Un reemplazo para el diablo

capitulo 8: El primer encuentro

Los estudiantes de la academia Baltazar miraban con temor en sus ojos al estudiante de 17 años que caminaba con una maliciosa sonrisa en su rostro por los pasillos de la institucion, el instinto basico para evitar problemas de los adolecentes les decia que no se debian relacionar con aquel chico; el rumor de la pelea que Bartolome habia tenido con Eleodoro se habia esparcido por el recinto más rapido que la velocidad del sonido y ahora todos tenian miedo de ser la siguiente victima de aquella bestia sin correa. Finalmente lo que muchos temian habia pasado, la jerarquia social donde el rico dominaba al pobre se habia roto por primera vez desde su fundacion; un estudiante becado se atrevio a golpear a uno rico sin recibir algun castigo por ello. Incluso los maestros, grandes genios contratados por su gran cantidad de logros academicos, temian por su seguridad y bienestar. Las miradas de ascos, desprecio y en menor medida lastima que antes iban dirigidas hacia el joven llamado Bartolome, se convirtieron rapidamente en mirada de temor y respeto hacia su persona. Los estudiantes adinerados veian en él un peligro andante que debia ser eliminado mientras que por otro lado los estudiantes becados habian encontrado una figura de rebelion, en contra del sistema, que los representaba y defendia.

- Ey mira, ¿No es ese él becado que golpeo a Eleodoro?- susurraba uno de los estudiante adinerado a su grupo de amigos. 
-¡Si es él...! No pense que lo veria caminar por los pasillos tan rapido, seguramente él director fue duro con él y lo regaño sin dejarle explicar lo ocurrido ¿creen que lo hayan expulsado?- respondia un chico rubio vestido con ropa de marca riendo entre dientes de tan solo imaginar que un becado seria echado de la academia

-No seas tonto ¿acaso no saben que aquel chico es el favorito de la presidenta? A menos que la academia cambie de dueño, Bartolome no sera nunca expulsado- indicaba un gordito bien alimentado

- Lo mas seguro es que si lo expulsen, por mucho poder que tenga la presidenta en este lugar, no creo que pueda evitar que lo expulsen. Despues de todo rompio varias reglas internas de la academia en un solo dia. Sin mencionar el hecho de que el padre de Eleodoro es un poderoso hombre de negocios que tiene muchos contactos influyentes. No creo que un hombre tan orgulloso como él permita que su unico hijo sea golpeado por un Don nadie , sin recibir castigo alguno. Seguramente hara que sus abogados intervengan para echarlo si es que la presidenta no actua antes- añadia un chico de lentes y pecas

-sin mencionar que el director North lo odia desde el fondo de su corazon- complementaba el rubio a los argumentos de su amigo. Era bien sabido que el director de la Academia Baltazar odiaba fuertemente a los estudiantes becados, su titulo de ser un educador elitista era algo que nadie podia negar, pero el hecho de que él odiaba fuertemente a Bartolome como individuo, solo servia para incrementar la idea de que este fue expulsado. Desafortunadamente nadie en el lugar sabia que en realidad aquel pobre y desdichado chico tenia bajo su control al director, como si este se tratara de un titere viviente o un perro bien entrenado; por lo que los rumores acerca de su expulsion no dejaban de ser una mera fantasia. Por fuera Bartolome era un estudiante promedio de 17 años, pero por dentro era un demonio feroz que disfrutaba del sufrimiento ajeno y que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de satisfacer sus deseos y darle sentido a su mundo.

.....

Pasaron los segundos, los minutos y las horas, hasta que las campanas comenzaron a sonar; dando un final a la jornada escolar. Los jovenes estudiantes salian por la entrada principal de la academia, algunos eran recogidos por lujos vehiculos manejados por choferes privados de agradable apariencia, mientras que aquellos que eran considerados de clase baja dentro de la jerarquia social que existia caminaba hacia sus casas. Bartolome camino tranquilamente en direccion al lugar que seria su hogar durante los proximos 365 dias, contemplaba con entusiasmo el mundo que podia percibir a traves de sus cinco sentidos, como si se tratara de un niño pequeño en una incursion hacia lo desconocido. Al llegar a su hogar quedo ciertamente desilucionado, habia visto anteriormente el lugar, pero ahora que tenia tiempo de prestarle atencion se daba cuenta de lo deprimente que era. La vivienda que se supondria seria su escondite durante un año, se trataba simplemente de una pequeña casa de tan solo cuatro habitaciones distribuidas equitativamente en dos pisos, estaba llena de parches y escobros por todos lados, lo cual permitia que el frio del infierno y el calor del verano ingresaran en el lugar facilmente. Aunque antes vivia en el infierno su estilo de vida alli seguia siendo el de un rey, por lo que esto significaba un cambio en 180 grados para él. Con cierto grado de descontento Bartolome ingreso al lugar donde su alcolico padre lo esparaba sentado en la entrada poniendose los zapatos; al parecer iba a salir a alguna parte. Apenas el nauseabundo hombre de 40 años identifico al muchacho comenzo a reir burlonamente y decir

- vaya hijo mio..., veo que finalmente lo has hecho. Me han llamado desde tu instituto para informarme de tu atrasó, seguramente seras expulsado por ello- decia riendo mientras se amarraba los cordones de sus mocasines y se ajustaba casi al mismo tiempo su mejor corbata- te lo tienes merecido, siempre has sido un altanero mirandome debajo de tu hombro por el simple hecho de estar en una buena escuela, cuando vaya mañana hare inmediatamente los tramites para transferirte a un colegio del sector donde yo creci, habra chicos más acorde a nuestros recursos, si tienes suerte tal vez puedas formar parte de alguna pandilla con futuro, incluso puedo presentarte a los delincuentes locales para que puedas echar buenas raices- añadia

- vaya buda gordo, veo que estas despierto, incluso podria decir que estas bien vestido ¿acaso a ocurrido un milagro?- respondio el muchacho tranquilo sin prestarle atención a las palabras provocadoras de su progenitor quien sabia perfectamente que su hijo odiaba la idea de ser igual a él




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