Un Profesor Encantador

Capítulo 16: El amor es más fuerte

Narra Brenda

 

Alan se acercó a mi rostro y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Sentí que nada iba a evitar que sus labios chocaran con los míos. Me sentía como en un cuento de hadas, pero la música terminó, las luces se encendieron y nos separamos tratando de disimular que nada había pasado.

 

Pasaron las horas en el baile, nos divertimos y reímos. Más tarde, regresamos al hotel con mi mamá y Alan. Teníamos que empacar porque al otro día teníamos que regresar a Londres. Me quedé pensando en ese momento mágico que viví con Alan en el baile. Necesitaba hablar con él en un lugar donde mi madre no pudiera interrumpir. Me quedé pensando hasta que me dormí.

 

Al día siguiente, me desperté, tendí mi cama y me dirigí a bañarme. Luego, me miré al espejo y revisé mi ropa, zapatos y maquillaje. Revisé la lista de las cosas que ya había empacado mientras las lágrimas salían de mis ojos. Sentía muchos sentimientos encontrados. Por un lado, estaba feliz de volver a mi país, pero por otro lado, extrañaría estar en este país.

 

Después de desayunar, fuimos al aeropuerto. Esperaba tener la oportunidad de estar a solas con Alan. Parece que el destino quería ayudarme, porque cuando entregamos los boletos a la azafata, dijo que hubo un error. Mi boleto y el de Alan decían que estábamos en primera clase y mi madre estaba en turista.

 

Traté de evitar sonreír, pero no pude. Me tocó sentarme junto a Alan, lejos de mi madre. Mi madre trató de buscar una solución para sentarnos todos juntos, pero para mi suerte, no la encontró.

 

- Está bien - dijo mi mamá mirando a la azafata. - Por favor, cuida de mi hija. Ella se pone nerviosa si hay turbulencias - añadió mirando a Alan.

 

- No se preocupe, la cuidaré - respondió Alan.

 

Mi mamá me abrazó y luego nos fuimos a nuestros asientos. Cuando estábamos sentados, él tomó mi mano y me dijo:

 

- Sé que no debería decir esto, pero estoy feliz de que tu madre se haya sentado en otro lado

 

Yo lo miré a los ojos y sonreí.

 

- Yo también... necesitaba tener la oportunidad para hablar contigo - le dije.

 

- Entonces... ¿Qué querías decirme? - preguntó tomando mi mano y mirándome a los ojos.

 

- Yo... yo quería... yo quería decirte... que... - dije tartamudeando.

 

Él me tomó de los hombros y me dijo:

 

Hey... relájate... Mírame a los ojos y dime

 

Lo miré a los ojos y no pude decir nada. Me quedé en blanco, me perdía en sus ojos azules.

 

- Tal vez sea mejor que yo hable primero - dijo Alan acariciando mi cabello - Tengo algo que decirte y ya no puedo esperar

 

- ¿Qué tienes que decirme? - pregunté bajando la mirada.

 

Él levantó mi rostro con delicadeza, hizo que nuestras miradas se encontraran y dijo...

 

- Te amo, Brenda... te amo como nunca amé a nadie en mi vida. Te necesito como al aire que respiro. La primera vez que te vi, cuando llegaste temprano a la escuela, sentí como si me enamoré de ti. Estabas tan hermosa como una flor. Después tuvimos la oportunidad de conversar y al mirarte, sentí como si ya te conociera. Después todo se derrumbó cuando descubrí que eras mi alumna. Traté de reprimir mis sentimientos, pero no pude. Solo logré que crecieran más. Durante el baile, toda esa noche no dejaba de mirarte. Sentí algo que nunca había sentido por alguien, más que por ti

 

Yo lo miraba, tenía un brillo en los ojos cuando me hablaba. Yo sentía el amor en sus palabras.

 

- Sé que esto está mal, porque soy tu profesor, pero la verdad ya nada me importa, solo me importas tú y nadie más que tú - continuó.

 

Cuando terminó de hablar, lo que hice puede que pienses que es una locura, pero me abalancé a sus brazos y lo besé. Él me sonrió y me correspondió el beso.

 

- Te amo, Alan... te amo y ya no puedo reprimir mis sentimientos - le dije.

 

Nos estábamos besando...

 

- ¿Y ahora? - dije mientras lo besaba.

 

- ¿Y ahora qué? - dijo Alan besándome.

 

- ¿Y ahora que somos? - dije sin dejar de besarlo.

 

- Perdón - dijo besándome - me olvidé de preguntártelo

 

- ¿Preguntarme qué? - dije besándolo.

 

 - Brenda... mi Brenda, ¿quieres ser mi novia? - dijo sonriendo.

 

Sonriendo - sí... sí quiero - dije y nos besamos de nuevo.

 

Ya nada me importaba, solo quería estar con él.

 

- ¿No te asustan los aviones? - dijo Alan besándome.

 

- No... Contigo no - seguía besándolo - eres una ternura

 

- Tú también lo eres, mi amor - dijo besándome.

 

Qué bueno que nuestros asientos estaban separados del resto.

 

Una azafata pasó frente a nosotros y nos separamos.

 

- ¿Se le ofrece algo, señorita? - dijo mirándome.

 

- No, no gracias - dije.

 

- ¿Y a usted, señor? - dijo mirando a Alan.

 

- No, gracias - dijo Alan.

 

- Ok, si necesitan algo, no duden en llamarme - dijo la azafata y se retiró.

 

Los dos nos miramos a los ojos y sonreímos.




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