Un Profesor Encantador

Capítulo 52: El comienzo del fin

Narra Brenda

 

Me sorprende cómo el tiempo ha volado desde que comenzamos nuestra relación. Nuestro noviazgo, nuestro matrimonio, está en su mejor momento. Pasamos todos los días juntos, ya sea en la escuela o en su departamento. A veces nos aventuramos a salir durante los recesos, aunque solo podemos hablar en secreto por temor a ser descubiertos. Estar con él es como recibir un pedacito del paraíso. Me siento completamente suya y él es todo mío. Alan siempre logra sorprenderme de una forma u otra. Recuerdo una semana en particular cuando encontramos un lugar apartado del bullicio de la escuela. Nos refugiamos en un rincón tranquilo de un parque cercano y nos entregamos a besos apasionados. La tensión y la tentación eran abrumadoras, pero decidimos esperar a tener un momento más adecuado y privado para expresar nuestro amor de manera más íntima.

 

Al día siguiente, en sábado, Alan me dijo que no podría verme porque tenía trabajo atrasado. Aproveché la oportunidad para pasar tiempo con mi familia. Las cosas con ellos van bien. Papá está viviendo con nosotros y estoy tratando de volver a la normalidad. A veces, él va a la escuela a charlar con Alan, lo cual es extraño, porque si él supiera la verdad, seguramente lo odiaría.

 

Narra Alan

 

Era sábado y sabía que no podría ver a Brenda. Estaba en plena semana de exámenes y tenía mucho trabajo atrasado por haber dedicado tanto tiempo a estar con ella. Pero cada vez que pensaba en Brenda, sentía una oleada de felicidad y gratitud por tenerla en mi vida. Cada día que pasaba a su lado, me enamoraba más y más. Su presencia me hacía sentir completo y seguro de que todo estaba bien en el mundo. Incluso recordando mis encuentros pasados con Laura, me di cuenta de que nunca había sentido lo que siento por Brenda. Ella es verdaderamente única y estoy agradecido de que Laura haya decidido dejarme, porque si no, nunca habría conocido a mi verdadero amor.

 

Estaba en mi departamento sumergido en mis libros cuando escuché un golpe en la puerta. No esperaba recibir visitas, así que me sorprendió ver a Laura parada frente a mí. Vestía de manera provocativa y su tono de voz era desafiante.

 

- Hola, Alan – dijo con un tono provocador que me hizo sentir incómodo.

 

Mi molestia se hizo evidente y no entendía por qué había venido a buscarme.

 

- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué viniste? – pregunté, tratando de ocultar mi irritación.

 

Laura respondió con un enigmático "Digamos que vine a... hablar", dejando un aire de misterio en el ambiente que despertó mi curiosidad y preocupación por lo que podría querer discutir.

 

Narra Alan

 

Sin esperar mi consentimiento, Laura entró a mi departamento y se sentó en mi sillón como si tuviera derecho a hacerlo. Su presencia inesperada y su actitud desafiante me hicieron sentir incómodo y molesto.

 

- ¿Y bien, qué pasa? – pregunté, manteniéndome de pie frente a ella, tratando de ocultar mi incomodidad.

 

Ella me miró con una sonrisa provocadora y luego soltó la bomba.

 

- Bueno, creo que seré directa... ¿Qué me dices de lo tuyo con Brenda? – dijo, dejándome atónito.

 

Me quedé paralizado, sin saber cómo responder. ¿Cómo sabía ella sobre mi relación con Brenda? Negarlo ya no parecía una opción viable.

 

- ¿De qué estás hablando? No tengo idea de lo que insinúas – respondí, tratando de ocultar mi nerviosismo.

 

Laura se acercó a mí, colocando una mano en mi pecho, y sus palabras resonaron en el aire.

 

- ¿Seguirás negándolo, cariño? – dijo con tono burlón.

 

Me sentí atrapado, sin saber qué decir. No entendía completamente qué sabía ella exactamente. Permanecí en silencio, congelado por la incertidumbre, mientras ella continuaba hablando.

 

- Sabía que entre ustedes pasaba algo. Es demasiado evidente. Pero dime, ¿sabes que lo que estás haciendo no está permitido? ¿Sabes que los padres de Brenda podrían demandarte? ¿Sabes que podrías terminar en prisión por esto? – reveló, dejándome aún más desconcertado.

 

- ¿Cómo lo sabes? – pregunté, sintiendo que negarlo ya no tenía sentido.

 

- Eso no importa. Fue más una cuestión de lógica. Cualquiera que los vea juntos lo sabría. No deberían ser tan obvios si esto es tan peligroso. Se nota a leguas... por la forma en que ella te mira y tú la miras a ella - explicó con una risa siniestra.

 

- Está bien, dime, ¿qué es lo que quieres? ¿Qué buscas con todo esto? - pregunté, tratando de entender sus intenciones y preparándome para lo que vendría a continuación.

 

Laura soltó una risa maliciosa.

 

- Primero, quiero saber... ¿Qué le viste a esa niña? ¿Una chiquitita tonta sin experiencia? - preguntó Laura con desdén.

 

- ¡No hables así de ella! - exclamé, defendiendo a Brenda con determinación.

 

Laura rió de manera burlona.

 

- Me da ternura cómo la defiendes... ¿No tienes conciencia de que ella es una adolescente y tú eres su maestro? - dijo, tratando de menospreciar nuestra relación.

 

- ¿Por qué no me dices de una vez qué es lo que quieres? - pregunté, sintiendo la urgencia de obtener respuestas claras y poner fin a esta situación incómoda.

 

Laura soltó una carcajada que resonó en la habitación, llenando el aire de una mezcla de malicia y satisfacción.

 

"Primero, quiero que trabajes conmigo. Ya te lo había mencionado antes. Fuera de todo esto, es una gran oportunidad", dijo, manteniendo su voz seductora y misteriosa. "Y en segundo lugar..."

 

Se acercó a mí, su rostro a centímetros del mío, buscando un beso. Su mano se deslizó por debajo de mi camisa, rozando mi pecho con un toque provocador. Sentí un escalofrío recorrerme mientras mi mente se llenaba de confusión y deseo contradictorio.




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