Narra Brenda
La verdad es que Alan tenía razón... Reprimir mis sentimientos y verlo todos los días me estaba matando por dentro. Pero estaba haciendo lo correcto, o eso creía.
- Tienes razón... Esto nos está haciendo daño - admití, con la voz quebrada. - Será mejor que estudie yo sola.
- Esa tampoco es la mejor opción... Vine aquí para ayudarte... No te preocupes, trataré de reprimir mis sentimientos - dijo Alan, con la voz quebrada. - Podemos ir a estudiar a la biblioteca, a tu lugar favorito. Te vas a concentrar mejor.
- Perfecto - respondí, con la voz quebrada.
Decidimos ir a la biblioteca para estudiar. Alan tenía razón, en ese lugar podía concentrarme más, aunque él estuviera a mi lado. Entre el estudio y las actividades que mi mamá planeaba para cada día, la semana pasó volando. Antes de que me diera cuenta, ya era el día de la segunda etapa: el examen oral.
Al día siguiente, me desperté a las 6 a.m., tendí mi cama, me bañé y repasé lo que había estudiado. Después, fui a desayunar con mi mamá y Alan, procurando mantener la mayor distancia posible. A las 7:50 a.m., cuando ya habíamos terminado de desayunar, nos fuimos a la escuela.
- Buenos días, jóvenes... espero que se hayan preparado para esta segunda etapa - dijo el señor Escalante con seriedad.
- Hoy será el examen escrito... los llamaremos uno por uno por orden alfabético - continuó, con un tono afable.
- Este examen tomará más tiempo... así que por favor tengan paciencia - añadió, volviendo a su tono serio.
Así comenzó a llamar a todos los estudiantes que tenían el apellido con A, eran 5 chicos y 5 chicas, 10 en total. Sin darme cuenta, llegó el turno de la B.
- Brown Brenda - anunció el señor Escalante con seriedad.
No esperaba ser la primera, pero me dirigí hasta su escritorio. Me hicieron 20 preguntas, y respondí correctamente a todas.
- Muy bien, señorita... puede retirarse - dijo, manteniendo su tono serio. - Mañana daremos los resultados.
Salí al exterior donde me estaban esperando mi mamá y Alan.
- ¿Y cómo te fue? - preguntó mi mamá, ansiosa.
- Bien... mañana darán los resultados - respondí, sonriendo.
- Felicidades, Brenda - dijo Alan, manteniendo la distancia.
- Gracias - dije, conteniendo las ganas de abrazarlo. - Podemos volver al hotel - sugerí, casi suplicando.
- Claro, hija - dijo mi mamá, acariciando mi cabello.
Regresamos al hotel, merendamos, descansamos, vimos películas, almorzamos y más tarde cenamos, hasta que llegó la hora de ir a dormir.
Al día siguiente, como de costumbre, me levanté a las 6 a.m., tendí mi cama, me bañé, limpié mi habitación (aunque había ama de llaves, era mi costumbre), luego desayuné con mi mamá y Alan y para las 7:50 a.m. nos fuimos a la escuela.
- Buenos días, jóvenes - dijo el señor Escalante, sonriendo.
- Quiero felicitarlos a todos, estuvieron muy bien en el examen oral... Esta vez no hay un ganador - continuó, aún sonriendo. - Tenemos un empate.
- Van a desempatar en la etapa final... que comienza la otra semana - añadió, esta vez con seriedad. - Tienen una semana para prepararse.
- En la etapa anterior, por un punto extra, ganó la señorita Brown... Esta vez tenemos un empate. Veamos cómo les va en la etapa final - concluyó, con seriedad. - Pueden retirarse.
Todos salimos del aula y me encontré con mi mamá y Alan.
- ¿Y qué pasó? - preguntó mi mamá, ansiosa.
- A todos nos fue bien - respondí, sonriendo.
- Sabía que te iría bien - dijo Alan, evitando el contacto visual.
- Gracias - dije, de manera cortante.
Regresamos al hotel y descansamos un poco. Por la tarde, mi madre tenía entradas para el zoológico y nos fuimos.
Narra Alan
Nos fuimos al zoológico. Trataba de evitar el contacto visual, pero de un momento a otro, levanté la mirada y la vi hablando con alguien, un chico de su edad. Ella lucía esa sonrisa que caracteriza a mi Brenda, se reía y movía la cabeza de un lado a otro. Observé cómo él tomaba su mano, cómo miraba sus labios. Estaba seguro de que planeaba besarla.
Me pregunté, ¿dónde está su madre? Desvié la mirada y la vi a la distancia, sonriendo, como si le causara ternura ver a su hija hablando con un chico de su edad. Claro, para ella está bien que Brenda salga con jóvenes de su misma edad. Pero a mí me estaba matando. Me preguntaba, ¿cómo llegó este chico? ¿En qué momento se le acercó?
Narra Brenda
Cuando ingresamos al zoológico, Alan se quedó atrás, intentando alejarse un poco de mí. Al entrar, me quedé viendo la sección de las jirafas junto a mi madre, cuando un chico se acercó a mí. Debo admitir que era atractivo y tenía mi edad, pero no me atraía realmente. Sin embargo, me divirtió lo que decía. Mi madre se alejó sonriendo y se dirigió a la sección de elefantes.
- Wow, son más altas de lo que creí - comentó el chico.
- Son muy lindas... Me gusta que ninguna tiene el mismo patrón de manchas - dije, sonriendo.
- Oh, es verdad... Sí, son lindas - respondió el chico.
- Sí... La verdad es que las jirafas son más lindas en persona que en los libros - dije, aún sonriendo.
- ¿Sabías que las jirafas no tienen cuerdas vocales? - preguntó el chico.
- Lo sé... Las jirafas no tienen cuerdas vocales y producen unos sonidos básicos en tonos tan bajos que son imperceptibles para el oído humano - respondí, sonriendo.
- ¿Cómo te llamas, chica misteriosa? - preguntó, mirándome a los ojos.