Un Reino en Ruinas: torneo de dragones.

Tres.

El torneo se llevaba a cabo en la Arena del Amanecer, una gigantesca explanada circular rodeada de montañas, no muy lejos del Santuario, con gradas para la nobleza y el pueblo. El primer día consistía en una carrera de vuelo por los Campos de Ærios, las reglas eran fáciles: sin ataques, sólo velocidad y precisión.

No había tenido muchas oportunidades de volar con Ecliptharion varias veces, pero esto no iba a ser tan complicado, ¿verdad?

Muchos nobles se habían acomodado cerca de la Arena para disfrutar el espectáculo, el Rey Rupert se acercó hasta la barandilla de su palco y anunció el comienzo de la carrera.

—Estimados competidores —levantó sus brazos y miró al público —, mis queridos invitados. Los festejos por el torneo de dragones han coincidido con la unión de mí hija con su dragón.

Giré la cabeza para ver a mis oponentes. A mí izquierda estaba Oliver con su dragón detrás, éramos en total, seis competidores con sus respectivos dragones. Algunos eran Umbravius, otros eran los Aeronir y Vayrek. Por suerte ningún Drakaroth.

Distinguirlos no era muy complicado, los Aeronir eran casi celestes eran una especie rápida, mientras que los Vayrek eran completamente azules y eran los dragones de mar. Los Drakaroth eran los dragones de guerra, solían ser muy pesados y eran letales.

La multitud comenzaba a agruparse alrededor de la arena para admirar los dragones y los competidores, mientras yo sentía la pesada respiración de Ecliptharion detrás de mi, se estaba agitando.

Susurros de los nobles llenaban el ambiente, algunos hacían sus apuestas.

Padre se preparaba para dar comienzo a la carrera cuando una sombra gigante apareció de golpe sobre la arena. Un umbravius con una gran cicatriz en el estómago. <<Nyxir>>. El dragón aterrizó con un estruendo en la arena, levantando una nube de polvo haciendo temblar el suelo.

Será arrogante.

Nyxir emitió un rugido que llenó todo el aire, haciendo que algunos dragones resoplaran y que Ecliptharion gruñese. De los lomos del dragón negro descendió Rylan. El teniente Rylan Veyrion.

Un nudo se formó en mi estómago.

<<La próxima vez que me veas, tu ya tendrás un dragón y yo sólo seré un teniente…>>

Alejé ese recuerdo de mi mente rápidamente. ¿Qué hacía Rylan aquí? Se fue caminando hasta la altura del rey, sin voltear siquiera a mirarme. Ese traje sigue haciéndolo más guapo.

—Majestad —se dirigió a mi padre mientras hacia una leve reverencia —, lamento la forma de anunciarme, no quería llegar tarde a la carrera.

El rey Rupert asintió, claramente impresionado por la llegada, aunque mantuvo su expresión estoica.

—Teniente Veyrion. —Dijo padre, echándome un vistazo rápido para volver a concentrarse en Rylan. —Puede participar, vaya a su puesto, luego hablaré con su capitán sobre los retrasos.

Rylan volvió a pasar frente a mi y estoy segurísima que mis mejillas se tornaron rojas cuando me miró con esos hermosos ojos verdes. Dioses, volver a verlo hoy… Concéntrate Sapphire.

—Jinetes, a sus puestos— anunció el rey.

Trepé por las escamas de Ecliptharion y cuando llegué a mi asiento, allí me instalé.

—¿Lista para perder? —dijo Oliver en su tono burlón, ya montado en Ignis Cealer.

—Lo mismo te digo.

Juro por Nythera que no quiero mirar a mi derecha donde estaba el recién llegado teniente de la guardia dracónica.

Estaba concentrada en cómo sería la carrera cuando una voz que conocía a la perfección me sacó de mis pensamientos.

—El rojo le queda bien, princesa.

<<Elige el rojo>>.

—Gracias teniente —no lo mires, no lo mires, no lo mires. Lo miré.

Su cabello rojizo estaba mucho más corto que la última vez que nos vimos.

—Jinetes… —comenzó a decir padre mientras los dragones levantaban sus alas.

—¿Cómo has estado, Phire? —no le respondas, ignóralo Sapphire.

—…en sus marcas…

Ecliptharion gruñía por el acercamiento de Nyxir e Ignis Cealer.

—Veo que conseguiste a Ecliptharion al final…

Miré a mi derecha y vi el ojo azul de Nyxir observarme, esos ojos contrarrestaban los verdes de Rylan. Ojos que me miraron durante mucho tiempo y con los que siempre soñé.

—…listos…

—Parece que las personas regresan tarde o temprano, ¿no te parece, hermana? —Oliver sabía perfectamente quién era Rylan, por eso se reía.

—Los odio —hablé finalmente.

—¡Fuera!

Y mi dragón tomó la delantera.

El suelo desapareció bajo nosotros, Ecliptharion saltó al cielo con tal fuerza que sentí como el aire me arrancaba el aliento. Ignis y Oliver casi estaban a nuestra par.

El rugido de los dragones llenaba el aire, vi a Nyxir a nuestra par, con Rylan inclinado sobre su enorme cuello, susurrándole órdenes.

¿Ya había dicho que el traje le queda muy bien?

Oliver nos alcanzó y se puso a nuestra altura. —¿Aún no volvieron a hablarse? —Lo fulminé, sabe claramente que no. —¿Qué? No puedes enojarte con él toda tu vida, si no lo recuerdas, Rylan es el am….

—¡Cállate Oliver! —Le grité. Sabía exactamente lo que iba a decirme. Él era el único que sabía de esto. No es que esté enfadada con Rylan, pero es cómo él me dijo: los miembros de la guardia tienen terminantemente prohibido entablar una relación amorosa con alguien de la casa real.

Y, por todos los infiernos, yo seguía enamorada del teniente Rylan Veyrion.




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