondió él con un tono amable.
- Entonces, espero sacar el mejor promedio - dijo con una sonrisa coqueta mientras Alan nos entregaba los exámenes.
- Pueden comenzar - dijo él sonriendo.
- Y cuando terminen, me los entregan y pueden retirarse - agregó sentándose en su escritorio.
Terminé el examen primero y me acerqué al escritorio de Alan.
- Aquí tiene, profesor Freeman - dije entregándole el examen - ¡Ya lo terminé!
- Muy bien, señorita Brown - dijo él, tomando el examen - Puede retirarse