Un Profesor Encantador

Capítulo 18: El peor día

Narra Brenda

 

Había pasado una semana sin que me diera cuenta. Todo parecía ir a la perfección: estaba en mi último año de preparatoria, tenía las mejores calificaciones y un novio que amaba y que me amaba. Sin embargo, nunca imaginé que descubriría algo que haría que mi mundo se viniera abajo en un abrir y cerrar de ojos.

 

Todo comenzó un lunes. Como siempre, me levanté a las 6 am, arreglé mi cama, limpié mi habitación, me duché y preparé el desayuno. Mis padres se levantaron a las 6:30 am, justo cuando yo terminaba de desayunar. Me despedí de ellos y me fui a la escuela.

 

Como de costumbre, me encontré con el director, la bibliotecaria y el señor Freeman, también conocido como Alan, mi novio. Nos saludamos y, cuando la escuela abrió sus puertas, me dirigí al salón de Alan y luego a la biblioteca.

 

Las clases transcurrieron normalmente hasta que llegó la hora de Literatura. Como siempre, Alan dejaba una rosa en mi escritorio con una nota que decía: "Hoy también te amo".

 

Después de la clase, me dirigí a mi curso de primeros auxilios. Cuando terminó, fui al café & amor, hablé un rato con mi amigo Ian y luego me dirigí al departamento de Alan.

 

Ese lugar era nuestro refugio, siempre nos encontrábamos ahí. Pero ese día, mientras estábamos viendo una película, me di cuenta de que había olvidado las llaves de mi casa y tuve que ir a buscarlas a la universidad donde trabajaban mis padres y estudiaba mi hermana.

 

Mi padre es profesor de Matemáticas, mi madre es profesora de Química y mi hermana estudia Periodismo.

 

Todo comenzó como un día excelente. Estaba con Alan, acostada en su regazo mientras veíamos una película. Acariciaba su mano mientras él acariciaba mi cabello. Pero ese día se convertiría en el peor de mi vida.

 

- Me gusta esta película - dije, acariciando su mano.

 

- A mí me gustas tú - respondió, besándome la mejilla.

 

- ¿Te gusto mucho? - pregunté, mirándolo a los ojos y jugueteando con mi cabello.

 

- Me encantas - dijo antes de besarme en los labios.

 

Me levanté y me senté en sus piernas. Estábamos besándonos cuando mi teléfono interrumpió el momento.

 

- Me están llamando - dije, aún besándolo.

 

- No contestes - respondió, continuando el beso.

 

- ¿Y si es importante? - pregunté, sin dejar de besarlo.

 

- Está bien, contesta - dijo, desanimado.

 

- Solo será un momento - le aseguré, le di un último beso y contesté el teléfono.

 

- Hola - dije, tratando de mantener la compostura mientras Alan besaba mi cuello.

 

- Hola, hermanita, ¿Estás ocupada?

 

- Estoy en el parque leyendo. ¿Por qué? ¿Qué necesitas? - respondí, evitando que se notara el placer que sentía mientras Alan seguía besándome el cuello.

 

- Ay, hermanita, me olvidé una carpeta que tenía que presentar en la última hora de clases y no puedo retirarme de la universidad sin entregarla... ¿Podrías traérmela, por favor? No te pediría esto si no fuera importante.

 

- Está bien - respondí, buscando las llaves en mi mochila sin éxito. "No puede ser, me olvidé las llaves de casa."

 

- ¿Tú te olvidaste? - dijo Ingrid, sorprendida. - Tú, la señorita que nunca se olvida de nada - se burló.

 

- Siempre hay una primera vez para todo - dije, algo molesta. - Y sin llaves no puedo ir a casa.

 

- Ven a la universidad y te doy las llaves. Después vas a buscar mi carpeta.

 

- Está bien... voy para allá - respondí, desanimada.

 

- Gracias, hermanita - dijo antes de colgar.

 

- Me tengo que ir - le dije a Alan, abrazándolo.

 

- Sí... ya escuché. No quiero que te vayas - respondió, rodeándome con sus fuertes brazos.

 

- Yo tampoco quiero irme... pero tengo que hacerlo - dije. Nos dimos un último beso y caminamos hasta la puerta

 

- Te amo - dijimos al unísono. Me alejé caminando hacia atrás, lanzándole besos voladores hasta perderlo de vista.

 

Luego, me dirigí a la universidad y me encontré con Ingrid.

 

- Aquí estoy - dije, desanimada.

 

- ¿Por qué tan desanimada? - preguntó, entregándome las llaves. - Pensé que te gustaba la universidad.

 

Tomé las llaves:

 

- Ya traigo tu carpeta - dije y me fui.

 

Fui a mi casa, agarré la carpeta y volví a la universidad.

 

- Aquí tienes tu carpeta - dije, entregándosela.

 

- Gracias - respondió, tomando la carpeta.

 

- De nada... Ahora me voy a casa a descansar - dije, la abracé y me fui.

 

Caminaba por la universidad cuando vi la oficina de mi papá. La puerta estaba entreabierta y, como hacía tiempo que no le sorprendía en su trabajo, decidí entrar. Pero la sorpresa me la llevé yo.

 

- Sorpre..., - balbuceé, quedándome sin palabras al ver a mi padre en un comprometedor beso con una estudiante.

 

- Brenda - dijo mi padre, apenado. - ¿Qué haces aquí?

 

- ¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Preguntarme qué hago aquí? -, dije con lágrimas en los ojos.

 

- Déjame explicarte - dijo mi padre, nervioso.

 

La chica se retiró y quedé a solas con mi padre en su oficina. Discutimos fuertemente y salí de allí corriendo y llorando. Mi padre intentó alcanzarme, pero no lo logró.

 

Cuando llegué a mi auto, solo podía pensar en Alan. Solo quería estar con él. Fui a su departamento y no tardó en abrirme la puerta.

 

- Brenda, ¿qué haces aquí? Pensé que estarías en casa. ¿Te pasa algo? - dijo, preocupado al verme llorando.




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