Un Prometido a otro nivel (2p de Lpdg)

Prólogo

Narra Sara.

Miró mi reflejo en el espejo y ya no conozco la imagen o la sombra que esta ahí.

Mis ojos se ven más apagados, seguro de tanto llorar, mi piel esta blanquecina y he perdido un poco de peso.

Mi precipitada salida, fue lo mejor para todos; aunque tomé un vuelo a Francia dos semanas antes de que empezara el  nuevo ciclo, a consecuencia he tenido que quedarme en un hotel.

Brad no sale de mi mente en ningún momentos, cuando lo vi con Steve saliendo de ese hotel, toda mi vida se decidió. Alejarme de él es lo único que me devolverá a lo que era antes. Antes de que empezara toda esta locura de la prometida.

El sonido de una bocina me saca de mis pensamientos, el taxi ya llegó; recojo mis maletas y voy con cuidado por el lujoso pasillo del hotel, que por cierto fue un regalo de mi padrino Braulio.

Fue con la ultima persona que hablé antes de tomar mi vuelo, le conté la verdad sobre Brad y él ni se inmuto.

Brad de seguro debe de odiarme por decirle pero no sabia que hacer, ni como hacerlo asi que en medio de mi tumulto de emociones se me fue la lengua.

—Él te ama. —Braulio me repitió una y otra vez, pero a quién vamos a engañar él no me quiere como yo a él.

Por eso es mejor huir, esto no es para siempre, pero me dará algo de espacio para pensar y superar todo lo que siento.

Me despido del botones, el taxi va muy lento o eso me parece a mi. El aire se pierde en mis pulmones; la universidad es estilo medieval, muy bien conservada y cuidada. Estudiantes entran y salen, unos con maletas otros van en sus encuentros.

La nostalgia me embarga, aquí no tengo nada ni nadie, ¿quién me abrazara cuando me sienta sola? ¿a quién le pediré que me ayude a escoger que ponerme? a nadie.

Me paró frente a un cartel que indica las diferentes oficinas, caminó entre la multitud hasta que al fin llegó hasta la recepción. Mi francés esta algo mal pero al final logró que la recepcionista me entienda, esta me tiende un folleto junto con la llave de mi habitación; al parecer tengo una compañera. Los pasillos se me hacen interminables hasta que por fin encuentro la habitación.

Bloque C 402.

Introduje la llave en la cerradura mientras trataba que las maletas no sé me cayeran y no hacer el ridículo muy difícil pero lo logré, empujó la puerta con la cadera y me meto a toda prisa.

La habitación tiene dos camas, es grande, tiene un gran gabetero y un armario compartido. Pongo las maletas a un lado y me dejó caer en la cama.

Esté será mi hogar por cuatro años, cuatro tristes y solo  años.

El sonido del agua al caer despierta mis instintos, el sonido proviene del baño; la puerta esta en una esquina casi imperceptible por eso no lo noté antes. Recorro la vista por la habitación.

En unos minutos conoceré mi compañera de cuarto. Del otro lado de la cama no hay ropa, pero si esta tendida a diferencia de la mía. Me acercó al armario y revisó un poco.

El lado derecho esta vació, la pura curiosidad me obliga a abrir el otro lado.

B.K, enmarca un pequeño cuadro pegado de la puerta del armario, la fragancia que desprende la ropa se me hace familiar, pero no puede ser, seguro es obra de mi mente.

El sonido se detiene, mis nervios se pone de punta y trató de tranquilizarme, solo es alguien a quien nunca has visto, podría ser un asesino serial, pero no es.

¡Tranquila Sara!

La puerta del baño se abre y definitivamente no sé que hacer. Bajó la cabeza y hago que estoy arreglando mi ropa.

—Hola.—El murmullo ronco, me eriza la piel y paraliza todos mis músculos. Volteó lentamente sobre mis pies.

Unos hombros anchos reciben mis vista.

—Brad. —Mi voz es más una suplica que palabras, una  blusa resbala entre mis dedos.

—Hola Sara. —Termina de vestirse y sale de la habitación sin ni siquiera mirarme.

No sé el tiempo que duro mirando la puerta cerrada, la manija empieza a girarse y yo me precipito a dentro del baño.

¡No, no, no! recostada de la puerta me dejó caer y  me abrazó las piernas.

—¡Vete! —murmuro en voz alta, cuando escuchó golpes en la puerta.

—No Sara, ya te fuiste una vez, no lo volverás a hacer.—Sus palabras están llenas de dolor y despecho.

—¿Qué quieres de mi? —pregunto algo atónita.

—Que salgas de ahí.

—¡No! —De solo pensarlo me aterrorizo.

—Pues entonces considerame tu acosador personal. —Es lo último que escuchó antes de que la puerta central de la habitación se cierre y un profundo silencio llene todo el espacio



 

♥♥♪♥♥♪

Ya volvió mami Gaby con más acción para las niñas😁✌

 

 

 

Estaré actualizando de lunes a viernes a las 10 de la noche hora Madrid.

Gracias por estar aquí. 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.