Un regalo inesperado para el Alfa

Un encuentro cercano


 

Elian

 

 

Adentrándome poco a poco en el bosque, me percato que no está tan cerca como creí. Pues ya llevo varios minutos caminando y tratando de perseguir esa luz que me está llamando.

 

No sé si sea algo bueno ó malo, pero estoy más que preparado para lo que pueda encontrar. Poco a poco los cantos de mis invitados se van escuchando cada vez menos. Lo que significa que ya estoy un poco lejos de la casa.


 

Camino unos cuantos minutos más. Me doy cuenta que esa luz me está llevando por el camino del río. Ese que utilizo cada vez que necesito relajarme. Cosa que pasa muy a menudo.


 

Según me voy acercando, voy escuchando algo. Cada vez la luz está más cerca. Siento que mi corazón se oprime y no encuentro alguna razón para sentirme mal. Cuando doblo a la derecha, veo a una chica sentada en una roca. Ella está de espaldas. Por ende no puedo ver su rostro. Pero algo sujeta ella en la mano. Algo que es lo que está irradiando luz por todo el bosque.


 

— Hola


 

La chica se asusta de momento. Ella salta de la roca y la veo cerrar algo. Cosa que provoca que la luz desaparezca Ella hace también un intento por secar sus lágrimas. Todo ese ruido que estuve escuchando era su llanto. Cosa que me hace sentir mal. No me gusta que los miembros de mi manada sufran.


 

Pero puede que ella sea una invita de otra manada. Pues su olor no me es para nada familiar. Aunque todavía hay una posibilidad de que si sea de aquí. Pero algo me dice que no es así.


 

La noche es bastante oscura y la luna brilla como nunca. No logro ver bien su rostro. Ella lo tapa un poco con sus manos. Tal vez intentando ocultar su cara roja. Cuando pienso que ya está calmada un poco, ella comienza hablar haciendo una reverencia.


 

— Buenas Noches Alfa Elian. Perdóneme, no quería molestarlo. Tal vez debí ser más discreta. Lamento que haya tenido que abandonar su fiesta por mi.


 

Me quedo maravillado por la cortesía de esta dama. Parece una mujer muy sencilla. No tiene el porte de arrogancia de las otras chicas que están aquí. Me está muy extraño que no sepa quién es ella. Observé a mis invitados y creo que no la ví a ella por nunca parte. Tal vez llego cuando me duchaba y fueron mis padres quienes la recibieron.


 

Ella sigue con la cabeza baja. Me acerco un poco más para cortar la distancia entre ambos. Quiero saber quién es y poder ver mejor su rostro.


 

— No te preocupes pequeña. Perdón que te llame así, pero no sé tu nombre. Creo que no eres de por aquí. ¿A qué manada perteneces?


 

La chica ahora está mirando de lado a lado y parece un poco confundida. Es una extraña actitud la que está mostrando ahora. Es como si ella no entendiera lo que le estoy preguntado.


 

— Yo…pues yo…


 

— ¿Si?


 

— Soy de Luz de Luna.


 

— ¿Qué


 

— Mi manada es Luz de Luna.


 

— ¿Eres de mi manada?


 

— Si


 

— ¡No puede ser posible!


 

La chica aunque ya está calmada, la veo soltar una lágrima que disimula un poco, ya que la seca rápidamente. Ella lleva un vestido largo color azul, con un escote en forma de corazón. Veo que lleva una especie de abrigo para cubrirse del frío


 

La veo que recoge una de las mangas, para mostrarme la marca de nuestra manada que lleva en la muñeca. Ella no me ha mentido. Ella si es de aquí. Incluso ahora que he visto la marca, puedo detectar que su olor en algún momento lo he sentido.


 

Los lobos podemos detectar eso. Lo que me extraña es que nunca se ha presentado a mi. Tal vez su esencia la he sentido como cualquier otra. Caminando por las calles tal vez o en alguna fiesta como esta.


 

Decido romper el espacio que queda entre nosotros dos. Pues su rostro aún me parece un poco oscuro. No la puedo distinguir bien. Puedo usar mis poderes de lobo, pero sinceramente ¿para qué? Ella está frente a mí y solo tengo que acercarme.


 

— Mírame por favor.


 

Ella levanta su rostro un poco apenada. Puede porque está roja por haber llorado y no quiere que la vea. Sin embargo, hace lo que le pido.


 

Cuando al fin veo su rostro, me quedo asombrado por su belleza. Sus ojos son de color miel. Su cabello es casi del mismo color. Es largo y tiene ondas muy hermosas. No es una chica que quiere ser ostentosa. De hecho ella es bastante sencilla al igual que su vestido.


 

Su piel es blanca y puede que tenga alguna que otra peca muy pequeña en su rostro. La verdad es que es muy hermosa. Su estatura es de un tamaño promedio. Ya que he tenido que agachar un poco la cabeza para poder verla bien.


 

Quiero levantar la mano un poco para tocar su piel, la tentación de hacerlo está ahí picando en la palma de mi mano. Pero no quiero abusar de mi poder de Alfa para hacerlo. Ella no parece ser el tipo de mujer que se dejaría tocar de alguien. Aún así sea algo inocente.


 

Creí haber bailado con todas las chicas esta noche. Pero a esta mujer no la reconozco. Significa que tal vez ella no es soltera y tiene su pareja. Eso me molesta por alguna razón.


 

— Alfa Elian, ya es medianoche.


 

— Así es pequeña. Ya es Navidad.


 

— Si ya es Navidad, pero también…


 

— ¿Qué?


 

— Feliz cumpleaños Alfa.


 

La chica extiende su mano para entregarme algo. Aún no veo lo que es, porque estoy perdido en esa mirada tan inocente que tiene. Una sonrisa se instala en mi rostro por primera vez. Es la primera vez que alguien me da un regalo y no me molesta. Al contrario, me encanta saber que esta chica me ha tenido en sus pensamientos para querer darme algo.




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