Narra Brenda
La pesadilla parecía no tener fin...
El invitado especial era nada más y nada menos que mi ex maestro de literatura y, por lo tanto, mi exnovio... Mi rostro debió haber reflejado el susto, porque Anabela lo notó de inmediato.
- ¿Estás bien? – preguntó, tocando mi hombro con preocupación.
Antes de que pudiera responderle, mi celular sonó. Era Alan, como todos los días, con su mensaje matutino. Solía leerlos, pero ya no más. Necesitaba olvidarme de él por completo, y eso no sería posible si seguía recibiendo sus mensajes.
- Sí, estoy bien, pero tengo que ir a terminar unos trámites. Nos vemos mañana, ¿está bien? - respondí con una sonrisa forzada.
Anabela me miró extrañada, pero asintió y se despidió de mí.
Decidí tomar una decisión importante: cambiar mi número de teléfono. Aunque me costaba trabajo, sabía que era necesario para ponerle un fin definitivo a Alan.
Después de eso, me dirigí a las oficinas donde había tramitado mi beca para Boston y mi inscripción en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Al llegar, busqué al encargado, el Lic. Max Miller.
- Hola, soy el Lic. Max Miller. ¿En qué puedo ayudarte? - me recibió con amabilidad.
- Hola, vengo a re-tramitar mi beca para Boston y mi inscripción para el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Las abandoné hace unos meses, pero ahora quiero ver la posibilidad de solicitarlas de nuevo... - expliqué con determinación.
El señor Miller asintió y me pidió que esperara un momento mientras terminaba de arreglar algunas cosas. Mientras tanto, mis pensamientos se perdieron en el remolino de emociones. Sabía que dejar atrás a Alan significaba también dejar atrás una parte de mi pasado.
En medio de mis pensamientos, escuché al señor Miller hablar con alguien en voz baja.
- Laura, ¿puedes ayudar a la señorita a llenar su solicitud? - solicitó amablemente.
- Sí, papá, yo la ayudo - respondió una voz familiar.
Levanté la mirada y ahí estaba ella, Laura, la misma Laura que había sido parte de mi historia con Alan. Nuestros recuerdos se agolparon en mi mente, y sentí una mezcla de emociones.
Cuando Laura me vio, su rostro se puso pálido y su expresión reflejó sorpresa y cierta incomodidad.
- Creo que regresaré después... - dije, sintiendo que la situación se volvía incómoda.
Estaba a punto de darme la vuelta e irme cuando Laura interrumpió mis pensamientos.
- No, no te preocupes. Soy profesional y estoy aquí para ayudarte. Por favor, dime ¿en qué puedo asistirte? - dijo con determinación.
Su actitud profesional me sorprendió, pero también me dejó con una sensación de curiosidad. ¿Cómo debería actuar yo frente a la persona que había sido parte de la ruptura entre Alan y yo?
- Quiero tramitar mi beca para Boston y mi inscripción para el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Pensé que el Señor Miller ya te lo había mencionado.
Laura asintió, comprendiendo mi solicitud.
- Entiendo. Mira, tienes que llenar este formulario. Si necesitas ayuda, estaré aquí para asistirte en todo lo que necesites.
Tomé el formulario que me entregó y comencé a llenarlo, tratando de evitar el contacto visual.
En ese momento, Laura rompió el silencio incómodo.
- Escucha, sé que esta situación nos resulta incómoda a ambas, pero quiero que sepas que me alegra verte bien.
Levanté la mirada, sorprendida por sus palabras.
- ¿Disculpa? - pregunté, confundida por su repentino cambio de actitud.
Laura suspiró, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.
- Si es necesario pedir perdón, lo haré. Después de lo que pasó esa noche con Alan, me sentí terriblemente culpable. La verdad es que la culpa fue toda mía, él no tuvo nada que ver. Fui yo quien planificó todo.
Mis ojos se abrieron de par en par, sin poder creer lo que estaba escuchando.
- Por favor, no intentes justificarlo ahora. Sé muy bien lo que sucedió, y Alan también estuvo involucrado. No fue solo tu responsabilidad.
Laura asintió, aceptando mi respuesta.
- De acuerdo, entiendo. Pero quiero que sepas que no quiero seguir sintiéndome así. Hace unos días me enteré de lo que ocurrió entre ustedes, y Alan está muy herido... Durante el tiempo en que estuviste en coma, él estaba sumamente deprimido. Parecía completamente destrozado.
La culpa se apoderó de mí, pero traté de mantenerme firme.
- Supongo que es la consecuencia de sus acciones - respondí, con un tono cortante.
Laura pareció reflexionar por un momento antes de hablar de nuevo.
- Yo creo que es amor... Cuando descubrí su relación, noté un brillo en sus ojos que nunca había visto cuando estaba conmigo.
La confesión de Laura me dejó perpleja. Era evidente que mi historia con Alan era mucho más complicada de lo que había imaginado.
- Sí, bueno, supongo que ahora que yo ya no estoy ni estaré con él, no habrá nada que impida que regreses con él - comenté con resignación.
Laura negó con la cabeza, refutando mi afirmación.
- Te equivocas. Creo que, después de todo, ustedes dos piensan de manera similar. Tú te vas a Boston y él, bueno, él acaba de renunciar ayer a la editorial. La próxima semana empieza la gira promocional de su libro. Quién sabe, quizás algún día se encuentren cuando él vaya a Boston...
Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendida por la información que Laura me estaba revelando.