Un Reino en Ruinas: torneo de dragones.

Diez.

—¿Cómo que violetas? —empecé a buscar algo en lo que reflejara mi cara. Quizás ellos quedaron impactados por el color descomunal del fuego de Thar y vieran eso en mis ojos, ¿cierto?

—Princesa, sus ojos son violetas. —Rylan se volvió formal, lo que me indicó que el rey ahora estaba detrás de mi.

¿Ojos violetas? Jamás, en ningún libro de historia se han visto ojos violetas. Para empezar, mis ojos no son violetas, son azules. Por Luna. ¿Qué era todo esto? Primero Ecliptharion se mete en mi cabeza y resulta que podemos comunicarnos perfectamente y hoy… hoy pasaron cosas raras en mi. Las voces, la furia desmedida hasta el punto de querer matar a alguien.

—¿Y ahora qué sucede, teniente? —consultó el rey. A lo que Rylan respindió poniéndose firme.

—Los ojos de la princesa, su majestad. —su voz sonó sería —Son violetas, mi rey.

Papa me tomó el mentón para mirarme a los ojos y tuvo la misma reacción que Oliver y Rylan. Con la diferencia de que recuperó la compostura más rápido.

Algunos guardias y manos derechas del rey se apresuraron en rodearnos y darnos la espalda en posición de defensa.

—Teniente Veyrion —papá me soltó y miró a Rylan—, escolte a la princesa Sapphire hasta sus aposentos y asegúrese de que nadie ingresé a ellos durante el resto del día. —Rylan asintió y se colocó detrás de mi. Luego Rupert me miró de forma inexpresiva. —Quiero que te limpies y descanses mi amor, Oliver y yo nos encargaremos de esto, ¿si, cielo?

Siempre se ponía así conmigo cada vez que algo malo pasaba. Sigue creyendo que tengo nueve años. Mh.

—¿Qué pasará con mi dragón?

Rupert giró para ver la gran bestia negra que estaba a un costado de ahora un muy enfadado Ignarth que no dejaba de gruñir ni de exhalar vapor.

—Los elarios van a curarlo. Vete a tu habitación ahora.

Hice una leve reverencia y me fui de la arena con Rylan a mis espaldas y dos dragones por encima de mi.

El camino hasta el castillo fue extremadamente silencioso, además de Rylan, nos habían escoltado dos miembros de la guardia dracónica y tres miembros de infantería. La cosa era sería, un miembro de la mayor casa rival de la casa Solaris había intentado asesinar a la princesa. Si Annelise sobrevivía, iba a ser juzgada muy duramente. ¡Annelise! ¿Habrá….?

—Mi fuego no perdona, Sapphire— dijo Thar a través del ¿vínculo? —Si no ha muerto aún, lo hará después.

—Lo sé, pero si ella muere… seré una…

¡Carajo! Ni siquiera podía decirlo. Yo le di la orden a Thar de quemarlos. Es mi culpa… quizás Annelise no tenía intenciones de lastimarnos, quizás su dragón obró por puro instinto y decidió atacarnos. ¡Por Myrena! Si ella vive decir su versión, haciéndome quedar como una asesina.

—¿Si te das cuenta que eres la princesa y que siempre será tu palabra contra la de ella, no? Sapphire, querían matarte, si ese dragón sobrevive, lo destriparé yo mismo. Necesitamos descansar.

—Está bien.

Cuando entramos al pasillo que llevaba a mi habitación, los guardias de infantería se quedaron en el pasillo con espadas en las manos. Los otros dos guardias se quedaron en la ante puerta de mis aposentos donde se quedaría Rylan. Ya dentro de la habitación Corina me obligó a sentarme sobre el taburete frente al espejo mientras ella corría a prepararme el baño. Rylan había entrado a mi habitación y se arrodilló a mi costado. Me miré en el espejo durante mucho tiempo, contemplando mis ojos (ahora) violetas. Eran sumamente extraños y particulares, no eran ni tan oscuros ni tan claros.

—Phire— su voz era dulce—. Lo has hecho bien hoy, te has defendido muy bien, ¿sabes?

Lo miré, su cabello cobrizo estaba despeinado e iba en todas direcciones, su traje y capa estaban marrones por el día. Aún así, no dejaba de verse bien.

Asentí. Él tenía sus ojos normales, ¿por qué yo no?

—Princesa—volvió Cori—. Su baño está listo. Teniente Veyrion, le pediré que se retire para darle privacidad a mi lady. Podrá volver después.

Cómo si Rylan no me conociera.

Él salió de la habitación y yo me fui rumbo al baño y me metí en la gran bañera de mármol que Cori había llenado con agua caliente, me quité las botas, el traje azul y así hasta que estuve completamente desnuda y me metí en el agua hasta estar completamente sumergida en el agua. Cori se sentó detrás de mi y empezó a tirarme agua en el cabello, la sangre tiñó el agua inmediatamente de rojo. Cori cambió el agua como dos veces más después de eso y ya no tenía rastros de sangre en el cuerpo, puse lavandas en el agua para relajarme un poco mientras frotaba la esponja sobre mis brazos.

—¿Por qué crees que hizo eso?—pregunté. ¿Por qué Annelise Dreymor sacrificaría su vida para hacer lo que hizo? Es decir, todos saben las consecuencias de atentar contra la vida de un jinete en el torneo, pero atentar contra una princesa de la casa real, ¿Qué se le cruzó por la mente?

—Conoce a los Dreymor, alteza. —respondió la rubia— Toda la vida han competido con vosotros para quedarse con el trono, ésta ha sido solo una de tantas veces. Lo curioso fue que decidiera hacerlo en el día del torneo estando usted con su dragón.

—Lo sé—repliqué. Pero aún así…—. La casa Dreymor había propuesto firmar un tratado de paz con mí casa, hasta donde sé, el rey la había firmado y estábamos en paz. —dudé —Había algo extraño en ese par hoy…Annelise tenía el cabello corto, siendo que ella presumía su larga cabellera y…

—Sapphire —me detuvo Corina—. Creo que esta situación la está consumiendo demasiado —dijo y agregó más lavandas al agua junto a un aceite de maderas relajante—. Será mejor si te relajas y no piensas mucho más en ello por hoy ¿si?

Asentí y me levanté buscando mí toalla.

Un rato más tarde me estaba cepillando el cabello mientras tarareaba una vieja canción que mamá solía cantarme.

—None ar oner, da nyth vaerlryn, Maerys da’ly a rhaedria da a none kaelor breight a deam va’ la neu… da nyth vaerlryn a Thyren skarab durath baerlorn a…




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