Un regalo inesperado para el Alfa

Visitando a buenos amigos


 

Elian

 

 

Conduzco hasta donde se me ocurre conducir sin rumbo alguno. Mi camino me lleva directo a la tienda de reliquias. El señor Jasper y yo nos hemos hecho muy buenos amigos con el tiempo. Él es mucho mayor que yo, y aunque no está solo porque él si tiene a su pareja, de alguna forma comprende mi soledad como nadie lo hace.


 

Estaciono frente a la tienda que parece dar la apariencia de algo muy antiguo y desordenado. Pera la realidad es que la tienda es muy acogedora y cálida. Me hace sentir como mi segunda casa. Me quedaría aquí por horas si pudiera, pero mis responsabilidades me lo impiden.


 

— Elian, muchacho, que gusto verte.


 

— ¿Cómo estas Jasper?

 

 

— Yo muy bien ¿y tú?

 

 

— Yo estoy igual que siempre. Aunque me gusta que me llames muchacho. Me hace olvidar la edad que tengo, que estoy solo y me hace sentir como alguien normal.

 

 

— Muchacho, eres un Alfa y tienes todo a tu alcance. Se que eso no te hará mas feliz ahora mismo. Pero deberías al menos intentarlo. Parece que ya te has dado por vencido con todo.

 

 

— Sinceramente, creo que así es.

 

 

— Pues no deberías. En el momento menos indicado puede llegar algo a tu vida. Y no te gustaría que te conocieran como un hombre derrotado. ¿Verdad?

 

 

— La verdad es que ya no lo sé. Creo que ya ni me importa.

 

 

— Elian, me alegra que hayas venido. Hace días que no te aparecías por aquí a visitarnos. Ya te echábamos de menos.

 

 

— Madeline, que hermosa estas hoy.

 

 

— Tú siempre tan adulador Elian.


 

— No es adulación. Es la verdad. Eres un afortunado Jasper.

 

 

— Si, lo soy.

 

 

— Por cierto, tengo algo para ti Elian. Déjame ver… mira, aquí esta.

 

Madeline me entrega una caja con algo que parece ser un reloj de bolsillo adentro. Es una pieza verdaderamente antigua y se ve que es muy costosa. Mi abuelo coleccionaba este tipo de objetos durante toda su vida. Pero él ya no está con nosotros. 

 

 

Hace mucho tiempo, en la gran guerra entre manadas, se perdieron muchas vidas. Por desgracia la de mi abuelo fue una de ellas. Yo apenas tenía como cuatro ó cinco años cuando eso. Intento olvidarme de ese recuerdo y me dedico a inspeccionar la pieza, mientras la puerta de la tienda suena indicando la llegada de alguien.

 

 

— Hola hermosa, tú otra vez por acá. ¿Qué necesitas hoy?


 

— Buenos días Madeline, y para usted también señor Jasper.

 

 

— Buenos días y que bonita sorpresa verte tan pronto.

 

 

Siento que la chica me observa, aunque no le presto nada de atención. Se que no son modales y menos si vienen de un Alfa. Pero estoy tan concentrado viendo las piezas de este reloj, que no quiero desenfocarme. Además, ya sé lo que me espera. Una mujer tal vez guapa buscando acercarse a mí. Lo mismo de siempre y por lo menos hoy no estoy para eso.

 

 

— Alfa Elian, que gusto verlo otra vez. Es un placer en…


 

— Si, igualmente.

 

 

El oro del que está hecho esta pieza es difícil de encontrar. Las manecillas son algo diminutas. Sin embargo, marcan la hora exacta. Es perfecto para la colección de mi abuelo. Una que por cierto yo seguí en honor a él. Se que es extraño, pero él siempre me decía que los relojes guardaban un gran significado. Un secreto por así decirlo. Él siempre decía que me hiciera siempre con el tiempo. Solo así podía controlarlo a mi favor.


 

— Dime linda, ¿Qué te trae por aquí?

 

 

— Ah si, quería saber si ya tienen el limbo giratorio y la aguja magnética que ordené.

 

 

— Que bien que hayas venido hoy. Porque de hecho anoche nos llegó junto con otros encargos.

 

 

— ¿Enserio señor Jasper?

 

 

— Si. Y déjame decirte que eres una chica muy afortunada. Esas piezas son difíciles de encontrar. Al menos diste con ellas.

 

 

— Se lo agradezco mucho. No sabe lo que eso sig…

 

 

— Disculpen que los interrumpan; ¿Pero cuánto quieren por esto?


 

Interrumpo a la chica porque su conversación me parece algo aburrida y sin sentido ahora mismo. Necesito adquirir esta pieza y eso es lo más importante para mí ahora. Le doy la espalda sin siquiera verla. No quiero darle ese acceso a mi vida y después que no me la pueda sacar de encima. A leguas se nota que es una habladora y siento que no deja de verme. Cosa que me tiene algo incómodo.

 

 

— No Elian, eso es para ti.

 

 

— No Madeline, dime cuanto necesitas. Pagaré por el lo que me pidas.

 

— Por favor, no te lo di para que lo compres. Es un obsequio. Por favor aceptarlo. Mañana es tu cumpleaños y también navidad y queríamos darte algo verdaderamente importante. Algo que no tuviera un significado solo de navidad por ejemplo.


 

— Gracias a ambos entonces.

 

 

— De nada Elian, tú te lo mereces.

 

 

— Ya me tengo que ir. Solo quería saludarlos un rato. Los veo esta noche. No falten por favor.

 

 

— No te preocupes. Allí estaremos.

 

 

— Yo también estaré allí Alfa Elian.

 

 

— Si, ok. Nos vemos entonces.

 

 

Salgo de la tienda aún observando el reloj que tengo en la mano. Es esplendido por todas partes. No hago caso al comentario de la chica, porque la realidad es que todos están invitados. Irá el que quiera ir y el que no pues esta bien también. Solo es una celebración por Navidad. Mis padres fueron los que quisieron organizar esto de todas formas. No podía decirles que no a mis viejos.




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