Un regalo para navidad

Epílogo

Llevábamos algunos años viviendo en este pueblo, recuerdo la noche en que llegamos aquí, la noche en que nuestro nuevo comienzo llegó envuelta en una caja de regalo lleno de sueños.

Después de años por fin me había animado a sacar las penas que aquejaban mi alma, ahora era madre y lo único que deseaba era que mi hijo jamás acoja en su alma el sentimiento del odio o rencor. Con el paso del tiempo aprendí a perdonar.

Emmanuel y yo pudimos comenzar aquí una familia, la gente del pueblo nos recibió con los brazos abierto, con el dinero de él, pudimos implementar varios proyectos generando empleos a los pobladores, es una forma de agradecer la generosidad que tuvieron para con nosotros.

Ahora nuevamente es navidad y como cada año realizamos una comida navideña, llenamos de regalos a los niños del pueblo y la gente brinda con nosotros por nuestra felicidad.

No pudo escoger mejor lugar para vivir.

Caminamos de la mano los tres, en medio nuestro hijo Jesús.

—Promete que no te enojaras. —Me dice con cautela mientras estamos por llegar a la plaza donde se realiza el convite anualmente.

—¿Por qué debía hacerlo? —Pregunto con cierto miedo, el jamás había usado estas palabras para mí.

—Mamá; papá y yo hemos preparado un regalo para ti. —Habla mi hijo de 5 años.

Desde aquí puedo escuchar a la gente cantar las canciones de navidad que me encantan. No sé porque de pronto la ansiedad invadió mi sistema. Algo se traen estos hombres entre manos y tal vez no quiero descubrir de que trata.

—¡FELIZ NAVIDAD!

Escucho el grito de la gente que ya se encuentra reunida y solo esperaban nuestra llegada para comenzar con la fiesta.

Conforme me voy acercando la gente, esta va abriendo camino para que pasemos, cuando todo se ha despejado puedo ver junto al árbol a dos personas paradas, los recuerdo perfectamente como si hubiera sido ayer que los vi por última vez.

Mi corazón se estruja, las lágrimas se hacen presentes.

Corro hasta llegar bajo el inmenso árbol, unos brazos extendidos me invitan a unirme a ellos. Mis brazos también los esperaban.

Nos fundimos en un abrazo cargado de emociones, mis sollozos se vuelven gritos desesperados, a ellos les pasa lo mismo.

Extrañaba el calor de estos brazos, extrañaba sentirme la niña que buscaba refugio en estas alas, cual pollito temblando de frio que buscaba el calor de su madre. Después de muchos años puedo nuevamente sentir lo que es abrazar a mis padres.

—Perdónanos. —Hablan entre sollozos los dos a la vez.

—Shhh, ya nada de eso es necesario, todos hemos recorrido un largo camino hasta llegar aquí, no es necesario pensar ni decir nada más, solamente pensemos en que por fin podemos estar nuevamente juntos.

Cada uno deposita un beso en mi coronilla.

Al poco rato Emmanuel y mi hijo se unen al abrazo.

Cada año recibo un regalo de navidad y después del que recibí hace años al buscar un nuevo comienzo, no había recibido un regalo tan grande como este.

Durante estos años de camino, entendí que el mejor regalo no viene envuelto en una caja con colores brillantes, ni tampoco es algo que puedes comprar, el mejor regalo de navidad es sentirte en paz, en familia y sobre todo repartiendo amor con la persona que amas, llámese hijos, padres, abuelos, esposo, amigos, a quien sea que ames.

Ese es el mejor regalo de navidad. Y en estos momentos yo lo tengo.

 

N/A:

Gracias por acompañarme en esta corta historia.

Los quiero ya aprecio, gracias por no abandonarme. Saludos y bendiciones mis queridos lectores, nos leemos la proxima y para finalizar solo recordarles que pueden visitar mi perfil pra concer  mis demas historias.



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En el texto hay: navidad, perdon, amor

Editado: 14.12.2021

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