Un reencuentro navideño

La llegada

Capítulo 01

 

No puedo creer que esté en el primer vuelo que encontré en línea hacia Kansas; luché tanto conmigo misma para no volver al pueblo en navidad, pero aquí me tienes, yendo hasta allá. Porque juro que si algo le pasa a la abuela Chloe el año que viene, me lamentaré mucho no haber estado con ella en esta navidad.

Mi madre me llamó hace dos semanas, insistiendo en que fuera a casa y asistiera a la cena navideña, pero los recuerdos de hace dos años me hacían sentirme estancada y hecha un lío por pensar en volver. 

Por supuesto que he visto a mis padres en estos años, solo que… Yo les pago el pasaje para que me visiten. 

Me da pena volver al pueblo, sentirme juzgada por haber sido la chica a la que le rompieron el corazón antes de año nuevo. Quien estaba de lo más emocionada por su compromiso en la cena navideña de hace dos años. 

Sé que muchas personas hablaron hasta pascuas sobre lo ocurrido. 

Desde ese día no he vuelto a ver a Josh. Él se fue de Nueva York y nunca más volvió. Estaba tan despechada, que lo bloqueé de todas mis redes sociales. 

Por lo que: no sé nada sobre él desde hace dos años. 

Respiro hondo y dejo que mis nervios se vayan de mí, poder estar tranquila y llegar a casa como si todo estuviera estupendo en mi vida. 

Puedo hacerlo. 

El vuelo duró aproximadamente cuatro horas, finalmente estoy tocando el suelo de Kansas. Tomo un taxi hasta mi casa, y cuando el conductor se detiene frente a la casa de dos pisos a medio decorar con adornos navideños, siento que no puedo respirar. 

—Hemos llegado, señorita.

Escucho al señor decirme cuánto es el viaje, le pago rápidamente y él me ayuda a salir del auto. Todos mis movimientos claramente son por inercia, porque he perdido por completo mi cuerpo. Mi maleta está a mi lado, la tomo y comienzo a caminar hasta que llego a la puerta de la casa de mis padres. Mi casa. 

Trago saliva, y con el corazón acelerado, toco el timbre. Puedo oír pasos y voces detrás de la puerta, pero lo que no esperaba era ver a la persona que me la estaba abriendo.

Estoy estupefacta, sorprendida, asombrada. 

Llena de ira también.

—¿Qué haces tú aquí? —Inquiero de la forma más molesta posible. Nadie me había dicho que él vendría.

Bueno, tú tampoco avisaste que venías, Tábata.

—Tábata —dice casi en un susurro. Él también luce sorprendido.

—¿Hija? —Escucho a mi padre decir por detrás de la puerta. Puedo ver como asoma su cabeza por encima del hombro de Josh, mi ex—. ¡No puedo creer que hayas venido! ¡Tu abuela se emocionará por verte!

Miro de nuevo al hombre rubio que no ha quitado su mirada de mí.

—Hola, papá —lo saludo, intentando pasar a mi casa, por lo que Josh se aparta hacia un lado y deja que mi padre me dé un abrazo.

—Oh, estás delgada, pero hermosa como siempre.

Hago una mueca con mis labios por su halago.

—Pasa adelante, bienvenida a tu casa.

Mi madre sale de la cocina con un delantal, mis primas mayores también corren junto a ella para abrazarme y saludarme.

No puedo dejar de sentirme nerviosa. ¿Qué hace el innombrable aquí? ¿Después de tantos años?

Mis ojos se desvían al lugar donde está parado. Él no deja de mirar el arbolito de navidad que está a su lado. Se ve ajeno a lo que sucede en la sala de mi casa.

—Joshua, ¿puedes ayudarnos a traer la bandeja con frappé que hemos hecho? Por favor, cariño. —Le pide mi madre con un tono dulce y familiar.

—Tú habías dicho que no venías a casa —me dice, mirándome con una ceja enarcada—. No me veas así, él sigue siendo amigo de la familia.

—¿Amigo? ¿Luego de haber roto el corazón de tu hija en navidad e irse del país para no volver a hablarme más nunca? ¡Por Dios, mamá!

Realmente no puedo creer lo que mi propia familia me está haciendo.

Nadie dice más nada porque Josh viene con la bandeja de frappés de limón. En el ambiente hay un silencio incómodo, todos nos miran, giran sus cabezas de lado y lado. Miro a otro lado cuando Josh me tiende la bandeja para que tome uno de los famosos frappés que hace mi madre para su tienda.

No le digo ni una palabra. Ni siquiera sé qué hace, pero simplemente sigue caminando y le da el último vaso a una de mis primas.

—La abuela Chloe está en su habitación, por si quieres ir a saludarla —me informa papá desde el mueble donde está sentado.

—Por eso es que vine, a verla a ella —respondo, levantándome de mi puesto y dejándolos a todos en la sala. Camino refunfuñando hasta las escaleras.

—No puedo creer que de verdad ellos lo hayan dejado entrar a la casa. ¡Arg!

 Niego con mi cabeza varias veces, subo las escaleras y camino con pasos tranquilos hasta la habitación de mi abuela. Entro con sigilo, no quiero asustarla.




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